viernes, 25 de septiembre de 2009

Triste papel el de los Candidatos.

Ocurrió  la visita de los candidatos (tradicionales los 4) al presidente Zelaya  en el embajada de Brasil. Ciertamente,  que calamidad de propuesta de estos personajes.  Siguen sin asumir que sus partidos se están convirtiendo en un cascarón y que la política es la dinámica de las ideas.

Pepe Lobo, con su retórica evasiva para no asumir ninguna posición incluso para no llamar presidente ni a Micheletti ni ha Zelaya, aunque apoltronado en los sillones de casas presidencial, sin duda se lo dice al impostor.  Salió hablando con su retorica bacía de Plan de Nación, para evadir el verdadero tema.     

Elvin Santos lo mismo o peor, diciendo  una cosa en la reunión pero tan salo salido unos metros de la embajada, diciendo que Micheletti es el presidente mediante “una sucesión constitucional”. ¿Qué se pude esperar de un candidato joven que ha optado por defender las ideas carcomidas en vez de la renovación.

Bernard Martínez ni siquiera recuerdo que dijo, pero sólo tengo que recordar lo que repite como loro en todos lo medios golpistas.

Pero el más triste de todos es Felícito. Es duro esto, pero es un tonto útil. Repite como muñeco de ventrílocuo lo que le toca en el guión de los golpistas. Es un apologista bien amaestrado de la imaginaria sucesión constitucional.  Habla como si representara un gran liderazgo y no es más que una pieza en los intereses de una oligarquía que en el fondo lo ve con desprecio por sus orígenes. ¿Podrá ser políticamente inteligente pensar que un partido emergente puede emerger siendo más de lo mismo? Es que esos cuatro candidatos, son sin duda golpistas y por lo tanto no pueden ser más que sus representantes. Están descalificados para ser facilitadores del dialogo.

La gran figura sigue siendo Mel Zelaya, quien da una gran  lección de humanidad al abrirle los  brazos  incluso a quienes han justificado el ametrallamiento de su casa y que lo hayan sacado amarrado para irlo a tirar fuera del país. Eso si, no renuncia a la reivindicación  de los cambios necesarios para una sociedad más justa.  

Wilfredo Godoy

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