Por: Eduardo Alberto Ortega Sulbaran
El proceso transformador bolivariano como sabemos transciende fronteras suramericanas y del caribe y despierta conciencias en otros continentes, es por ello que de la misma manera como vamos ganando partidarios en nuestra revolución a nivel mundial, paralelamente la contrarrevolución bolivariana va incrementando adeptos con gran poder en cada rincón del planeta, no es una casualidad, ni un acto de magia el fenómeno. Los efectos de nuestra revolución tocan las fibras del mal llamado “orden internacional”, sustentado, cuidado y establecido por todas las poderosas fuerzas multinacionales oligarcas del capitalismo global.
El tropel de la marcha de cambio social revolucionario se manifiesta en una clara y palpable explosión popular a lo largo y ancho de nuestro continente, incluso dentro de nuestro mayor y declarado enemigo, los Estados Unidos llegan algunas reminiscencias, donde en el mismo se oyen gritos y exigencias que sólo se manifestaban desde que los movimientos sociales del pasado reciente proclamaban y luchaban por los derechos civiles de los sectores sociales tradicionalmente excluidos: pobres, negros, indígenas, etc. Son otros tiempos los vividos en este arco iris pleno de diversidades de pueblos y de pluralidades de ideas que van conformando la sociedad y que a su vez van perfilando un movimiento social de renovación y de cambios que se asemejan en sus propósitos a los acontecidos en las guerras independentistas y des-colonizadoras del siglo XIX en el continente americano.
Todo el fenómeno de ebullición revolucionario bolivariano y otros análogos en la región llevan de cabeza a los poderes económicos, políticos y sociales oligárquicos venezolanos, latinoamericanos, estadounidenses, europeos y otros, provocando un miedo, “un espanto vivo” en sus dominios que han desembocado en un “pacto entre ellos” que no se dice, pero que se supone estar en plena acción constante, dado sus manifestaciones claras con un sello inconfundible de contrarrevolución de gran calibre global, caracterizada en agresiones estratégicas bien pensadas y elaboradas en el ámbito nacional e internacional contra la revolución bolivariana y hacia toda esa marcha de transformación social continental y transcontinental. Dicho pacto encubierto entre los poderes oligárquicos actuales de “escala superior”, nos recuerdan por sus similitudes e intensiones a los acuerdos contrarrevolucionarios en la Europa del ayer contra el afamado proceso de transformación social francés, desarrollados en los últimos años 80 y principios de los años 90 del siglo XVIII, la cual fueron concebidos y aplicados por las monarquías hispanas, rusas y otras como las alianzas entre el emperador Leopoldo II, el rey Federico de Prusia y algunos otros príncipes, duques, etc. Esta última alianza de acuerdos contrarrevolucionarios fue plasmado para la historia en la afamada declaración de Pillnitz, interpretada y con razón por la Asamblea Nacional Francesa del entonces, como una auténtica declaración de guerra por representar claras y evidentes acciones conspirativas dirigidas y destinadas a desarticular, desmoralizar y destruir definitivamente la amenaza que suponía la revolución francesa para sus intereses monárquicos que ostentaban todo el poder en común acuerdo con otros sectores sociales de la época; organizándose y combatiendo con sus mecanismos e influencias todo avance revolucionario que a corto, mediano y a largo plazo les perjudicaría sus injustos y desiguales privilegios que iban indudablemente en detrimento del resto de la sociedad, haciendo que las minorías privilegiadas de la Europa del entonces, sumaran sin ningún tipo de tapujos y escrúpulos todo tipo de esfuerzos y artimañas para detener el empuje demoledor de la revolución francesa, obteniendo en este objetivo el respaldo del clero, la burguesía, las jerarquías militares, los comerciantes y otros privilegiados en Francia y en el resto de la Europa monárquica de ese momento histórico.
