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"Nuestra lucha sigue en ascenso y no vamos a descansar hasta que Manuel Zelaya regrese a la Presidencia y los golpistas salgan del poder", dijo el dirigente popular hondureño Juan Barahona.
La resistencia popular contra el gobierno de facto y sus acciones para que el presidente legítimo del país, Manuel Zelaya, sea restituido, siguen en ascenso, según informaron este viernes voceros del Frente contra el Golpe de Estado.
"Nuestra lucha sigue en ascenso y no vamos a descansar hasta que Manuel Zelaya regrese a la Presidencia y los golpistas salgan del poder", dijo el dirigente popular Juan Barahona..
El movimiento popular en apoyo a Zelaya, que ya cumple 47 días de protestas, ha resistido pese a la represión ordenada por las autoridades de facto, que ya se ha cobrado la vida de cuatro personas.
Barahona reiteró que la lucha continúa por la restitución de Zelaya, el restablecimiento del orden constitucional y la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente.
Afirmó que se mantendrán manifestando, alegando que la fuerza popular que respalda a Zelaya cada día se hace mayor.
"Por eso estamos en la calle, la resistencia va en ascenso, somos más los que estamos en las calles de diferentes ciudades del país", expresó Barahona.
Entretanto, este jueves cientos de hondureños marchaban por las calles de Tegucigalpa hacia la populosa colonia Kennedy, (en el extremo oriental de la capital).
Luego de conocerse de la detención en días recientes de 24 personas acusadas de delitos comunes en los alrededores del Congreso Nacional, las protestas se incrementan también en Choloma, a unos diez kilómetros de la ciudad de San Pedro Sula (norte), la segunda en importancia de Honduras.
Esta manifestación fue dispersada con gases lacrimógenos por la Policía, que además detuvo a por lo menos cinco personas.
Barahona, acusó a la Policía hondureña de "seguir reprimiendo las manifestaciones" de los seguidores de Zelaya, al tiempo que reiteró mantener la lucha sin descanso.
La represión de las fuerzas al servicio del gobierno de Micheletti ya ha causado cuatro muertes.
El primer caído fue Isis Obed Murillo quien perdió la vida el 5 de julio, luego de recibir un impacto de bala en el cráneo. El suceso se registró en el aeropuerto de Tegucigalpa después que las fuerzas militares abrieron fuego contra un grupo de civiles que esperaba el regreso del presidente Manuel Zelaya.
La segunda víctima fue el dirigente social y militante de izquierda Roger Bados, de 54 años, asesinado el 11 de julio por desconocidos a la salida de su casa en la norteña ciudad de San Pedro Sula. Bados participaba activamente en las manifestaciones contra el gobierno de facto de Micheletti.
A la lista fatal se unió el 25 de julio, Pedro Magdiel Muñoz, un joven simpatizante del presidente Manuel Zelaya cuyo cuerpo fue encontrado sin vida en la región fronteriza entre Nicaragua y Honduras con aparentes signos de tortura. Sus compañeros aseguraron que el muchacho fue detenido el día anterior por la Policía, versión que fue negada por las autoridades.
La última víctima fue el maestro Roger Abraham Vallejo, quien fue herido de bala en la cabeza durante una protesta en favor de Zelaya. Permaneció en coma tres días.
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