From: Ovideo Cubias
VENTANA DE PAPEL
Desde New Orleans
Desde la madrugada del domingo 28 de junio los autores del golpe de estado y enemigos de la democracia, han cometido muchísimos errores que los tienen en un callejón sin salida y a una sociedad sumida en la zozobra y desesperanza por las medidas represivas implementadas por el ejército y la policía.
Error tras error, por ignorancia o desinformación, tienen al gobierno de facto metido en un callejón sin salida y al pueblo hondureño, en una de las crisis más profunda de su historia que lo está orillando al precipicio de la guerra civil.
Desde las primeras metidas de patas dadas por el efímero canciller golpista Enrique Ortez Colindres, hasta las rabietas de Micheletti en contra de del Secretario General del organismo multinacional Miguel Insulza, los golpistas han creado sus propias condiciones para que los repudien y rechacen nacional e internacionalmente. No se necesita socavar la estructura golpista desde fuera porque ellos mismos, con su tozudez e ignorancia propician todas las condiciones para que la ciudadanía los señale como tales y adopte posiciones de rechazo y desaprobación.
Micheletti y sus seguidores, son enemigos del diálogo porque su conducta es sectaria y consideran que la otra parte está obligada a aceptar sus obtusos puntos de vista. Por esta razón, la mediación del presidente tico, Oscar Arias, fracasó en sus primeros intentos, porque según los que detentaron los poderes creen a pie juntilla que les asiste la razón al romper el orden constitucional.
La mediación solicitada por la Secretaria de Estado Hilary Clinton para lograr un gobierno de conciliación nacional le ha dado largas al asunto, porque desde un principio se sabía que ambas partes no iban a ceder en sus pretensiones e intereses.
Al haber pasado mucho tiempo, desde el golpe, los hondureños han profundizado sus odios y la resistencia lo que sin lugar a dudas, coloca a la sociedad hondureña ante un peligro inminente de guerra civil e insurrección armada, que traería como consecuencia la ruptura total de la paz, tranquilidad y el derramamiento de sangre hermana que en nada beneficiaría a los hondureños.
Volver al diálogo, opina el presidente Obama, es necesario y urgente, pero desde luego éste debe ser para resolver y no el de sordos que más bien complica las situaciones y aumenta el grado de la confrontación. El diálogo es un buen instrumento para desvanecer entuertos toda vez que las partes estén en la disposición de acatarlo y con la voluntad suficiente para el beneficio de la patria.
Con la reciente enfermedad del mediador, se alarga todavía la solución a la crisis que sólo puede resolverse con la restitución del mandatario Mel Zelaya, nos guste o no. Esta larga espera no ayuda a que el conflicto se resuelva, porque la resistencia crece y los barruntos de violencia no desaparecen del horizonte de nuestra realidad.
Otra salida podría ser el diálogo con la comisión de cancilleres enviada por la OEA, a la cual se ha opuesto el régimen de facto por estar dirigida por su Secretario General con el cual Micheletti tiene serias contradicciones porque la primera vez que estuvo en nuestro país su opinión fue contra los golpistas y no reconoció al presidente de facto.
En esta situación, los golpistas siguen cometiendo graves errores al descalificar a Insulza por sus argumentos a favor de la democracia y la Constitución. Han llegado hasta la osadía de rechazar su participación como miembro de la delegación de cancilleres argumentando que está parcializado a favor del presidente depuesto y en contra de los autores intelectuales de la sonada militar.
No permitieron la llegada de estos honorables representantes de países hermanos en la OEA, dizque por la presencia del Secretario General, pero después argumentan que lo puede hacer en calidad de observador.¿ Quiénes se creen los golpistas que se dan el lujo de decidir quien puede ser o no delegado propietario de la OEA?
Esta prepotencia nos aleja de la solución pacífica del conflicto y complica la situación política y económica de Honduras porque seguimos con las relaciones rotas con todos los países del mundo.
Por su parte, también el gobierno de los Estados Unidos tarda en decidir una solución urgente al problema hondureño. Estamos de acuerdo con el presidente Obama que no basta apretar un botón para resolver el lío, pero como un sector derechista del Congreso norteamericano está detrás de la ruptura democrática, están obligados a participar en la solución de la crisis.
Es claro que la solución sólo la puede lograr la resistencia pacífica del pueblo y el diálogo con los cancilleres de la OEA, pero, necesariamente la solución pasa por la restitución del presidente depuesto. Otra salida no existe, y, entre más se tarde la normalización del conflicto, nos abocamos a una situación de guerra civil que traerá impredecibles consecuencias para nuestras futuras generaciones.
viernes, 14 de agosto de 2009
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