No fue una casualidad que la Asamblea Nacional Francesa y su pueblo percibieran en sus primeros años del período revolucionario, la conformación de un gran frente nacional e internacional contrarrevolucionario como los mencionados anteriormente, que viendo amenazado su status quo y su autocracia en general reaccionaban de forma perniciosa contra todas las grandes transformaciones sociales que se estaban llevando a cabo o se pretendían realizar por el valeroso pueblo francés y sus líderes revolucionarios; apuntando con decisión a despojar a todo el poder minoritario representado por la monarquía y sus rémoras que determinaban la vida de todos de forma in consulta, es normal que así fuera la respuesta de las minorías del poder monárquico, dado que la revolución francesa como sabemos destruía todo régimen que no estuviera bajo el formato revolucionario, la cual afectaba y erradicaba a un pequeño grupo de personas e instituciones “no sociales” que se habían apropiado de todos los privilegios y propiedades: la tierra, el comercio, la educación, la religión y otros ámbitos arrebatados al pueblo. La monarquía en Francia y en el resto de Europa en otras palabras, representaban un reducido circulo vicioso que formaban un feudo de poder hasta ahora infranqueable. Sin embargo la nueva concepción de Estado se estaba gestando entre las fuerzas populares y los personajes progresistas de la Francia del siglo XVIII. Los principios e intensiones republicanas planteaban de forma clara y frontal socavar los privilegios de las minorías en ese tiempo, por lo tanto toda la lucha del pueblo con sus líderes a la cabeza se esmeraron en la destrucción de un régimen que los sometían a los extremos de la penuria y la miseria. Sus cambios políticos, sociales y económicos planteados por la revolución, encendían y recorrían como una caballería las inmensidades de las conciencias, haciendo que cabalgaran hacia un cambio radical de rumbo y de destino a infinidades de personas y pueblos en la Francia del momento, luego afectaron al conjunto del continente y después repercutieron en el resto del mundo.
El motivo de traer este modesto fragmento de la historia de la revolución francesa del pasado, no es más que la de realizar un paralelismo entre todas estas coaliciones contrarrevolucionarias del ayer y enfrentarlas a un espejo contemporáneo entre las ya existentes oligarquías latinoamericanas e internacionales, que se esmeran en unirse y destruir declarada y agazapadamente, el avance revolucionario bolivariano y de otros movimientos transformadores en la región a todos los niveles, utilizando todas sus poderosas “armas disponibles”, dándonos dichas acciones una referencia aproximada con el objeto de medir y comparar con mayor precisión el calibre y las intensiones de la contrarrevolución que se está conformando y que sigue creciendo peligrosamente en la “américaindoafrolatina” y en el mundo, haciendo que su sombra y su poder se proyecte negativamente sobre la aceptable salud de la revolución bolivariana y de otros movimientos sociales revolucionarios anteriores y posteriores en todo el continente, constituyendo una nueva versión de las pasadas estrategias contrarrevolucionarias, pero que en realidad es más de los mismo, es decir, contraria al bienestar del pueblo y que atenta contra todo interés revolucionario en lograr atravesar en este siglo XXI las metas de la justicia y la igualdad social para todos los pueblos.
Hoy como sabemos son otros tiempos, pero pareciera que la historia nos hiciera vivir un capitulo repetido del ayer, guardando claro está sus aparentes cambios en los tiempos de hoy. La vieja estructura del poder del pasado monárquico se hizo obsoleta y por así decirlo se vio obligada a cambiar de formato y adherirse al poder actual de los señores feudales oligarcas del siglo XXI, una especie de “neo-monarquía” llamada e identificada por todos como OLIGARQUÍA, es por ello que en la actualidad el poder es otro o se esfuerza en serlo, la cual se ha transformado en una fase superior mucho más letal y poderosa, pero a su vez más sutil en su formas y sus modos de dominación y si se quiere casi o totalmente invisible para una gran mayoría del pensamiento de los pueblos. Lo que ayer fue un minúsculo circulo de comerciantes en Europa y en otras partes del mundo, hoy es un grupo reducido de familias ricas y poderosas esparcidas por todo el globo terráqueo, utilizando como escudo y palanca a sus empresas multinacionales y su sistema criminal capitalista para apoderarse del mundo, socavando el poder de los Estados-naciones y amenazando e imponiendo una “dictadura neo-aristocrática global” en plena efervescencia de nuestro tiempo. Dicha oligarquía es necesario decir que es fruto de una larga evolución comercial y financiera en el tiempo, dando como resultado a un hiper-poder más sofisticado y contemporáneo con conexiones en cada rincón del planeta y que actúa como un auténtico “gobierno invisible internacional”, mucho más organizado, estructurado y tecnificado, dotándole de todo tipo de mecanismos de coerción que le permiten una dominación mucho más compleja, sutil y elaborada hacia los pueblos.
