From: Jonathan_Lopez
Estimados companeros estamos analizando y difundiendo la situacion de
Honduras
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Marxista Internaconal
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solidaridad
y poder entablar un contactro directo con ustedes.
Les anexo un articulo sobre la coyuntura hondurena.
Saludos combativos
La revolución latinoamericana llega a puerto hondureño - ¡El golpe de
Estado puede ser derrotado luchando masivamente en las calles!
Written by Samuel Santibáñez - Corriente Marxista Internacional
Wednesday, 01 July 2009
Una crisis revolucionaria en Honduras se ha desatado
intempestivamente. La necesidad histórica de la transformación
socialista de la sociedad encontró un cauce en la destitución del
presidente Zelaya, popularmente conocido como Mel.
El domingo 28 de junio de 2009 se terminó de orquestar el golpe de
Estado imponiendo a Micheletti como presidente interino. La
acumulación de contradicciones provocó la explosión y ahora las masas
se enfrentan al Estado burgués en las calles, miles rodean el palacio
presidencial desafiando el toque de queda que inicia a las 6 de la
tarde, Tegucigalpa ha sido testigo histórico de heroicas batallas
campales de un pueblo harto de explotación y miseria, con un saldo de
decenas de heridos y por lo menos un muerto.
Se ha desatando un torbellino de acontecimientos que se suceden a la
velocidad de vértigo y que están marcando profundamente el cuerpo
vivo de Honduras. Asistimos a un proceso que marcará un antes y un
después en la historia hondureña, sin duda podemos decir que la
revolución ha comenzado. Vuelos rasantes recorren las principales
ciudades, los medios informativos han sido acallados inclusive los
internacionales dándose arrestos temporales de periodistas de las
agencias noticiosas, los cortes de energía eléctrica son
sistemáticos, se ha profundizado la represión y el hostigamiento a
los dirigentes sociales, sin embargo, la lucha de clases es
encarnizada y la represión está actuando como látigo de la
contrarrevolución. Los militares enfrentan a sectores de una
población enardecida, se estalló un paro nacional que originalmente
se trazó como indefinido hasta la restitución de Mel y que inició con
el sector público pero fue desactivado por la amenaza de despido por
parte de Micheletti. Los maestros mantienen el paro nacional
indefinido. En las fábricas se discute la huelga general de los
obreros industriales, de darse, sería un factor primordial que podría
determinar el desarrollo de la crisis política. Después de un breve
periodo en el que sólo actuaron los sectores más avanzados y
combativos, el fermento está alcanzando a cada vez más amplios
sectores de los trabajadores.
El movimiento crece
También se prepara una concentración nacional en Tegucigalpa. Ya se
efectuaron marchas y bloqueos de carreteras en los departamentos de
Colón y de Atlántida, también diez mil campesinos de Olancho, la
región de origen de Zelaya, trataron de llegar a Tegucigalpa pero
fueron detenidos por los retenes que el ejército instaló. Sin
embargo, el jueves 2 de julio se espera el arribo miles de
trabajadores de todo el país para recibir a Mel que viajará desde
Estados Unidos acompañado de la presidenta de Argentina. En torno a
la concentración nacional se viven momentos de tensión porque
Micheletti ha advertido que el ejército impedirá el flujo de
manifestantes desde las provincias hacia la capital, pero los
organizadores han respondido que "no habrá ejército que los detenga";
si Zelaya realmente regresa y es reinstalado por las masas, sea el 2
de julio o cualquier otro día, el movimiento adquirirá mayor impulso
y significaría un punto de inflexión que daría enorme confianza a las
masas, pues sería considerado un triunfo político de gran connotación
que trastocaría la correlación de fuerzas en la lucha de clases a
favor de los trabajadores.
Al anuncio del retorno de Mel a Honduras, Micheletti ha advertido que
se le encarcelará, aunque eso dependerá de la respuesta de los
trabajadores del campo y la ciudad y apunta a que el movimiento va en
ascenso y se convertirá en una auténtica insurrección de masas, no
sólo de sectores avanzados como hasta hoy. Pareciera que la obtusa
oligarquía hondureña no se ha dado cuenta de la bomba que ha
desatado. La llamada comunidad internacional ha denostado el golpe y
se han unido al coro de la defensa de la democracia burguesa,
incluido Obama. Con excepción de los países integrantes del ALBA,
esta "condena" al golpe de Estado y la supuesta "defensa" de la
democracia, podría cambiar con el desarrollo de los acontecimientos
en los próximos días y dar paso a la "justificación" del nuevo
régimen, sin embargo no está dicha la última palabra, todo está en
función de la respuesta de las masas y de si podrán llevar adelante
la insurrección con una estrategia y tácticas audaces y sin conciliar
con la burguesía.
