Por: Mario Ardón Mejía
A 40 días de lucha y sufrimiento del pueblo hondureños en las calles de pueblos y ciudades y ante la despiadada represión del ejercito y de la policía, el señor sacerdote darwin andino segundo a bordo en la cúpula de la cúpula reaccionaria de la iglesia católica hondureña, se ha manifestado en los peores términos de irrespeto a la vida, al menospreciar las vidas de los hondureños que vienen siendo victimas mortales de la represión militar y policial. Jamás, ni en los tiempos de los años ochentas tuvimos dentro de la iglesia católica una jerarquía tan irrespetuosa de la vida. Esto en vez de amedrentar al pueblo hondureño, mas bien, lo pone en predisposición de la peligrosidad de una jerarquía eclesiástica partidaria de la represión y del uso de armas mortales contra el propio pueblo del que se manifiestan ser luz y guía, pero con estas actitudes y declaraciones, este pueblo preferirá caminar fuera de la fé profesada por estos farsantes de la divinidad.
A estas alturas el Pueblo Hondureño ya se ha enterado de sus verdaderos enemigos (sacerdotes y jerarcas de la iglesia católica, militares y policías golpistas, empresarios de familias de ascendencia extrajera que con su apoyo y financiamiento del golpe, quisieron hacer de nuestro país una propiedad solo de ellos). Con ello también se están llevando de encuentro la profunda y manifiesta voluntad histórica de los hondureños de construir una patria común para todos y no para unos pocos que siempre han desestimado y subestimado a un pueblo noble y generoso.
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