La oligarquía internacional posee como nos demuestran sus acciones y su tejido empresarial, el control en los cinco continentes en todos los ámbitos: mediático, institucional, financiero, comercial, industrial, tecnológico, militar, científico, cultural, político, educativo, territorial, etc. Sus apéndices oligárquicos latinoamericanos son un buen ejemplo de ello, actuando siempre como centinelas de su sistema de control global, utilizando su indispensable “armamento mediático”, económico y otros para doblegar las voluntades de los gobiernos y sus pueblos. No son pocos los acontecimientos que hemos visto y vivido en la historia reciente de la revolución bolivariana en su estreno al final del siglo XX y principios del XXI, dejando clara evidencia de la ofensiva contrarrevolucionaria de los focos oligarcas venezolanos, de las oligarquías latinoamericanas y del mundo, entrelazándose y pactando para guerrear al unísono y presentar todo tipo de resistencia en lo siguiente:
1.Contra las nacionalizaciones que se realizan con el más fervoroso sentir patrio de los gobiernos revolucionarios y progresistas.
2.Contra la alfabetización de amplios y mayoritarios sectores de la sociedad.
3.Contra el desarrollo industrial con directrices más sociales y ambientales.
4.Contra el gasto público para saldar deudas sociales impostergables en el tiempo y en el espacio.
5.Contra mecanismos comerciales como el ALBA que utilizan un sentido de intercambio justo de mercancías y servicios, complementando la ayuda socio- económica de los pueblos.
6.Contra instituciones financieras como el Banco de Sur y el banco del ALBA que le dan independencia y soberanía económica a las naciones que más las necesitan.
7.Contra el sistema de ayuda de hidrocarburos como Petrocaribe y Petroamérica, dando soberanía energética a gran parte de países de la región con precios y tiempos de pagos solidarios.
8.Contra proyectos comunicacionales e informativos que rompen con el cerco y el monopolio oligarca de la comunicación e información, como Telesur, Tves, etc.
9.Contra programas de salud como Barrio Adentro y Misión Milagro dando salud, visión, medicamentos y en general salvando millones de vidas.
10.Contra ayudas humanitarias por catástrofes medioambientales y por guerras imperiales, donde se han enviado medicamentos, alimentos, agua, etc. a países como Haití, Perú, Bolivia Cuba, Nicaragua y más recientemente a Palestina.
11.Contra comedores populares y casas de alimentación donde comen gratuitamente infinidades de personas e incluso en muchos de los casos es su única opción de acceder a los alimentos.
12.Contra la independencia tecnológica con la adquisición y puesta en marcha del satélite Simón Bolívar.
13.Contra el sistema de mercados, mercadillos, tiendas de Mercal y Pdval, donde se alimentan la mitad de la población venezolana a precios solidarios.
14.Contra el desarrollo industrial.
15.Contra el desarrollo agrario.
16.Contra el despliegue de ayuda humanitaria para la liberación de colombianos retenidos por las FARC.
17.Contra el reparto equitativo de la riqueza nacional en el pueblo.
18.Contra todo interés nacional y beneficio del mismo.
19.Etc.