La soberanía nacional
Existe en Honduras un arraigado sentimiento nacionalista que es más
bien una expresión antiimperialista. Bajo el capitalismo, la
liberación nacional de los pueblos ex coloniales es más formal que
real. Por ejemplo, si comparamos la soberanía de la India actual
contra la India colonial, veremos que ahora han cambiado los
mecanismos de explotación, pero la extracción de recursos y
explotación de mano de obra sigue latente tanto o más que durante la
colonia. Esto no quiere decir que la lucha por la independencia haya
sido en vano en la India, en China, Vietnam, Cuba, México o cualquier
otro país. Nada parecido, por supuesto que no decimos que haya sido
en vano. Haber conseguido la "independencia nacional" pone de
manifiesto en la mente de millones las limitaciones de clase de la
democracia burguesa que es la cara inversa de una misma moneda, la
dictadura del gran capital. El desarrollo de un potente proletariado
industrial y urbano, así como su organización consciente en
sindicatos y partidos obreros supone un enorme avance en la lucha por
el socialismo internacional, versus la postración de las enormes
masas campesinas explotadas bajo el yugo colonial. Pero una vez dicho
esto, hoy, los rifles, soldados e invasiones directas han sido
sustituidos por los mecanismos del mercado, de la deuda, los
préstamos, los bajos salarios, las devaluaciones, la Inversión
Extranjera Directa (IED), la exención fiscal, etcétera. Lo mismo
aplica a todos los países ex coloniales.
En México, por ejemplo, los niveles de pobreza y explotación
proporcionalmente hablando, son mayores ahora que durante la colonia
española; la deuda externa, por ejemplo, se ha pagado por lo menos
diez veces y sigue siendo un pozo sin fondo. Entre tanto, los
servicios públicos, salud, educación, vías de comunicación, etc.,
cada día pierden calidad y son más precarios. La burguesía se apresta
a celebrar el 200 aniversario de la Independencia y, el México
"independendiente" del siglo XXI no es siquiera autosuficiente en
alimentos. No se necesita explicar mucho más para entender que sobre
bases capitalistas la liberación nacional de México, así como la de
la India o cualquier otro país ex colonial, no es una realidad para
las masas trabajadoras del campo y la ciudad.
Sin desarrollo de fuerzas productivas no puede haber liberación
nacional porque la dependencia se exacerba; con la propiedad
monopólica de los medios de producción no puede haber independencia
nacional porque la dependencia se profundiza, con el mecanismo de la
deuda no puede haber liberación nacional porque el sometimiento se
hace cada vez mayor. Sólo bajo el socialismo es posible una auténtica
liberación nacional. Así como la semilla da paso a la planta, -es
decir se niega y a la vez se trasciende a sí misma para dar paso a
una nueva semilla-, una auténtica liberación nacional dialécticamente
pasa por el desarrollo de las fuerzas productivas sin el cinturón de
las fronteras nacionales y la propiedad privada de los medios de
producción. Así, la nación se funde en una federación socialista
continental y mundial que la hace avanzar socialmente de acuerdo a un
plan central de la economía regional y mundial. Esta es la única
forma de preservar realmente la soberanía de una nación. Pero sobre
bases capitalistas esto se convierte en una utopía.
La liberación nacional es una cuestión de clase y no debe verse sólo
con sentimientos patrióticos, ya que la patria también es un concepto
de clase. Nadie puede estar en desacuerdo en que no es lo mismo la
patria para un magnate o un terrateniente, que para un obrero, un
desempleado urbano o un campesino pobre. Los marxistas aspiramos a
una patria socialista, una sociedad sin clases, sin propiedad privada
de los medios de producción, ni fronteras nacionales.
Pero por otro lado, los pueblos de las colonias y ex colonias no
pueden esperar pacientemente a que la instauración del socialismo en
un país industrializado detone la revolución mundial. En la medida
que la instauración del socialismo en los países industrializados se
sigue aplazando y la gran industria sigue bajo dominio del
capitalismo, es inevitable que en los países atrasados, coloniales o
ex coloniales, se presenten toda una serie de deformaciones de la
naturaleza del Estado y las características peculiares de sus
actores.
