La represión no logra acallar la resistencia
Durante toda la madrugada de ayer, cientos de zelayistas salieron en pequeños grupos a levantar barricadas y desafiar el toque de queda. Los rumores de desabastecimiento monopolizaban los medios de comunicación.
Por María Laura Carpineta
Tegucigalpa está militarizada y el presidente Manuel Zelaya, acorralado, pero aun así la dictadura hondureña no logra acallar a la resistencia democrática. Durante toda la madrugada de ayer cientos de zelayistas salieron en pequeños grupos a levantar barricadas y desafiar el toque de queda en los barrios de clase trabajadora de la periferia de Tegucigalpa, la capital hondureña. La policía informó que hubo dos muertos y los organismos de derechos humanos denunciaron decenas de heridos y detenidos. A mitad de la mañana todo había acabado; las calles volvían a quedar desiertas. Pero el presidente de facto, Roberto Micheletti, no respiraba tranquilo. Los rumores de desabastecimiento monopolizaban los medios de comunicación y los hondureños, inclusive los que aplaudieron la caída de Zelaya, se estaban empezando a inquietar. Por miedo a perder su único apoyo social, el dictador levantó el toque de queda durante seis horas e inmediatamente miles de zelayistas recuperaron el centro de Tegucigalpa. La única forma de pararlos fue con más represión, más heridos y más detenciones. Anoche los hondureños se fueron a dormir con un nuevo toque de queda.
(De Lara Pineda)
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