Hay que hacerse una pregunta obligada para comprender la naturaleza de la contrarrevolución: ¿que monstruo se puede oponer a tanto bienestar para la sociedad y la humanidad? La respuesta es más que evidente y obvia, la oligarquía nacional e internacional son los señores feudales del siglo XXI. Su aberrante oposición hacia la felicidad plena de los pueblos va más allá de la crueldad. ¿Porque tanto daño, miedo, conspiración y terror oligárquico?, porque ellos ven con la misma óptica monárquica del pasado, viendo amenazados y destruidos su infernal sistema criminal global por los indiscutibles avances de nuestra revolución bolivariana y las de sus aliados revolucionarios continentales, tales como Cuba, Bolivia, Nicaragua, Ecuador, etc. El tropel revolucionario de la actual República Bolivariana de Venezuela va progresivamente avanzando en lo social, en lo político, en lo económico, en lo tecnológico, en lo comercial con y para las mayorías de los pueblos olvidados, empobrecidos, saqueados, torturados, exterminados en esa historia de la cual pocos han escrito y hablado.
La Revolución Bolivariana conjuntamente con sus hermanos procesos en el continente se sobre-dimensiona, alcanzando fronteras y feudos hasta ahora sagrados para la oligarquía de la américa latina y la del mal llamado primer mundo, afectando intereses en todos los ámbitos, veamos algunos ejemplos:
a) Financieros: afectan el funcionamiento mercantilista del Fondo Monetario Internacional, banca privada mundial, Banco Mundial, mercado bursátil global, etc.
b) Institucionales: la actitud de los países revolucionarios es la de ser la vanguardia internacional en la exigencia de los cambios necesarios y urgentes en la Organización de las Naciones Unidas, Organización de Estados Americanos, etc.
C) Políticos: cuestiona, socava y deja al descubierto a la tradicional y hegemóníca política de la democracia representativa o falsa democracia de la Unión Europea, Estados Unidos, Japón, Israel, Australia, etc.
d) Comerciales : afecta el funcionamiento ventajista de la Organización Mundial de Comercio, Tratados de Libre Comercio estadounidenses y europeos, G8, G20, OCDE, etc.
e) Sociales: reduce las diferencias entre las clases sociales dentro de los mismos países en vías de desarrollo y a su vez entre los países pobres y ricos, desafiando la clasificación social y desigual establecida como ley de control y dominio por el capitalismo nacional y global.
f) Militar: Ha diversificado y modificado el mercado de compra y venta de armas, monopolizado tradicionalmente por EEUU y Europa, haciendo que nuevos proveedores entren en el suministro de armas en América latina, haciendo perder a los amos del mundo de esos países, sustanciales ganancias, de la misma forma los gobiernos progresistas y revolucionarios han cambiado y mejorado los ejércitos leales y patriotas de la región.
g) Otros.
Debemos estar definitivamente consciente que hoy la contrarrevolución se ha globalizado, que su mutación es evidente y que sobretodo su agresión se ha amplificado, participando en el “festín contrarrevolucionario” países latinoamericanos, multinacionales, familias ricas dentro y fuera de Venezuela, bancos internacionales, instituciones internacionales, centro de inteligencias de naciones y gobiernos foráneos, gobiernos locales de Venezuela e internacionales del primer y tercer mundo, monopolios mediáticos, partidos de derechas nacionales e internacionales y todo tipo de organizaciones de gran poder global. Podríamos afirmar incluso con seguridad que ellos luchan al unísono y coordinados en hacer de nuestra revolución un proceso nacional y que no salga de nuestras fronteras, aplicando a su vez un exterminio del proceso desde adentro, aislando y evitando toda salida de ideas revolucionarias que afecten sus feudos latinoamericanos como por ejemplo Colombia, Perú, Panamá, etc. gestionando y organizando todo tipo de cercos y estrategias en lograr ese objetivo, pero a su vez de forma paralela internacionalizan la “contrarrevolución bolivariana”, que de hecho es así y escenifican y construyen a diario una campaña de descrédito para fomentar el odio, la suspicacia, la desconfianza hacia lo que está pasando en Venezuela y en todo el continente. El conocido Pacto de Puerto Rico no es más que la punta del iceberg, existen otros pactos anteriores y posteriores de mayor envergadura en las oscuridades del poder oligarca nacional y global.
viernes, 18 de septiembre de 2009
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