Por Antonio Peredo Leigue
Septiembre 29, 2009
Que vuelva Manuel Zelaya a asumir la presidencia, con condiciones. Esta es la propuesta del golpista Romeo Vásquez, quien convenció al Tribunal Supremo de Justicia y al Parlamento, que respalden el golpe de Estado. Claro que no necesitaban muchos argumentos, pues todos los ellos estaban alarmados ante el impulso que le daba Zelaya a la política de gobierno. Y ahora, viendo que quedan sin respaldo, quieren negociar el retorno del presidente constitucional, poniendo condiciones.
A comienzos de los años ´60, derrocaron en Brasil al presidente Janio Quadros y le pusieron condiciones al vicepresidente Joao Goulart para que asumiera el gobierno. Esas restricciones permitieron, a los golpistas, prepararse mejor para instalar una dictadura que duró más de 20 años. Los democristianos, en Chile, le pusieron condiciones a Salvador Allende y en ese momento comenzó a rodar la bola de nieve que terminó en la sangrienta dictadura de Pinochet.
Hay otros ejemplos en la historia, pero basta con los señalados. Condiciones son restricciones. En este caso, quieren amnistía y perdón para los golpistas, mantenimiento en sus funciones y ninguna reforma constitucional. Sería más que suficiente para negarse a aceptar tales términos. Pero, no es sólo eso; además, le exigen a Zelaya que, reinstalado en la presidencia, se someta al juicio que, cobardemente, le instauraron los golpistas, luego de llevarlo hasta Costa Rica, transgrediendo todas las normas internacionales.
Quien propone, el general Romeo Vásquez, se negó a cumplir una orden presidencial y Zelaya lo destituyó. La Corte Suprema de Justicia invalidó la determinación y obligó a restituir al general subversivo. En cuatro días, Vásquez sacó al presidente del país y, en una farsa congresal, instaló a Roberto Micheletti en la presidencia. Con el mismo descaro con que ejecutó tales acciones, este mismo general dice ahora: "Nosotros, como institución, tenemos la obligación de apoyar a nuestros superiores..." agregando, para curarse en sanidad, "...en ese diálogo y los resultados del mismo"; se refiere al diálogo que propician los golpistas planteando una reposición restringida de Manuel Zelaya.
Las condiciones, si las hay, las pondrá el pueblo de Honduras que, durante tres meses, se ha ido forjando en la lucha contra la dictadura y está dispuesto, ahora, a hacer respetar su derecho a la libertad y a la democracia. No es posible, por supuesto, que los golpistas que se oponen a la incorporación de Honduras a la ALBA y rechazan el programa de provisión de petróleo proveniente de Venezuela, sigan gobernando con Zelaya ocupando el sillón presidencial pero, de hecho, como rehén de ellos.
Claro que esta situación tiende a modificarse visiblemente. Washington, que tenía sus propias condiciones, a través de la propuesta del presidente Arias de Costa Rica, se ha desenmascarado. En la OEA se negó a firmar un documento cuestionando las elecciones de noviembre que, como todos sabemos, están amañadas por los golpistas. Así quedó claro que quieren que Zelaya sea restituido sólo para que legalice esa elección cuyo resultado le será favorable.
Aún así, la tendencia mayoritaria en la OEA es a favor de un proceso realmente democrático que sea establecido con reglas del juego claras y que, sin ninguna duda, debe postergarse y reasumirse con nuevas figuras políticas. Debe quedar claro, también, que los militares, magistrados y parlamentarios implicados en el golpe de Estado deben ser sometidos a la justicia por los delitos que establezcan las leyes hondureñas. En esos términos, el referendo relacionado con la revisión de la Constitución Política del Estado será una decisión soberana del pueblo de Honduras.
lunes, 5 de octubre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario