From: Nelly DelCid
Columna publicada hoy 29 de agosto en elPeriódico-Guatemala
Frente al discurso de la muerte
Las hondureñas están jugando un papel sobresaliente.
Por: Rosalinda Hernández Alarcón
Desde que se implantó –con el apoyo militar– un gobierno de facto en Honduras, se han incrementado las violaciones a los derechos humanos de las mujeres. Esto lo hemos constatado quienes participamos en el Observatorio Feminista en ese país. Durante nuestra visita recabamos testimonios y datos, además conversamos con representantes de variados organismos y presenciamos diferentes actividades. Nos comprometimos a difundir los hechos, los que también serán presentados en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Esta misión contó con varios apoyos (Iniciativa de Mujeres Nobel y la red “Las Petateras”).
Las observadoras partimos de que las formas de ejercicio de poder se manifiestan de distinta manera, si éstas se dirigen contra mujeres o contra hombres por la cultura patriarcal que predomina, y además porque quienes han ejercido la violencia son principalmente uniformados que recibieron entrenamiento para “derrocar al enemigo” o sofocar las manifestaciones de protesta, es decir, los agresores carecen de una perspectiva de protección de la ciudadanía ni de respeto a las garantías individuales.
Las 22 feministas (abogadas, periodistas y sociólogas) permanecimos una semana, tiempo en el que recabamos información que demuestra que la institucionalidad estatal protectora de los derechos de las mujeres está fallando en su cometido. “Cómo denunciar ahora la violencia intrafamiliar a esos agentes policíacos que reprimen nuestras acciones de protesta” (palabras de una lideresa de la alianza Feministas en Resistencia). En uno de los primeros reportes de esta observación señalamos que a las mujeres se les golpea principalmente el busto y los glúteos.
“Después del día del golpe empezamos a tener problemas con los militares, nos revisan todo, hasta nuestras partes íntimas... si nos veían con tenis no nos dejaban pasar, cómo es posible que en nuestro propio país nos limiten el tránsito, soldados han prohibido que nos vendan comida y agua, para hacer nuestras necesidades no respetan nuestra privacidad... el 30 de julio, me agarraron y me tiraron al pavimento, me golpearon, me insultaron en lo que más duele a una mujer... programas gubernamentales que estaban dirigidos a la población más pobre están suspendidos” (testimonio de una lideresa campesina del departamento La Paz).
Difundir estas violaciones a los derechos de las mujeres es muy importante en Guatemala porque recientemente algunos medios están abriendo las puertas a los defensores del Gobierno de facto, incluso dan espacios a empresarios hondureños, quienes se han convertido en voceros de Roberto Micheletti.
La represión contra la protesta social en Honduras ha provocado cuatro muertes, cientos de heridas y heridos, miles de detenidas y detenidos –Iris Villanueva fue violada sexualmente y le desfiguraron el rostro a Alba Ochoa–. El monopolio de medios tradicionales (entre ellos, ocho canales de televisión) continúa diseminando mensajes con mentiras, miedo y odio. En contraste, Feministas en Resistencia difunde un discurso a favor de la vida, la justicia y la libertad.
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