La influencia de la revolución venezolana
Al parecer no se trata de un golpe al viejo estilo de las dictaduras
militares de las décadas pasadas que se preparaban y ejecutaban bajo
la estricta planeación y ejecución del imperialismo estadounidense
que instalaban regímenes militares por largos periodos. Pero a la
vez, es claro que la corrupta y dependiente oligarquía hondureña no
se hubiese lanzado a la aventura del golpe sin la validación y
autorización de algún grupo de poder estadounidense. En todo caso,
asistimos a un proceso de contradicciones interimperialistas ante el
avance de la revolución en el convulsivo continente americano. En
momentos críticos el imperialismo no siempre actúa de manera
homogénea[1], un sector puede afirmar que está en contra del golpe,
jalarse los pelos y darse golpes de pecho porque la sacrosanta
democracia ha sido violentada en Honduras, pero, lo que más pesa en
la ecuación es el auténtico contagio de la revolución bolivariana en
el conjunto del continente y en particular en Honduras. La oligarquía
y el imperialismo han sacado conclusiones correctas respecto al
fermento revolucionario que se está desarrollando en el seno del
movimiento obrero centroamericano, la victoria del FMLN en el
Salvador, el regreso del sandinismo en Nicaragua, son claros y
evidentes síntomas del ascenso del movimiento de los trabajadores y
campesinos pobres.
El planteamiento de la oligarquía pretende ser simple: bajo argucias
legaloides aprovechar el incidente de la cuarta urna -consulta o
referéndum promovido por Zelaya para intentar instituir una Asamblea
constituyente, previamente Mel había destituido al comandante del
ejército y la Suprema corte lo reinstaló- para colocar a Zelaya como
fuera de la ley y constitucionalmente destituirlo, en su lugar poner
a Micheletti y celebrar las elecciones en noviembre; con esto,
Honduras se libraría de la amenaza del chavismo venezolano, lo cual
"justifica" aplastar represivamente a las manifestaciones de
inconformidad que se esperaba serían débiles sin alcanzar magnitudes
masivas, por el contrario, la oligarquía considera al pueblo
hondureño como un pueblo sometido y desorganizado y además espera el
respaldo de sectores de la clase media para demostrarle al mundo que
"el pueblo está con Micheletti" y con esto intentar contrarrestar el
aislamiento diplomático a excepción de los países del ALBA. Tras
aplacar las manifestaciones todo volvería a la normalidad y se habría
detenido la intromisión venezolana en la patria hondureña. Punto.
Pero en realidad, con esta aventura golpista la oligarquía y el
imperialismo han abierto una caja de pandora y no será sencillo que
las aguas regresen a la normalidad.
Hoy 30 de junio Radio Globo confirmó el reclutamiento forzado e
ilegal -por parte del ejército- de centenares de menores de edad en
zonas rurales y minutos después la radio difusora nacional fue sacada
del aire. Esto anuncia que la oligarquía no está dispuesta a dar
marcha atrás y espera una confrontación directa y de gran magnitud
contra los trabajadores. Este mismo día Micheletti encabezó una
manifestación de sectores de la pequeña burguesía que fue
relativamente nutrida, las fotos muestran en Tegucigalpa una plaza
central repleta, pero esto es muy relativo. Además del factor
objetivo de que la plaza es pequeña, es decir, con el poder en las
manos es relativamente simple llenar una plaza pequeña, está el
factor de que la pequeña burguesía es cobarde y pusilánime, no tiene
principios y se arredra muy fácilmente, esto es, una vez que las
masas proletarias y del campesinado pobre hagan una demostración
masiva, no sólo de miles sino de decenas de miles o centenas de
miles, el andamio de la base social de la oligarquía caería hecha
añicos rápidamente suspendiendo al régimen Micheletti en el aire.
Cuando las masas se movilicen de manera consciente, no habrá poder
sobre la faz de la tierra capaz de vencerlas en automático. Una vez
dicho esto, ninguna victoria puede asegurarse a priori. El factor
central está en el programa, la estrategia y la táctica y en esto
puede radicar la mayor debilidad del movimiento.
Es totalmente acertada la idea expresada por el presidente Chávez
respecto al llamamiento que hace al ejército hondureño a voltear sus
fusiles contra la oligarquía. El movimiento debería inyectar miles y
miles de volantes explicando ideas a la tropa del ejército. Los
soldados de la tropa son obreros sin fábrica o campesinos sin tierra.
Si el movimiento demuestra decisión de ir hasta el final, la base del
ejército puede dividirse en líneas de clase. La defensa de la
revolución en Honduras debe pasar necesariamente por el
internacionalismo proletario y el factor Venezuela puede ser
fundamental, esto a la vez impulsaría hacia adelante el proceso
venezolano que no ha terminado ya que la mayor parte de las
principales palancas de la economía permanecen en manos privadas. La
mejor defensa es el ataque, la oligarquía hondureña se prepara
militarmente y no tendrá consideraciones de carácter moral,
humanitario, ni de ningún otro tipo para reprimir el movimiento, así
que las brigadas de autodefensa son imprescindibles, las asambleas y
manifestaciones deben ser custodiadas por servicios de orden y en la
medida de lo posible, deben evitarse actos vandálicos que no ayudan
al desarrollo de la consciencia y es muy probable que el régimen esté
infiltrando elementos lumpen que los provoquen a fin de dañar la
imagen del movimiento.
El argumento central de la oligarquía es la supuesta "amenaza del
chavismo" y las supuestas maniobras de Zelaya para instaurar una
Asamblea constituyente que reformase la constitución a fin de poder
reelegirse. Independientemente de las presuntas aspiraciones
personales de Zelaya, el ojo del huracán político no está en eso. La
teoría del caos explica que, ante la acumulación de contradicciones,
un fenómeno puede presentar variables de magnitud considerable a raíz
de eventos en apariencia insignificantes: dadas unas condiciones
iniciales de un determinado sistema caótico, la más mínima variación
en ellas puede provocar que el sistema evolucione en formas
completamente diferentes. Sucediendo así que, una pequeña
perturbación inicial, mediante un proceso de amplificación, podrá
generar un efecto considerablemente grande, pero lo que realmente
genera los grandes efectos no es la pequeña perturbación sino la
acumulación previa de enormes tensiones. Eso es precisamente lo que
sucedió con el incidente de la cuarta urna. El debate no está en si
fue legal o no, sino en cómo la necesidad de transformación
socialista de la sociedad ha encontrado un cauce en la lucha contra
el golpe de Estado. Ubicar el auténtico debate pasa también por
entender los caprichos de los procesos sociales y políticos.
El factor Mel
La historia conoce todo tipo de transformaciones. Ante la ausencia de
un partido obrero, el movimiento está encontrando un elemento de
aglutinamiento en torno a un presidente destituido. Zelaya es un
terrateniente, pertenece a la clase dominante, no es ningún
socialista ni revolucionario. Ha tenido sí, una evolución política
que lo llevó a implementar algunas reformas favorables al pueblo
trabajador.
"Entre las medidas adoptadas por su gobierno hay varias reformas
progresistas, incluida una campaña nacional de alfabetización que
sigue los ejemplos de Cuba y Venezuela, un intento de mejorar la
sanidad para los sectores más pobres de la sociedad (Incluido el
acceso a medicinas más baratas, becas para estudiantes de medicina en
Cuba), la reducción de los tipos de interés para los pequeños
campesinos y un aumento significativo del salario mínimo, un 60 por
ciento.
"En el mismo sentido, procedió a reducir algunos de los privilegios
más escandalosos de la clase dominante oligarca hondureña. Rompió el
monopolio de las empresas multinacionales en la importación de
combustible, a través de un acuerdo con la venezolana Petrocaribe.
Zelaya también tomó medidas contra las multinacionales farmacéuticas
que controlan el 80 por ciento de todas las medicinas que se venden
en Honduras, todas ellas importadas a precios elevados por el
servicio nacional de salud, firmando un acuerdo con Venezuela y Cuba
para importar versiones genéricas baratas de las medidas más
utilizadas. El presidente también denunció el monopolio de la
oligarquía sobre los medios de comunicación y terminó con los
subsidios gubernamentales a los grandes grupos de comunicación. En la
arena internacional Zelaya firmó la Alternativa Bolivariana de las
Américas (ALBA), la alianza regional promovida por Venezuela a la que
se une ahora Honduras".[2]
En el diario La Jornada del 29 de junio podemos leer: "(...)una persona
de escasos recursos, cercana al presidente, le pidió que hablara con
el sindicato del ramo antes de vender la empresa portuaria estatal.
Los sindicalistas le informaron que el Estado se quedaba con 28
centavos de cada lempira que ingresaba por los puertos. Luego, los
empresarios que querían el sector, informaron al mandatario que ellos
entregarían seis centavos de cada lempira. `¿Y dónde está el
negocio?´, preguntó. `El negocio es para nosotros´, le respondieron.
Hechos de esa naturaleza propiciaron el viraje de Zelaya."
El movimiento de las masas está cuestionando la legalidad burguesa en
su conjunto. Al igual que en Venezuela, el intento de hacer reformas
dentro del marco del capitalismo ha chocado con la oposición feroz de
la clase dominante en su conjunto, obligando al movimiento a sacar
conclusiones más avanzadas. Sólo la lucha por el socialismo puede
resolver esta contradicción. En el supuesto de que Zelaya fuese
reinstalado en el gobierno no podría mantenerse con las instituciones
burguesas, para mantenerse, necesariamente tendría que apoyarse
decididamente en el pueblo y aplicar un modelo no basado en la
propiedad privada y el mercado. Esta no es la perspectiva más
probable. Más bien, una posibilidad es que Zelaya sea un elemento
accidental de este proceso y en un determinado momento pase a un
plano secundario o marginal. Lo realmente importante es que se ha
abierto un proceso de confrontación directa entre las clases y esto
está agitando la consciencia de millones en cuestión de poco tiempo.
Las masas obtendrán lecciones en la dura escuela de la vida. Incluso
una derrota parcial o temporal en este periodo no sería una losa que
hundiera el movimiento por mucho tiempo, sino que sentaría las bases
para ulteriores luchas.
Tradiciones de lucha
Por largos periodos y en repetidas ocasiones, los militares auparon
el poder como respuesta a las tradiciones antimperialistas del pueblo
hondureño, que tiene en su haber una histórica huelga insurreccional
con la participación activa y consciente de 30 mil trabajadores de
las compañías bananeras en 1954. Una huelga que duró 69 días y se
desarrollo en la cuidad de El Progreso al este del valle de Sula, a
30 kilómetros de San Pedro Sula. La huelga se desarrolló en medio de
una dictadura militar que por supuesto defendía servilmente a las
compañías bananeras, sin embargo, alcanzó niveles de doble poder, ya
que los militares tenían que solicitar autorización del Comité de
huelga para transitar por el valle de Sula y su periferia. La huelga
terminó desgastada y reprimida, pero no derrotada debido a que se
levantó como un ejemplo de la capacidad de lucha del proletariado
hondureño. "Fueron 69 días de huelga, iniciando el 30 de abril en las
instalaciones de la Tela Rail Road Company de El Progreso, con estos
objetivos: derecho a la libre organización sindical, aumento de
salarios a los trabajadores, mejoramiento de las condiciones de
trabajo, jornadas de ocho horas diarias y seis horas en la jornada
nocturna, salario doble por horas extras, salario igual por igual
trabajo, cese a los despidos arbitrarios, cese a la discriminación
racial, tratamiento médico gratuito en los hospitales de la compañía
bananera, enseñanza primaria laica y gratuita y jubilaciones para los
mueleros"[3]. Más que los logros económicos, una huelga se mide por
su impacto en la consciencia de los trabajadores. Producto de la
huelga se consiguieron conquistas democráticas elementales como el
derecho a la sindicalización. Después de la huelga de 1954, los
acontecimientos actuales son quizás los de mayor magnitud.
En Honduras sólo hay dos partidos burgueses, el Nacional y el
Liberal, que por décadas se han compartido los gobiernos de un poder
oligárquico absolutamente supeditado al imperialismo estadounidense.
El movimiento hondureño no cuenta aún con un partido obrero, ni
siquiera un partido de corte socialdemócrata, este factor puede
convertirse en un elemento favorable pues no existe una dirección
reformista de masas que pueda desviar, confundir, estancar y
traicionar al movimiento como sucede en muchos países; y a la vez, la
ausencia de un partido con base obrera - campesina y con implantación
de masas puede esconder riesgos de dispersión y descontrol, algo
similar a lo que sucede con el vapor si no existe una caldera que
dirija y concentre su energía en el pistón. Pero definitivamente, la
ausencia de un partido marxista de masas provocará una ralentización
del proceso de la revolución hondureña, que se puede extender incluso
por un periodo de años. El proceso hondureño está insalvablemente
ligado a la revolución centro y latinoamericana, de ningún modo es,
ni puede ser, un hecho aislado o exclusivo. Las particularidades
nacionales nunca pesarán más que el proceso continental y mundial de
la revolución. Así, asistiremos a diversos escenarios en los que
habrá avances, retrocesos, victorias, derrotas e incluso podrán
presentarse periodos en los que la reacción levante la cabeza. Lo
cierto es que se ha abierto un periodo de revolución y
contrarrevolución en Honduras.
La Coordinadora Nacional de Resistencia Popular (CNRP) no puede
sustituir al partido pero puede ser la cuna de un partido de clase,
esta coyuntura abrirá la posibilidad de fundar un partido obrero y
habría que impulsarlo decididamente. En Honduras los diversos
sectores de la izquierda más o menos coinciden en la CNRP, que es un
frente amplio que agrupa a los más diversos sectores del movimiento,
con expresiones multifacéticas: Asamblea Popular Permanente Contra
las Privatizaciones de El Progreso, el Bloque Popular con su sede
central en Tegucigalpa, la Coordinadora de Organizaciones Populares
del Aguán (COPA), el Patronato Regional de los valles de Santa
Bárbara, la Coordinadora de organizaciones Populares e Indígenas
(COPIN), hasta llegar finalmente a confluir en la CNRP. Existe
también el Partido de Innovación y Unidad (PINU) que representa a un
sector marginal de la burguesía nacionalista no oligárquica y no
tiene ningún peso real en la ecuación política.
Es importante detenerse brevemente en el Partido Comunista Hondureño
(PCH) a fin de preservar la memoria histórica y aprender de ella. El
PCH desapareció en 1998, nunca fue un partido de masas, estuvo de
alguna forma vinculado en la dirección de la histórica huelga de
1954; en los años 80 las dictaduras militares mataron a los mejores
militantes del PCH, los militares asesinaron selectivamente, una
represión selectiva brutal en coordinación con la CIA y operando
directamente desde la embajada estadounidense. Por cierto, las
instalaciones del alto mando del ejército hondureño, están a 200
metros de la casa del embajador estadounidense lo cual no es casual
sino todo lo contrario; y aquí también se muestra el atraso y
dependencia de la clase dominante, pues mientras la casa del
embajador -que no la embajada-, ocupa varias manzanas en un predio en
el que se levanta majestuosa una enorme barda de piedra con malla
electrificada, las instalaciones del Estado mayor del ejército son
pírricas y diminutas comparadas con la casa del embajador. Cientos de
los mejores militantes nutrieron las filas del FSLN en Nicaragua, de
la URNG en Guatemala y del FMLN en El Salvador. De hecho el FSLN se
formó en Honduras, por cierto, en un barrio llamado: "El chile". Los
militantes que no fueron asesinados, o bien dejaron la política o
bien los exiliaron, o bien se corrompieron y hoy algunos de ellos son
parlamentarios de los partidos burgueses o funcionarios del gobierno
en turno. Por supuesto hay excepciones y hay quienes están sacando
conclusiones correctas, acordes al desarrollo de la crisis
revolucionaria que se ha desatado en estos días.
A diferencia de El Salvador, en Honduras no hubo guerrilla ni hay
tampoco un partido reformista de masas. El ex PC derivó en un partido
reformista (Unión Democrática, UD) minoritario que alcanza uno o dos
puntos porcentuales en las votaciones y que ha sufrido escisiones
brutales; una facción tomó por asalto al partido expulsando
burocráticamente a las otras cuatro facciones, mismas que derivaron
en un partido local en SPS que se hace llamar "patriótico". Es decir,
en Honduras la estrategia de la construcción del partido debe
orientarse a los sindicatos, a la juventud y al movimiento social,
éste último muy activo en un abanico de temas que van desde la
ecología a las juntas vecinales por el agua, se están agrupando en
torno a una coordinadora de movimientos sociales. Hay esfuerzos de
unificación organizativa pero sin debate ideológico real, la
coordinadora es un punto clave de intervención pragmática en el que
prevalecían en ciertos sectores algunos prejuicios "antipartido". El
ambiente en el seno del movimiento y sus activistas cambiará en
positivo y habrá sectores que buscarán ideas frescas para construir
la estructura del movimiento.
El PCH llegó a tener tres mil militantes, tenía mil en San Pedro
Sula, en la universidad tenían 100 activistas, tenían cinco
periódicos, uno de ellos semanal, estaban muy posicionados en los
sindicatos, controlaban toda la zona industrial, podían estallar
huelgas "prácticamente a voluntad del PCH", y sin embargo, ¡optaron
por impulsar la vía armada basada en el frente del campesinado pobre!
A decir de Tomás Erazo -dirigente histórico del PCH-, tenían 500
hombres armados en Honduras y habían enviado a Nicaragua, Guatemala y
El Salvador a 700 guerrilleros hondureños surgidos de las filas del
PCH, que murieron anónimamente en las guerras de guerrillas. El PCH
optó por la vía guerrillera siguiendo los pasos de sus compañeros
centroamericanos y el resultado fue desastroso. Ni siquiera nació la
guerrilla hondureña, los masacraron antes de que pudieran hacer nada.
Se dieron ofensivas aislada en varios municipios rurales que fueron
desastrosos. Pero, los estalinistas pasaban de los intentos
guerrilleros fallidos, a colaborar con la burguesía intentando
instalarse en algún gobierno de coalición, apoyaron por ejemplo a los
llamados "militares progresistas", que tras un golpe de Estado,
impulsaron débilmente y por poco tiempo, un programa keynesiano,
hicieron algunas inversiones del Estado en la producción y
concedieron algunas libertades democráticas. Pues, con estos
"militares progresistas", la dirección del PCH pensó que había
llegado el socialismo como caído del cielo y colaboró con ellos,
quienes no tardaron en degenerar y barrieron con los comunistas sin
ningún tipo de consideración.
La masacre durante los años 80 -que desapareció a lo mejor de la
juventud revolucionaria hondureña que estaba estoicamente apostada en
su trinchera-, no habrá sido en vano, ya que las tradiciones,
decisión y energía revolucionaria del proletariado y la juventud
hondureña no están en duda a pesar de que parezca lo contrario, el
combustible revolucionario volverá en este periodo con renovados
bríos y entusiasmo.
Crisis económica con fermento social
Hace más de 2 mil años, el pensador griego Anacarsis dijo que la ley
es como una telaraña: los insectos grandes la rompen, los pequeños
quedan prendidos en ella. En realidad, tratar de explicar este
profundo y contradictorio proceso de la lucha de clases al que
asistimos en Honduras en términos de la "ley" -por supuesto, una
legislación escrita de acuerdo a los intereses de la oligarquía-, es
analizar la situación de una forma muy superficial. Lo que está en la
base de la ecuación es la inviabilidad de Honduras -y todos los
países centroamericanos- como nación, sobre todo en el marco de la
crisis orgánica del capitalismo mundial. Desde el punto de vista del
marxismo, los diminutos países de Centroamérica son producto de la
división artificial del territorio, a partir de los intereses
reaccionarios de las atrasadas burguesías y terratenientes locales
supeditados absolutamente al imperialismo estadounidense. Esto ha
sumergido a toda la región en un atraso permanente, que ha sido
interrumpido de forma muy relativa y totalmente insuficiente por la
incipiente industrialización a base del sector maquilador y una
debilitada Inversión Extranjera Directa que por cierto, está huyendo
a Indochina en los últimos meses y años. La única salida real al
callejón del capitalismo hondureño se encuentra en la lucha por la
Federación socialista de Centroamérica.
En el año 2008, Honduras aún contaba con 3 millones 797 mil
habitantes en zonas rurales y 3 millones 603 mil habitantes en zonas
urbanas, es decir, de un total de 7 millones 400 mil habitantes, el
51.3% habitan en zonas rurales y 48.7% en zonas urbanas. La población
es mayoritariamente joven, el 52% son menores de 18 años, mientras
que 65% está por debajo de los 28 años. Esto coloca a la juventud
como un factor revolucionario eminente, quien quiera organizar una
tendencia de cuadros en Honduras se debe orientar decididamente a la
juventud. La población pobre del país asciende a un 71.7%, de los
cuales el 72.2% se encuentra en un estado de pobreza extrema. En las
zonas urbanas de las 65.8% que vive en condiciones de pobreza, un
36.7% vive en pobreza extrema; mientras en las zonas rurales, el 85%
vive en condiciones de pobreza. Con una extensión territorial de 112
mil 492 kilómetros cuadrados, la población económicamente activa
(PEA) del campo alcanza al 39% de la PEA total y el proletariado
urbano cuenta al 24%. Del total de la PEA el proletariado industrial
es casi el 15%.
Cuando analizamos el producto interior bruto (PIB), vemos el peso
específico del proletariado urbano y en particular del proletariado
industrial, ya que en datos del año 2005, más del 33 por ciento del
total del PIB estuvo generado por los trabajadores de la ciudad y en
concreto el 25 por ciento estuvo generado por el proletariado
industrial, incluido el sector maquilador, a diferencia del PIB
agrícola que, a pesar de contar con una mayor población, alcanzó
apenas el 12.3 por ciento del total del PIB. Esto es un claro
ejemplo, por un lado, de la debilidad del campo hondureño, y por
otro, de la fuerza de la clase obrera en las relaciones de producción
y estos datos duros, tiran por tierra cualquier crítica de la
supuesta inviabilidad del proletariado como vanguardia del movimiento
social. Una tendencia revolucionaria que se pueda jactar de ello, se
orienta sin vacilar hacia el movimiento obrero, a pesar de que en
Honduras sea una minoría, pues como podemos observar, aún siendo una
minoría relativa, es un sector de la población trabajadora que genera
la mayor proporción de riqueza. Guardando las distancias, la
proporción y sin hacer una comparación mecánica, en Honduras existen
mejores condiciones materiales para la revolución socialista que en
la Rusia zarista de 1917, donde de un total de 140 millones de
habitantes, 10 millones eran proletarios urbanos y de ellos, sólo 3
millones, es decir poco más del 2 por ciento del total, eran
proletarios industriales.
Los principales productos agrícolas de Honduras son: caña de azúcar,
palma africana (de la que obtienen biocombustible y aceites
comestibles), el maíz y el banano, éste último exclusivamente como
producto de exportación. Por el lado industrial, las mercancías de
mayor producción son: cigarros, cerveza y refrescos. Honduras es
fundamentalmente un país importador.
Tiene una balanza comercial negativa, por supuesto con EUA de quien
depende enormemente, pero la balanza es negativa con la mayoría de
los países de Centroamérica. Lo que más se importa es combustible (la
gasolina es carísima, es una forma de control y extracción de riqueza
en manos de los monopolios), productos minerales y aparatos
eléctricos y electrónicos. Los datos del año 2005 de la balanza
comercial respecto a Centroamérica alcanzan los 576 millones de
dólares de la siguiente forma: Costa Rica con - 214.6 mdd, El
Salvador con 88.4 mdd, Guatemala con 270.8 mdd y Nicaragua con -1.0
mdd. Esto coloca a Honduras como la economía más débil de la región,
sólo por encima de Haití.
