martes, 8 de septiembre de 2009

Un Custodio que avergüenza

From: Diana Canales

Tegucigalpa. Por Gustavo Veiga, diario Página/12. | 7 septiembre del 2009

El médico Ramón Custodio López es un funcionario hondureño que
patrocina al régimen golpista desde el lugar menos pensado. Se trata del
comisionado nacional de los Derechos Humanos, pero a juzgar por sus
declaraciones y sus actos, se parece más a uno de los militares que
secuestró en pijama al presidente legítimo, Manuel Zelaya.

En cada una de sus intervenciones desde el 28 de junio pasado, cuando se
instaló la dictadura, este hombre canoso, de gesto avinagrado y bigotes
tupidos, se transformó en una de las principales espadas del gobierno de
facto.

"Mal servicio le hacen al pueblo hondureño quienes se dan a la tarea de
reportar violaciones que no existen, con el propósito de ponernos ante el
mundo como un país donde impera y prevalece la ley de la selva, lo cual
no es cierto y de eso es consciente la mayoría del pueblo hondureño",
declaró allá por el 14 de julio.

El ombudsman o defensor del pueblo -también se arroga esos títulos- fue
expulsado por la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH)
por su declarada posición a favor del golpe y la Federación Iberoamericana
de Derechos Humanos exigió que se lo investigue "por sus actuaciones y
omisiones recientes".

Custodio López también integraba una comitiva de cuatro miembros del
régimen liderado por Roberto Micheletti a la que Estados Unidos le retiró la
visa. Pero ninguna medida lo intimida a este hombre que sufrió una
metamorfosis kafkiana cuando depusieron al presidente Zelaya.

Reconocido defensor de los derechos humanos desde comienzos de la
década del 80, había sido reelegido por el Congreso hondureño como
comisionado el 11 de marzo pasado, cuando Mel aún estaba al frente del
Ejecutivo.

"No nací para soportar ningún yugo, prefiero morir dignamente en
Honduras antes que ser objeto de chantaje y de coacción", denunció
ofendido, después de que le impidieran el ingreso a Estados Unidos. "El
único amo al que reconozco es al escritor bíblico, otros amos no los
conozco", aseguró con cierto toque de misticismo, como si se tratara de
una persecución religiosa contra él.

A no ser que fuera uno de ellos, Custodio López fue más lejos que los
propios ideólogos del régimen. Calificó públicamente de golpista a Zelaya
porque, entre otras razones, "intentó imponer a tres de sus abogados
incondicionales como miembros de la nueva Corte Suprema de Justicia..."

Se nota también que el comisionado nacional de los derechos humanos de
la dictadura tiene algo personal con Rigoberta Menchú, la Premio Nobel de
la Paz 1992.

En una de sus habituales diatribas contra quienes cuestionan al gobierno
de Micheletti, se preguntó desde la página oficial del organismo que
maneja: "¿Qué derecho tienen Rigoberta Menchú Tum y su grupo de
acompañantes guatemaltecos para desconocer e injuriar a la Corte
Suprema de Justicia y otras instituciones legítimas del Estado...?",
Custodio López se respondió solito: "¡Ningún derecho! Porque de tenerlo,
ella y su grupo de turistas serían superiores al pueblo hondureño y,
entonces, habría que declararlos soberanos de Honduras. Eso nunca,
nunca pasará".

Cuestionó también a la OEA porque "ha organizado a todos los países de
Latinoamérica en contra de Honduras", y tampoco evitó hacer algún
comentario xenófobo: "Critico a los que andan buscando esos techos
ajenos (por las embajadas de otros países) porque realmente estamos
solos ante el mundo, pero si Dios nos acompaña y si la verdad está de
nuestro lado y si es nuestro destino el que tenemos que definir, yo le pido
al pueblo hondureño que dejemos que los extranjeros se queden en sus
países..."

Prueba de la fe del converso que operó en este funcionario, es una noticia
publicada por la Federación Iberoamericana del Ombudsman, creada en
Cartagena de Indias, Colombia, en 1995, y que tres meses y medio antes
del golpe, lo describía como "el más reconocido defensor humanitario
hondureño, debido a su excelente e impecable gestión y a su lucha frontal
en defensa de los derechos humanos desde la década de los 80, cuando
prevalecía en la región la llamada Doctrina de la Seguridad Nacional".

Custodio López, por la ley orgánica del Conadeh (Comisionado Nacional
de los Derechos Humanos de Honduras), en su artículo 10, debería
haberse desempeñado "con plena autonomía en la defensa de los
derechos fundamentales y fortalecimiento del Estado de Derecho".

Los resultados de su gestión desde que se estableció la dictadura están a
la vista. Son difundidos con un lenguaje de barricada en la página oficial
del organismo, donde justifica la destitución de Zelaya: "Quiera entenderlo
o no la comunidad internacional, el pueblo hondureño ejerció el derecho a
la insurrección, no fue un golpe de Estado al estilo latinoamericano sino
que más bien fue para restituir el orden constitucional que el señor José
Manuel Zelaya Rosales como presidente estaba echando a perder y nos
echaba al precipicio".

Una perla de su pensamiento fariseo es el paralelo que trazó entre la
actual situación hondureña y la de otros países en el pasado: "Los pueblos
del mundo tendrán que entender que no quisimos llegar a los niveles de
Ruanda, de Yugoslavia y de la República Dominicana en 1965, que como
los pueblos del mundo no les resolvieron el problema tuvimos que
resolverlo nosotros mediante el principio de autodeterminación de los
pueblos". El párrafo textual puede leerse en la página www.conadeh.hn

Es parte del diálogo con un periodista anónimo. Este formato de entrevista
complaciente sobre distintos temas se repite por decenas en el mismo sitio
web.

Periodista: -En Honduras no hay inmunidad. ¿Por qué si había un delito no
fue la fiscalía y la policía los que se apersonaron a detenerlo y llevarlo a un
juicio (por Zelaya) como se hubiese esperado?

Dr. Ramón Custodio: -Porque él estaba atrincherado en Casa Presidencial
rodeado de gente armada, no sabemos de quénacionalidad, posiblemente
dispuestos a derramar la sangre de hondureños y había dicho
públicamente, quién me va a capturar. Entiendo que, por una excepción,
salió a su casa particular y entonces las circunstancias ocurrieron así."

No debe resultar sencillo descubrir a un funcionario golpista con un mejor
guión que el de Custodio López. Es el mismo hombre que lamenta "la
tergiversación maliciosa de los hechos por algunos medios internacionales"
y que ahora llama con una ansiedad imposible de disimular a votar el 29
de noviembre, porque "de las elecciones generales depende el destino de
Honduras. El abstencionismo es una enfermedad de la democracia que
merece ser atendido de emergencia".

Este personaje era respetado por ser uno de los fundadores del Comité
para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras (Codeh), creado
en mayo de 1981 y al que presidió durante dieciocho años. Ese organismo
lo denunció tras el golpe y dijo que su caso "es especialmente grave por
ostentar el cargo público de Defensor de los Derechos Humanos en
Honduras (Conadeh), pero que, al contrario, se ha convertido en el
negador de los Derechos Humanos de todos los hondureños".

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