viernes, 3 de julio de 2009

No quiero convencer a nadie de nada.

Por: Allan McDonald.

Tratar de convencer a otra persona es indecoroso, es atentar contra su libertad de pensar o creer o de hacer lo que le d la gana. Yo quiero slo ensear, dar a conocer, mostrar no demostrar. Que cada uno llegue a la verdad por sus propios pasos, y que nadie le llame equivocado o limitado.
(Quin es quin para decir "esto es asi", si la historia de la humanidad no es ms que una historia de contradicciones, y de tanteos y de bsquedas!) Hacer caricaturas es un oficio muy parecido en la apreciacin de los lectores, a laspiruetas de un arlequn. Normalmente quienes nos dedicamos a este aislado e intil oficio nosencontramos a diario con gente que te pide que por favor le des un autgrafo en imagen para hacerlos rer por un momento, o que le dibujes a Garfield a los hijos
de ellos, que ni idea tienen quien es uno, o que hace. Por eso suelo no salir tanto a las calles, porque mi generosidad puede sin lugar a dudas erosionar los vuelos limitados de mi creatividad y hacerme perder la perspectiva del compromiso que diariamente tengo que asumir con la realidad y con la condicin humana.

En hondurashace dibujo poltico, es contar chistes. Nuestro pas es surrealista y ya lo era desde antes de salir en las portadas y en las pantallas plasma del mundo. Pero fue preciso que se suscitara esta experiencia cavernaria para que se supiera que un ojo sangrante puede alojarse en la macana de un gendarme. Y Que el
preguntar al pueblo sobre si apoyas algo o no para escribir una pgina de cambios pueda provocar destierro, detenciones, muertes, represin, aislamiento, porque en sus mentes cuadradas de petulancia occidental, el pueblo no est preparado para pensar, y la democracia no puede cometer la absurda irresponsabilidad de conferirle un
espacio de decisiones. O que por ejemplo muchos hondureos estn defendiendo la constitucin en las calles con su indignacin y su sangre encharcada en las avenidas pavimentadas de verde olivo, y en los televisores nacionales aparezcan las lgrimas negras del rmel descolorido de Vernica Castro en los novelones mexicanos, porque es
mas interesante el drama del celuloide que el drama humano, y quealgunos intelectuales bonitos se pasan las horas discutiendo sobre la tragedia griega, sin importarles la tragedia nacional, y los viejos, jubilados de la nostalgia pierden sus ltimos das jugando cartas de azar sin importarles que la patria esta perdida, atravesada por una rey de corazones, y los jvenes light se pasean en los malls, tristes por la muerte del rey blanco y negro del pop.

Miras al pas, te introducis al pas y como Henry Bergson, sents que te engolfas en un barco alucinante, que no distingus el maridaje defectuoso en la geometra arquitectnica de los diseadores burgueses entre un edificio de una red hotelera de prestigio internacional y la otredad configurada con un trazo inigualable de
miseria como el zagun en que se esconden todas las porqueras de una sociedad que mira en la pobreza un defecto y en el pobre un estorbo urbano.Aqu donde la vida est en las manos de la voluntad del otro y la pobreza en el bolsillo ignominioso de unos cuantos ricos. Este mapa hondo de desigualdades es el tema de mi trabajo. Eterno retorno de Nietzsche a la desigualdad y la vuelta de la desigualdad en una vieja callejuela de Tegucigalpa, marcada por los grafitis de las jvenes generaciones que por primera vez saben que el mundo cabe en sus manos y no en Google, y la utopa en el compromiso permanente. Esta bendita juventud que acometi contra las estupideces de una vieja generacin que nos leg una guerra risible de ftbol, golpes de Estados y militares con medallas como minas andantes, y en la algidez senil, esta locura de golpe como una forma de decirse a s mismos que todava pueden jugar la partida de ajedrez final, mientras la violencia militar pone en jaque mate nuestro futuro. La voluntad de poder, mal asimilada de Schopenhauer como germen de la locura actual,
pero sobre todo una vida y una eterna representacin de personajes que no se cansan de jugar el mismo papel de voraces aves de rapias.