Las reservas internacionales son un poco superiores a los ingresos
por remesas, con 2 mil 640.7 mdd y mil 788.3 mdd respectivamente,
ambos datos del año 2005. Las remesas representaron el 21 por ciento
del PIB de 2005 y han crecido exponencialmente en los últimos años,
ya que por ejemplo, en 1999 significaron el 6 por ciento del PIB.
Esto habla de que el nivel de migración hacia Estados ha ido
creciendo a pesar de las enormes dificultades para conseguir
atravesar México y llegar a EUA. Actualmente el promedio mensual de
remesas por envío es de 224 USD y el 90 por ciento de ese dinero se
usa en el gasto diario.
La producción maquiladora es una proporción menor del PIB total, con
apenas un 7 por ciento, no ha crecido significativamente y cuenta con
306 plantas de las cuales 153 con del sector textil y el resto de
alimentos y aparatos electrónicos. Es muy sintomático que la mayoría
de las maquiladoras Centroamericanas que cuentan con un sindicato
estén en Honduras, eso habla del potencial de lucha, habla del
fermento social que se está acumulando debajo de la superficie.
En el último periodo ha habido un crecimiento relativo de la
inversión extranjera directa (IED), aunque en términos absolutos
sigue siendo marginal respecto al PIB (3% del PIB) y en el último
periodo se ha orientado fundamentalmente a la telefonía celular y la
reconstrucción de aeropuertos. Los datos disponibles demuestran la
dependencia del imperialismo norteamericano y por consecuencia, el
atraso de la burguesía Centroamericana.
Como en el resto de países ex coloniales, el peso de la deuda es
enorme. Es una forma de colonialismo contemporáneo, ya que es
impagable pues ha desangrado el cuerpo vivo de Honduras con los pagos
interminables de intereses. En ciertos momentos, los organismos
financieros internacionales han condonado hipócritamente ciertos
montos de la deuda, para después aplicar más préstamos que sólo
convierten a la deuda en círculo vicioso que mantiene postrada a la
economía hondureña, en 2003 y 2004 significó poco más del 80 por
ciento del PIB y en 2005 bajó al 62 por ciento, al comparar estos
montos con los gastos en educación, salud, desarrollo en
infraestructura, el pago de la deuda se hace francamente obsceno. De
esta manera un país potencialmente próspero es desangrado por el
imperialismo. Millones de hombres, mujeres y niños son reducidos a la
pobreza, la degradación y el hambre. Antes de la recesión mundial que
estalló en 2008, las cifras de crecimiento económico estaban
aumentando, pero las masas nunca se beneficiaron de tal crecimiento,
ahora con el mundo en crisis económica internacional, las
contradicciones hicieron volar por los cielos a la relativa
"estabilidad" política. Estas son las bases objetivas para un
fermento revolucionario que se estaba acumulando debajo de la
superficie y tarde o temprano iba a hacer explosión por cualquier
lado, en cualquier sector.
Como explicaba Lenin, política es economía concentrada. Este vistazo
a los datos nos permite explicar la crudeza de los acontecimientos a
los que asistimos hoy. La crisis económica engendró una crisis
política, que está obligando a las masas del pueblo trabajador a
movilizarse. Sin duda, el proletariado hondureño y el campesinado
pobre se han levantado de la postración. Hay un límite físico y moral
a la explotación. La oleada revolucionaria de América Latina tocó
puerto Centroamericano, lo que suceda a un país impactará a otro y a
otro. Los revolucionarios hondureños necesitan prepararse teórica y
organizativamente para los grandes acontecimientos que ya están sobre
la mesa, deben prepararse para esperar lo inesperado. La clase obrera
está llamada a completar la revolución democrático-burguesa luchando
por la transformación socialista de la sociedad.
La única forma de revertir la barbarie en Honduras es luchando por
los aspectos inmediatos y concretos de las masas, en salarios,
condiciones de empleo, educación, salud, infraestructura básica como
agua y energía; todos aquellos aspectos que la ignorante y atrasada
burguesía nacional no ha conseguido ni conseguirá para la sociedad
hondureña, ligando la lucha por lo inmediato, con la lucha por la
transformación socialista de la sociedad. Las condiciones materiales
para la revolución no sólo están dadas sino que se están
descomponiendo, el narco y los maras son un pequeño ejemplo de lo que
está sucediendo y de lo ennegrecido del futuro para la juventud
hondureña. Es urgente luchar por la construcción de una alternativa
marxista para el movimiento obrero hondureño, con una perspectiva
Internacionalista y Centroamericana.
¡El golpe de Estado puede ser derrotado luchando masivamente en las
calles!
¡Contra la represión, la organización!
¡Que viva el pueblo hondureño, abajo el golpe de Estado!
¡Por la construcción de una alternativa marxista en Honduras!
México, D.F. 30 de junio 2009.
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