martes, 6 de octubre de 2009

JOSÉ CECILIO DEL VALLE LA LIBERTAD DE IMPRENTA

Edición de Jorge Luis Oviedo

La Imprenta es el sentido universal del cuerpo político, así como el tacto es el sentido general del cuerpo humano. Su libertad es consecuencia necesaria de la falibilidad común. Es preciso permitirla, o decir que los que gobiernan no pueden errar.

Ella enfurece al espíritu orgulloso de dominación, porque le quita la máscara, ella intimida y desconcierta a la audacia y tiranía por la posibilidad sola de su vigilancia, pero estos temores que inspira son elogios serios, y una prueba más de su necesidad.

¿El primer peligro público no es siempre la tiranía? ¿El instante en que acaba de nacer un Gobierno no es el momento en que se debe velar más el ejercicio del poder confiado a los que mandan?

Cuando ya está consolidada una constitución, el tiempo ha hecho inmobles los límites del círculo dentro del cual deben moverse las autoridades, pero antes de consolidarse la Ley Fundamental, una ambición desordenada, una audacia feliz pueden fácilmente saltar aquellos límites o darles más extensión.

La razón como una antorcha se enciende en un espacio vasto y ventilado y muere reducida en un vaso estrecho.

Desde el momento que a un hombre restringen o encadenan la libertad de escribir garantizada por el pacto social, anuncian a la nación entera que el Gobierno se ha mudado o se va a mudar, publican indirectamente el manifiesto de la tiranía.

Fabricio Vejento había ofendido al senado con sus escritos. Se buscaban, dice Tácito, aquellos escritos y se leían con ardor; pero se olvidaron así que fue permitida su lectura. No son las calumnias, son los crímenes los que deshonran al poder supremo, la inepcia de los magistrados es la que los envilece.

Podría haber peligros contra una constitución o un Gobierno cuando una sola clase de escritores, o si se quiere un solo partido tuviese el derecho de publicar sus opiniones y pensamientos, pero si este derecho es universal, debe cesar todo temor. El mal que la imprenta pudiera hacer se destruye entonces por la facilidad de currarle.

Cuando el cuerpo legislativo o el Gobierno prohíben o restringen la libertad de imprenta, la prohibición o restricción solo es relativa a los ciudadanos. Los poderes legislativo y ejecutivo conservan aquella libertad; y si llegara a atacar los derechos del pueblo ¿Qué voz se levantaría en tal caso para reclamarlos?

No digáis que los tiempos borrascosos en que vivimos exigen medidas de rigor… vuestros raciocinios, cualquiera que sea el colorido que les deis, desaparecen ante estas cuestiones terribles,

¿Cómo se ha conservado la tiranía en todos los tiempos, en todos los pueblos? Por la esclavitud de la Imprenta.

¿Como se ha destruido la tiranía? Por la libertad de Imprenta.

En medio de tempestades de una revolución es precisamente cuando las pasiones aumentan su audacia y libertad… pero esas pasiones se neutralizan por su misma lucha… su vigilancia activa compensa y repara los males que hacen nacer.

Yo me extiendo más. El gobierno representativo ¿subsistirá en realidad cuando no hay entre los pensamientos de un Diputado y los del pueblo que lo ha elegido una comunicación abierta y necesaria? ¿Cuando los representados no ejercen una vigilancia general?

¿Cuándo no tienen el derecho de proclamar libremente o hacer que se proclame con franquezaza opinión nacional de que los representantes deben ser siempre órgano?

Se dirá que la Imprenta sirve de instrumento a algunos delitos…

Pero yo quiero que en vez de hacer una ley particular sobre el agente pasivo del crimen, se haga sobre el mismo crimen. Si se roba a un autor el robo de su trabajo este plagio debe ser determinado en el Código penal si se calumnia a alguno, esta acción debe también tener lugar en el mismo Código, etc.

Una censura necesaria y justa, se dice ¿no será para un hombre poderoso una provocación a la desobediencia? ¿Quién podrá, pues, seguir la cadena entre un escrito publicado y un atentado cometido? ¿Cómo osarás el intervalo que lo separa? ¿Quién os ha dicho que el proyecto del crimen no estaba ya en el alma del culpado? La presunción sola ¿será bastante para condenar? No basta haber sido ocasión del delito, es preciso haber sido causa de él. Yo tengo una vela en las manos y la destino a alumbrar. Si otro se quema con ella, ¿me creería autor del incendio?

Censurar o criticar una ley ¿es por ventura excitar a violarla? Si no es permitido criticar un decreto, ¿Dónde esta la libertad de escribir, si un autor puede ser cargado de cadenas por que un hombre desobedeció la ley que aquel ha criticado?

En breve se exigiría para todo lo que haga el Gobierno un respeto supersticioso; un decreto, una proclama, serían actos de fe o dogmas ante los cuales debería arrodillarse la razón.

Tú has decretado una ley injusta, yo la he criticado, otro la ha obedecido. ¿Quién es causa de desobedecía? ¿Tú, que has hecho la ley injusta, o yo, que he criticado tu injusticia? ¿Crees digno de cadenas al escritor enérgico que censura lo injusto? y tú que eres autor de la injusticia, ¿Cuál es el infierno que mereces?

Llamas desorganizadores políticos, denominas perturbadores del orden a los hombres justos que reclaman el cumplimiento de las leyes divinas, o humanas, eclesiásticas y civiles, y tú que las desprecias o has hollado, ¿Cuál es el nombre que debes tener?

En una nación que comienza ha existir, en un sistema que empieza a
formarse, debe haber inexperiencia, equivocaciones y errores. 1825, julio 13 (E P, 73-6).

La libertad de imprenta es la base grande de todas las libertades. No hay despotismo donde hay libertad de imprenta. Si han establecido sociedades para fomentar la agricultura e industria, para proteger los adelantamientos de la ciencia, de la poesía, de la elocuencia, etc. no será de la mayor importancia establecer una sociedad de amigos de la libertad legal de pensar; su instituto debería ser sostenerla en el país donde se halla establecido, y censurar a los que la opriman en otros 1829(E P, 220).

Una línea muy honda separa lo que es de lo que ha sido. Se estableció el gobierno popular representativo; y todo es publicidad en tales sistemas. Las cortes de España truenan contra la regencia, los virreyes y presidentes. En el parlamento de Inglaterra se habla públicamente de adulterio de la reina en el Congreso y Asamblea de Centro América se ataca muchas veces en sesiones públicas a los poderes ejecutivos. Las del poder judicial, abiertas también a todas revelan lo más escondido. La imprenta publica el origen más oculto y los procedimientos más ignorados de los gobernantes; y son diversos los autores que escriben contra las sesiones secretas, manifestando que no son conformes a un sistema popular representivo. 1833(CGH, 180-1).

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