Por todo ello, la vida ha perdido valor, y la dignidad es una broma macabra que solo cabe en el espritu de los que estamos enfermos de realidad. La solidaridad mundial que he recibido me ha conmovido como tambin la indiferencia y la burla de la prensa local, que est armada de razones de desprestigio y artilugios para llamarle caricia
a lo que sin lugar a dudas fue un golpe. Fui detenido, que importa unas cinco horas no ms, otros compaeros han sido heridos, otros muertos y la mayora silenciada por la amenaza y el secuestro. Esto es un Estado agrediendo al individuo, al legtimo bien supremo de las constituciones burguesas, que a veces recurren a las armas para
recordarnos que somos personas solamente, y que ellos trazan geomtricamentela medidade nuestros silencios. Tegucigalpa, la vieja, bella puta, trazada por la lgica superlativa de la sobrevivencia diaria, con puentes llenos de lodo como recuerdo aun de los huracanes, las calles destartaladas, los voceadores de peridicos, las vendedoras de ropa usada que desafan la lgica del libre mercado, los vendedores de CD pirateados, que gritan que ya tienen el ultimo de Michael Jackson, esta Tegucigalpa colonial, un hoyo de casitas miserables, una ciudad barrida de fantasmas del siglo pasado que viven esperando un milagro para sentirsecapital, hoy es
el centro del club de los ltimos gorilas del siglo XXI, Tegucigalpita de mis amores, hoy congestionada de marchas de ricos que abultan la masa con guardaespaldas y en Las otras calles muchachos con sus morrales en las espaldas librando la batalla de sus vidas, campesinos descalzos, descamisados, madres solteras a puo limpio con los militares con caras de nioscampesinos, explotadospor el sistema, con uniforme ajeno y garrote prestado, militares pobres que no saben que guerra liberan, que nunca han ledo esas teoras de la izquierda o derecha, su nica ideologa es ponerse un casco que los libre de las piedras arrancadas con el alma de los muros de la resistencia.
Esta es la Tegucigalpa que hoy retrasa su faena cotidiana para lidiar con el fervor ciego de unos fanticos que como tigres hambrientos ven en el rito de la sangre la confirmacin sdica de su salvajismo. Hans Arp y Chirico podran recortar el diario y hacer collages de taxis llenos de tanques de sangres o de muchachitos sacados de las etnias milenarias para disparar el odio que no pudieron conjurar con la venganza de siglos. O una mujer caminando con la luctusiodad de una actriz y un nio vociferando en sus faldas de seda el prximo numero de la lotera. As es Tegucigalpa, as las
desigualdades, as la ternura de la utopa diaria. As el amor a la vida, as la necesidad de cambios. As lo ley nuestro presidente de quien diariamente se rean porque no se comportaba con la delicadeza y los urbanismos de un ministro europeo y provoc reformas que perfor bolsillos hermeticos. As es la Honduras a quien han
despojado de voz, porque en las calles solo se permite que digas que tenemos un mesas con apellido italiano pero con un corazn propio de las peores mafias napolitanas.

Fui y ser siempre ese pobre muchacho que hace caricaturas, que no tambalea ni una mosca, que ningn poltico de Honduras se molestar en reprimir, porque, qu dao podra hacer esa rayitas espantosas que dibujo? Si dibuja mas bonito mi sobrino de 4 aos deca esta tarde un periodista de radio golpista, y es verdad, porque mi "accidente" de detencin, fue condenado por miles de personas en el mundo, por centenares de cadenas televisivas y peridicos de decenasde pases en el mundo entero, pero en Honduras es una carcajada eso que se llama conciencia. Ser respetado en el mundo por
tu trabajo te da esa sensacin gris y fatal de que uno ac es innecesario, como la democracia queal final de cuentas, es tambin una caricatura.

Tegucigalpa, una tarde a finales de junio de 2009, que pronto solo ser un mal recuerdo en la jungla de la historia.

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