miércoles, 22 de julio de 2009

La guitarra y el asno, fábula del verde bosque

From: Fabricio Estrada

La guitarra y el asno, fábula del verde bosque

Una vez que decido detener el reel de hechos y sensaciones de estos días,
valoro los asombros, los descubrimientos y las sorprendentes declaraciones
que han salido a flote desde el fondo de un turbio mar.

Leo detenidamente -por ejemplo- lo escrito por César Indiano e intento
creer
que alguien le está haciendo daño escribiendo en su nombre, le concedo
la duda que impone todo corcho en su ligereza sobre las olas; leo, riéndome
de antemano sus primeros párrafos, así como él nos ha enseñado en el método
Indiano; sin embargo, al avanzar en su kilométrico pronunciamiento, me doy
cuenta que Indiano ha decidido profundizar su insolencia y despistado
humor,
y que no puede hacerse mayor daño del que ya se hizo desde sus primeros y
borrascosos libros.

Indiano (César Rodríguez) es consecuente con su papel de los últimos años:
"yo soy el que puedo decir cómo están las cosas aquí" "Yo que soy un
hondureño
auténtico le pido a la ONU", "Yo que me pronuncio hasta hoy, les pido a los
hondureños que estamos con miedo dentro de nuestras casas, que tomemos las
escobas, los garrotes y apoyemos al ejército en su lucha... ahora, todos
debemos
ser un soldado más" (...)

Recuerdo una plática que le escuché en la UPN hace algunos años: en ella
sostenía
que la conquista española le había venido a hacer un gran favor a estos
puebluchos
de indios ignorantes... se reía, alababa los métodos de supresión de la
cultura
indígena, explicaba que de seguir con las civilizaciones asentadas en el
continente
hubiéramos sido los hazmerreir de la historia...

Y bueno, ahí está un hombre coherente con todo su arsenal de morbosidades y
disfunciones, desquicio que lo hace interpretar que hoy, 20 de julio,
día de
Lempira, se celebra el día internacional de La Malinche.

El otro abordaje de la crisis viene de la carta de respuesta de
Guillermo Anderson:
leo y releo su "defensa al silencio" y sólo logro sacar de la carta un
racional
cuidadosamente redactado para las ONG´s que lo ponen a viajar y a cantar
sobre cusuquitos y tapires. "Debemos hacer ahora la canción más difícil de
todas" dice, "sin confrontaciones, sin acusaciones, porque los que
quedaremos
aquí seguiremos siendo hondureños"... Caramba, ¿suena la guitarra y la
marimba?
al parecer a Guillermo se ha transfigurado a uno de sus animalitos del
verde bosque
y corre, corre con la guitarrita a través de una pradera de ensueño. "Yo
le canto a
los paisajes, yo le canto a las plantitas, yo le canto a..." sí, por
supuesto, la mitad
de hondureños que se quedarán en este territorio deben ser para él los
pacíficos
loros, los bulliciosos monos arañas y uno que otro cayuco zarandeado por
el mar,
es decir, la santísima inocencia manifestada en el silencio de todas las
especies
de la fauna y de la flora.

Pienso que se ahora en adelante, mis lecturas de poesía tendrán una mayor
precisión en cuanto a públicos se refiere, y por supuesto, que las
tonaditas
y palabrotas de Anderson e Indiano, tendrán un público igual de preciso,
nada más que el mío estará bajo permanente amenaza y el de ellos, en la
gloria y luminosidad protectora de las fuerzas del orden… a menos que logre
encontrar el secreto de Francisco de Asís y así pueda leerle mis versos
a los
fieros lobos con piel de oveja y a los mansos guayabales que en esencia,
siempre tendrán la forma de una granada de fragmentación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario