Saludos desde el MPP
MOVIMIENTO POPULAR PACIFISTA
Luis Méndez
Mi nombre es Blanca Rosa Arias Guzmán. Tengo 68 años y vivo en Tegucigalpa. Estoy en Ocotal, Nueva Segovia por un deber y por un compromiso con mi patria. Para impulsar a los jóvenes que todavía no acaban de entender lo que nos está pasando. Para apoyar a aquellos que están presentes en esta lucha. Como persona de la tercera edad tenemos el deber de enseñarles a que los demás tienen que respetar sus propios derechos. A sentirse que son hondureños. Mi familia y y yo tenemos un negocio, una pequeña microempresa en Tegucigalpa. …y estábamos escuchando, orando y escuchando las noticias desde el primer día del golpe de estado.
Para llegar hasta aquí entramos por otro rumbo, no por la carretera que va hacia Danlí y el Paraíso, y hoy estamos aquí haciendo resistencia en Nueva Segovia. No nos dimos por vencidos y buscamos otro camino el día de la caravana que traía alimentos recolectados en radio globo. Caminamos y dejamos el carro a donde podrían cuidarlos y empezamos a caminar y caminar, llegamos a una casita y una señora nos hizo tortillas. Dormimos unas dos horas, sin desvestirnos. Traía conmigo a 10 jóvenes incluido mi hijo quien manejaba el microbús y seguimos caminando y caminando por la cordillera de Dipilto en compañía también del compañero escritor Tito Cardona. Como yo era la única mujer me dieron calambres en los pies. Al darme calambres me tiré al suelo, descansamos a orilla de una quebrada, siempre en Honduras. En el transcurso del camino mis compañeros me nombraron como su comandanta…entonces soy de las mujeres que si me dan una posición, la agarro y la ejerzo. Como me encontraba enferma los mandé adelante para que buscaran un burro o un caballo y regresaran a traerme. En ese lapso tuve la oportunidad de bañarme y orar pero tengo un hijo que no me deja sola y me acompañó. Dios me acompaño, me quito los calambres, luego llegaron mis compañeros con un burro y me llegaron hasta el rio Grande. La gente campesina de Danlí, del El paraíso fueron amables, me dieron café y jugo y me prestaron el burro para llegar hasta la frontera hasta donde llegamos. A mis 68 años hasta ahora veo esto. Cuando pasé la frontera me sentí una mujer libre. Al pasar la guardarraya fue un cambio total. La forma en que me recibió la gente en Nicaragua fue una colaboración total. Como a 100 metros alcanzamos a un joven que nos tuvo miedo. Llegamos a una cosa que son liberales nicaragüenses y también ellos nos atendieron bien porque los mismos nicaragüenses estuvieron en Honduras a allá nos atendieron bien cuando la guerra me dijeron.
Es importante decir en esta entrevista que los hondureños que estamos en Nicaragua no estamos armados. Esa es una mentira. No tenemos armas y si esta multitud de jóvenes entra hoy a Honduras van a ser acribillados con la escusa de ser un frente armado.
Cuando nuestro Presidente entre al país, nosotros estamos listos para entrar pero los organismos internacionales deben acompañarnos para protegernos porque nuestra lucha es pacifica. De dignidad.
Somos miles que estamos de este lado y necesitamos protección porque esta lucha no la vamos a dejar.
Le agradezco al pueblo nicaragüense que ha sido solidario con nosotros. Y le decimos a nuestros hermanos hondureños que están al otro lado de la frontera que de aquí no nos vamos hasta que nuestro presidente regrese a Honduras. Estamos en pie de lucha.
martes, 4 de agosto de 2009
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