domingo, 5 de julio de 2009

De periódico La Vanguardia de España.

From jorge lara fernadez

Los generales hondureños fueron formados por el ejército de EE.UU.

Venezuela, Bolivia, Argentina y Uruguay han optado por boicotear la Escuela de las Américas | Velásquez hizo su curso cuando aún usaban manuales que aconsejaban "palizas y ejecuciones"

Con sus tejados rojos, ventanas pseudohabsburgos y césped bucólico, el Instituto de Cooperación para la Seguridad Hemisférica (Whinsec)-más conocido por su nombre anterior, la Escuela de las Américas- en el sur profundo de EE.UU., parece situarse a años luz de los golpes de Estado, escuadrones de muerte y atrocidades varias que han caracterizado la política latinoamericana durante siglo y medio. Pero por sus aulas pasaron militares que luego han escrito los capítulos más negros de la historia del Continente.

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Fundada en 1946 en Panamá pero trasladado en 1984 a la base militar de Fort Benning, en el estado Georgia, la escuela ha jugado un papel clave en la política exterior estadounidense en América Latina ayudando a formar a más de 60.000 militares en una región donde en demasiadas ocasiones el ejército ha sido la institución con la última
palabra. El último ex alumno centroamericano en saltar a la fama por tomar el poder a punta de pistola -en este caso, ocho rifles automáticos apuntados al pijama del presidente hondureño Manuel Zelaya en la madrugada del pasado 26 de junio- es el general Romeo Vásquez Velásquez. Hizo dos cursos en la escuela en 1976 y 1984. El otro golpista hondureño, general de las fuerzas aéreas, Javier Prince Suazo, cuyo cuartel general se encuentra en la base Soto Cano, junto a 500 soldados estadounidenses, estudió en la escuela en 1996. Aunque la Administración Obama se opone a este golpe, "los alumnos suelen tener más lealtad al ejército estadounidense que a su propios gobiernos civiles", dice Hendrik Voss, de SOA Watch, una ONG que hace seguimiento de la escuela.

Velásquez y Prince Suazo no están en la misma liga de golpismo que otros ex alumnos de la escuela. Hugo Banzer, el militar boliviano, que estudió un curso para ficiales en la escuela en 1956, lideró un golpe en 1971 que acabaría con la detención de 2.000 opositores y la ejecución de varios cientos. Banzer fue incorporado al Museo de Famosos -Hall of Fame- de la escuela en 1988.

El general argentino Leopoldo Galtieri, de la clase de 1949, derrocó a otro ex alumno golpista, general Roberto Viola en 1981. En total, once militares golpistas recibieron formación en la escuela, y muchos más colaboradores. Augusto Pinochet no estudió en sus aulas pero regaló una espada que durante el año de 1991 estuvo colgada en la oficina principal de la escuela. Más recientemente, dos ex alumnos
venezolanos participaron en el intento de golpe contra Hugo Chávez en 2002. "Es absurdo echarnos la culpa", dice el portavoz de la escuela, Lee Rials. "Se imparten clases de tácticas como contrainsurgencia o guerra contra el narcotráfico, pero la mayor parte del currículo es ingeniería, medicina y respuesta a desastres naturales", afirma.

Desde el boicot de países como Venezuela, Uruguay, Bolivia y Argentina, la mayor parte de los 1.100 estudiantes residentes en la escuela son militares colombianos. Pero en 1984 -cuando Velásquez estudiaba el manejo de unidades militares pequeñas- los centroamericanos eran los alumnos más solicitados para inculcar los principios de la contrainsurgencia reaganiana en El Salvador y Guatemala. Catorce de los asesinos de los seis jesuitas de la Universidad Centroamericana en El Salvador en 1989 eran ex alumnos de la escuela. Efraín Ríos Montt, otro ex alumno, protagonizó el golpe en Guatemala en 1982, semanas antes de la infame masacre de Dos Erres, cuando soldados del ejército estrellaron las cabezas de 65 niños contra una roca.

"Nadie ha podido demostrar que lo que se ha enseñado aquí haya conducido a un crimen", dice Rials. Pero en los años ochenta se utilizaban manuales de contrainsurgencia que aconsejaban el uso de "miedo, palizas, el pago de recompensas, ejecuciones y el uso de suero de la verdad", según documentos desclasificados en 1996. Algunas teorías de insurgencia en aquel entonces se basaban en "teorías de selección racional de las ciencias económicas", explica Gregg Grandin, de la Universidad de Nueva York. Por ejemplo, se aconsejaba crear opciones "combinando la amenaza de aniquilamiento" con actos de "violencia fría".

La escuela, que tiene un presupuesto de 13 millones de dólares anuales, tiene cada vez más críticos. El cambio de nombre en el 2001 no los ha silenciado. "Creemos que hay suficiente apoyo en el Congreso para cerrar la escuela antes del 2010", dice Voss. Otros no lo ven tan claro. "El episodio en Honduras demuestra que la escuela
ha fracasado a la hora de inyectar principios de democracia en sus alumnos", dijo Peter Kornbluh del National Security Archive en Washington. "Pero dudo que eso sea un motivo para cerrarla", ironiza

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