La Organización de Estados Americanos (OEA), que ha sido criticada por su poca efectividad como árbitro en varios conflictos regionales, se juega su credibilidad en el diálogo iniciado este miércoles en busca de una salida a la crisis política en Honduras.
AFP Por Óscar Núñez Olivas
El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, cinco ministros de Relaciones Exteriores latinoamericanos, el subsecretario de Estado norteamericano para América Latina, Thomas Shannon, y otros cuatro viceministros Relaciones Exteriores participan como verificadores y facilitadores de las pláticas.
El nuevo intento se produce tras el fracaso de una primera misión de ministros de Relaciones Exteriores encabezada por el secretario de la OEA, que visitó Tegucigalpa en agosto con la consigna de revertir el golpe de Estado que depuso al presidente Manuel Zelaya el 28 de junio.
En esa oportunidad, la OEA se estrelló contra la irreductible posición del gobernante de facto, Roberto Micheletti, de rechazar cualquier solución que implicara la reinstalación en el poder de Zelaya, entonces en el exilio. La misión concluyó sin resultados y un sombrío informe de Insulza en el que reconocía que el margen para encontrar una salida democrática era "cada vez más estrecho".
El 21 de setiembre, el depuesto mandatario llegó subrepticiamente a Honduras y se refugió en la embajada de Brasil, lo que agudizó la crisis interna, a la vez que reactivó la diplomacia internacional y la esperanza de que la OEA pudiera jugar un papel determinante en la solución del conflicto.
Este miércoles la misión de la OEA llegó a Tegucigalpa precedida por un discurso mucho más cauteloso, que reconoce la voluntad de los hondureños -de las dos partes- como factor determinante del éxito del diálogo.
El primero en advertir que la OEA empeña su credibilidad en esta nueva misión ha sido Zelaya, quien le ha prevenido de no caer en "una trampa" del gobierno de facto, que pretende -dijo- aparentar voluntad de diálogo para "prolongar la dictadura por más de 100 días". "Alertamos a la comunidad internacional, a la OEA, que no se siga prestando a la maniobra", señaló Zelaya desde su refugio en la embajada de Brasil.
El especialista hondureño en derecho internacional Roberto Herrera Cáceres dijo a la AFP que "esta experiencia ha sido para la OEA un aprendizaje importante", pues finalmente ha reconocido que "el éxito de la solución nunca ha estado en sus manos, sino en manos de nosotros los hondureños". Después de esta crisis, "la OEA va a tener que reevaluar sus instrumentos, como la Carta Democrática, y pasar a una nueva etapa", si quiere salvar su credibilidad y "jugar un papel cada vez más importante para los pueblos (del continente) que es a los que representa, y no a gobiernos o a presidentes de turno", agregó.
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