jueves, 30 de julio de 2009

La paz que es un espejismo

From: Francisco Javier

La paz que es un espejismo

Que nadie se haga ilusiones de que la simple ausencia de guerra, aun siendo tan deseada, sea sinónimo de una paz verdadera. No hay verdadera paz sino viene acompañada de equidad, verdad, justicia, y solidaridad.

Juan Pablo II

Son estas palabras del difunto Papa Juan Pablo II que reflejan el espejismo de la paz que se promulga en nuestra nación. Y estas se quedan cortas, porque esa paz sólo se ve reflejada en carteles en los cuales se lee “Justicia, paz y democracia”, “Honduras en paz y libertad”. Hay que vestir una camiseta “blanca” para identificarse con la defensa de la democracia, no por menospreciar a los compatriotas que participan de ello, porque al igual que nosotros los “chusmas”, nos prestamos conciente e inconscientemente a ser “títeres” de la supuesta “democracia” que nos han vendido durante estos años los señores del bipartidismo. Y es debido a esto que muchos reflexionamos y nos preguntamos, ¿Cuándo ha existido justicia y libertad en nuestro país? ¿Cuándo ha existido la paz? Resulta indignante que esa paz que se grita a los cuatro vientos, sólo exista para unos pocos.

Porque la semántica de paz, justicia y democracia, han quedado viciadas por aquellos que las han utilizado y menoscabado a su favor. Porque esa paz y ese sentido de “libertad” sólo ha sido para los “favorecidos” que no tienen porque preocuparse al siguiente día ya que su vida ha transcurrido “normal”. Porque para justificar la palabra “golpe” deben de existir cientos o miles de muertos, y como ha habido pocos “no pasa nada”, es sólo una “sucesión constitucional”.

Tal y como lo menciona don Eduardo Galeano “Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen”. Y son aquellos los que tienen pánico de perder lo que tienen los que defienden su propia paz, ya que siempre han vivido en ella. Son aquellos quienes no pertenecen al 70% de la población hondureña que vive en pobreza, son los que no se preocupan qué es lo que comerán al día siguiente. Son los que tienen un sustento seguro para sus familias, los que no viven en la rivera de los ríos y en época de invierno no tienen temor a que se inunden sus casas o que sus hogares sean destruidos por un deslizamiento a causa de las lluvias. Son los que han vivido a costa de otros compatriotas a los que “solidariamente” ven en las iglesias y les rezan “goriletti nuestro que estás en el congreso, santificado sea tu golpe”. Los dos candidatos presidenciales del bipartidismo tendrán que rezar mucho para que suceda un milagro, porque debido a sus posiciones y el cansancio del pueblo, serán castigados. Aunque al final del día no les importe, ya que se refugiaran en su ostra de paz, de lujos y manjares. Son ellos los que pueden “vivir” sin problemas por seis meses, hasta que llegue el próximo gobierno. Irónico, porque según decía un “destacado” empresario, ex precandidato presidencial, “ésta es la oportunidad para no depender de la ayuda y cooperación internacional y comenzar a invertir en el país”. ¡Vaya momento para que los grandes empresarios sean “concientes”, inviertan en el país, y promuevan la paz! Tengan cuidado señores, porque si es así y finalmente comienzan a ser solidarios con el pueblo, dudo mucho que sus “reservas de inversión” les permitan llegar a fin de año.

Kant decía en su obra “la paz perpetua de los estados”, que la paz significa el fin de todas las hostilidades y que las causas existentes para una guerra en el futuro se destruyen en su conjunto por el tratado de paz. Me gustaría que realizáramos un tratado de paz, un tratado de paz que involucre a todos los sectores, en particular a los desposeídos, excluidos y marginados que no posean paz y que han sufrido por la “paz” que escudan unos pocos. Las únicas hostilidades contra las cuales combatir deben ser la pobreza, el hambre, la violencia en todas sus formas, la falta de educación y falta de salud, la desigualdad y la injusticia. Deberíamos participar todos como hondureños para salir de estas “honduras”.

Pero como aquí todo sigue “normal”, tenemos que seguir “metiéndole” opio al pueblo. En nuestro clima “normal”, los empresarios pueden seguir organizando partidos de futbol, en particular un “clásico” que regularmente produce actos de violencia, y lastimosamente, muertes inocentes. Esto puede hacerse en un clima que aún debido a la tensión política que se vive en el país, posiblemente suceda algo. Pero se justifica, ¡no importa! Tenemos que seguir llenando nuestras arcas para seguir con nuestro estilo de vida, a costa de los pobres aficionados. La paz les pertenece y no les importa que compatriotas nuestros estén a la intemperie y en estado de sitio en el oriente del país, les da igual, porque la paz “mediática” es la diosa “razón”. ¡Vivimos en paz! Y cómo vivimos en paz, no se producen violaciones a los derechos humanos, ¡acá todo está bien! Somos un país tan pacífico que Honduras ocupa el lugar Nº 112 de 144 en el índice global de paz 2009. Es por eso que Honduras rebasa seis veces la tasa de mortalidad por homicidios con un promedio de 57.92 por cada 100,000 habitantes (la tasa promedio mundial de mortalidad por homicidios es de 8.8 por cada 100,000 habitantes) y estos son datos de un informe presentado en mayo por el mismo CONADEH. Aunque sabemos que esto es un problema con múltiples aristas y que proviene desde gobiernos anteriores, no me extrañaría que más de alguno salga diciendo por ahí que se agravó por “Mel”. Con un poco de saña, esperaré ansioso los informes del próximo año que realizaran muchos organismos internacionales respecto al estado sobre derechos humanos, violencia y democracia. Si hemos sido considerados un estado “fallido”, ahora con la situación política actual, agradeciendo de antemano a los defensores de “nuestra constitución”, ¿cual será nuestro “Rankin” y calificativo?

Por mientras espero, seguiré gozando y disfrutando de la paz, la libertad y democracia con ansias de equidad y justicia que impera para muchos de nosotros en los brazos de Morfeo, aunque concientemente sepa que esto es sólo un espejismo.

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