jueves, 9 de julio de 2009

Desmantelar las FFAA

De: marel Medina

¿Este tema fue publicado hace años pero no pierde actualidad, lo
hacemos ahora que hay poderosas razones?
¿COMO DESMANTELAR LAS
FUERZAS ARMADAS HONDUREÑAS?

El desmantelamiento del ejército hondureño debe comenzar por etapas.
Dando de alta a todos sus miembros en un tiempo de tres años para
evitar una fuerza enorme de hombres en la sociedad urbana y rural que
provocaría tensión, desempleo masivo, presión social y violencia
armada de inmediato.

Se deberá escoger una nómina selecta de los miembros del ejército,
preferiblemente a niveles intermedios, para conformar la fuerza
policial del país. Las condiciones éticas, morales, socioecónicas, de
capacidad intelectual y don de gente para escoger estos miembros
deberá basarse en:

¶ Perfil sicológico

¶ Formación educativa

¶ Formación Técnica

¶ Entrenamiento Policial Moderno

¶ Profesionalismo

¶ Un Salario Adecuado

¶ Un Plan de Protección Social

En el periodo de tres años se podrá entrenar nacional o
internacionalmente grandes contingentes de miembros del ejército para
sustituir paulatinamente la estructura policial actual que no tiene
capacidad de investigación, no tiene un sueldo adecuado, ni hay una
selección delicada de sus miembros que actualmente mantienen una
estrecha relación con el bajo mundo y las altas personalidades del
crimen; su actuación más bien parece -en algunos casos- conspiratoria
y cómplices del ladrón y del asesino.

Asimismo se puede dejar en servicio una academia militar de
entrenamiento para todos los jóvenes de 18 a 25 años durante dos
meses al año por un periodo de tres para tener una reserva militar
pasiva en caso de un ataque contra Honduras y su soberanía. La
academia sólo tendría valor educativo y administrativo sin ninguna
injerencia en la actividad política o social del país.

Algo parecido al servicio militar suizo. No calcado sino como
referencia para los intereses hondureños.

El desmantelamiento debe estar en manos totalmente civiles para que
el proceso se haga tomando siempre en consideración los intereses
patrios y no los militares.

Es muy posible que el brazo armado hondureño se rebele
intransigentemente contra esta posición civilista. Por ello los
miembros de la comisión civil del desmantelamiento deben ser hombres
minuciosamente escogidos por sus principios morales, actitudes
probadas de carácter y una honradez trasparente.

Para sosegar los sentimientos jingoístas de algunos paranoicos el
entrenamiento militar preparatorio podría instituirse en el nivel
secundario para que Honduras en el supuesto caso de una invasión o
ataque externo pueda contar con un buen número de soldados con
capacidad semiprofesional, sin la soberbia y la petulancia del mílite
contemporáneo hondureño, ni el abuso de poder por medio de la fuerza
bruta como se estila en estos días.

El motivo principal de este capítulo es el de presentar formalmente
la idea a la consideración de la opinión hondureña para comenzar a
analizar el nivel de cero ejército para finales del siglo veinte.

Un país como Honduras no puede ni debe gastar más en el presupuesto
militar que en el de salud o educación. La ayuda militar
estadunidense a Honduras fue de más de $150 millones de anuales,
algo así entre 800 y 900 millones de lempiras, mientras que en ese
periodo el gasto en salud y educación mancomunado era ligeramente
menor que el gasto militar.

Por ello pedir la cancelación del ejército y montar una policía
moderna, profesional e integrada con personal casi todo honesto es
una necesidad para Honduras y su economía; para la ciudadanía que
desde tiempos inmemoriales ha vivido sojuzgada por la bota del mílite
inescrupuloso y corrupto.

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