From: omar valladares
El matemático Jorge Romero, persona exquisita y gran lector, en un café de Tegucigalpa me prestó un librito titulado: Desobediencia Civil Y Otras Propuestas( lectura obligada en días de golpe), eran como las cuatro de las tarde en aquel cafetín donde nos reunimos en inverosímil tertulia, y digo inverosímil, porque la componemos matemáticos, economistas, filósofos abogados, místicos, políticos en retiro y yo modesto aprendiz de historiador, allí conversamos de todo, libros, política, filosofía y la misma vida , Otto Wise llega siempre con una torta deliciosa y el café suele volverse un manjar simple de resonancias caseras, aquí se puede hacer una compota entre el pan y el café, no importa la etiqueta .Desde la cuatro como apunte me ensimisme en la lectura del librito, no escuchaba la conversación, apenas atisbe una frase, un comentario sobre una chica de mini blanca, realmente repare en ella, y si, era bella como son las catrachas…. seguí ensimismado en la lectura.
El texto comprende varios autores entre ellos Henry David Thoreau, este autor vivió entre los años de 1817-1862, fue testigo de la institución esclavista y duro crítico de la misma, la premisa básica de Thoreau es que: La ley nunca hizo al hombre un ápice más justo, y debido al respeto que le infunden, hasta el mejor intencionado se convierte diariamente en un agente de injusticia (Thoreau et al p.33), cualquier coincidencia con lo que pasa en Honduras es fruto de la estupidez humana, pues donde entran en contradicción la justicia con la ley, hay que decantarse por la justicia, pero aquí el fariseísmo campea, esa lección entre lo justo y la ley la expone solventemente Miguel De Cervantes Saavedra, en el inmortal Quijote de la Mancha; cuando le juegan la broma a Sancho Panza con lo de ser gobernador de la Ínsula Barataria (no tengo la cita exacta del capítulo y vale mas así puedo fomentar la curiosidad por su lectura), y lo ponen a juzgar el caso de hombre que cruza un puente, donde el guardia le preguntaba al transeúnte a que iba al otro lado, si decía verdad pasaba, si decía mentira lo colgaban de una horca que estaba del otro puesto…..el viajero le respondió al soldado: voy al otro lado a ser colgado en la horca; el dilema era: si el viajero pasa, y no es colgado decía mentira, y como mentía debía ser colgado, y si era colgado había dicho verdad, ¡un quebradero de cabeza no!, Sancho Panza ordena que se le dejase ir, pues en casos donde la justicia y la ley entran en contradicción había que escoger la justicia, a mi me parece una gran lección, lástima que pocos leen a profundidad el Quijote.
Thoreau de manera admirable proclama que: Considero que deberíamos ser hombres, antes de ser súbditos. Lo deseable no es cultivar el respeto a la ley, sino al justicia, concluye Thoreau que: La única obligación que tengo derecho asumir es la de hacer siempre lo que considero correcto ( Thoreau et al.p.33). Hacer lo que se considera correcto es siempre difícil, requiere capacidades morales éticas y virtudes capitales de elevada prestancia, algo que no es muy frecuente, en estos días a no ser por los miembros de la resistencia contra el golpe que a diario demuestran su enorme civilidad.
La tertulia seguía y yo en la frenética lectura, pues el amigo matemático no estaba dispuesto a prestar su valioso libro, al menos no tuve la osadía de pedírselo prestado para leerlo en casa de manera más reposada, el cafetín lo cierran como a las 6 de la tarde, por norma general con los amigos nos desplazamos a un negocio donde se venden cervezas; y allí continúe en la lectura del texto, a la par que tomaba notas de él, notas que hoy cito y comparto con ustedes y díganme sino es un libro para ser leído por todos, a la cita cervecera solo llegamos cuatro compañeros, pedí una cerveza Imperial, brindamos alegremente, los amigos siempre en rica y fructífera charla yo con el libro….
Como periodistas claramente parciales con el golpe, y los políticos igualmente golpistas, proclaman la ilegalidad de la Resistencia, habría que ponerles a leer a Thoreau, cuando manifiesta que: Todos los hombres reconocen el derecho a la revolución; es decir, el derecho de negarse a obedecer el gobierno y resistirse a él cuando su tiranía sea enorme e insoportable.( Thoreau et al p.38), algo que la misma constitución hondureña asienta en su texto, que nadie debe obediencia a un gobierno impuesto por las armas.
Otro de los autores compilados en el libro es Ralph Waldo Emerson (1803-1882), quien en su ensayo hace énfasis en el individuo, en sus capacidades de crecimiento moral y espiritual, Emerson es lectura obligada para los religiosos que toman partido en cuestiones políticas, olvidándose que la espiritualidad o la filosofía perenne como le gustaba decir a Huxley: consiste en asegurar al individuo su camino a la divinidad, sea esta musulmana, judía, cristiana o budismo zen .
Emerson tristemente aseveraba estar: impedido de hallar a Dios en mi hermano, porque él ha cerrado sus propias puertas del templo, y recita meras fabulas sobre el Dios de su hermano o de los hermanos de su hermano ( Thoreau et al p. 115). Si habían escépticos antes del golpe y que aun aspiraban a una comunión con la espiritualidad, estoy seguro que después de ver los ejemplos de piedad cristiana de individuos como el cardenal Rodríguez, creo se han alejado mas del umbral de los templos. La situación política como la vivida hunde en la desesperanza a los ciudadanos en Honduras, donde ya no se puede hallar respuestas en la religión, en las instituciones de gobierno, en las leyes, queda entonces volver al campo de la filosofía y del pensamiento humanista, que tiene verdaderos ejemplos para sobrellevar estos difíciles días. Emerson recomienda al lector lo siguiente: Abreva en las sencillas y nobles regiones de tu vida, y obedece tu corazón, y reavivaras la raíz del mundo ( Thoreau et al p.124).
He admirado y leído a muchos pensadores y filósofos, no con la regularidad que quisiera, pero lo poco que he leído me permite aseverar, que en estos momentos debemos volver a estos textos, pues nos dan en primer lugar: claridad de pensamiento, actitud crítica y consciente sobre la realidad, imperturbabilidad del alma y firmeza del carácter, virtudes necesarias para sobrevivir a la barbarie de estos golpistas.
Omar Aquiles Valladares
Historiador
miércoles, 9 de septiembre de 2009
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