miércoles, 8 de julio de 2009

Ante el Tribunal Supremo

Por: Nikole Yanez

Rodolfo Pastor Fasquelle

Yo acuso,

Ante el Tribunal Supremo, que es el de la historia, yo acuso de
traición a la Patria a quienes, de distintas formas, han participado
en el golpe que viene de perpetrarse contra José M. Zelaya, a quien
Honduras eligió para presidirlo por cuatro años y a quien
unánimemente respalda la comunidad de las naciones

Acuso a Romeo Vásquez Velásquez --quien se impostó, hasta las
ultimas horas de su mandato legitimo, como amigo del Presidente y
soldado disciplinado-- de haber planeado y ejecutado este golpe
traidor y violento, conjuntamente con los generales del Estado Mayor,
instrumentando a un Congreso títere y las instituciones que dependen
de el, movido del amor propio herido por su destitución, invocando la
"ilegalidad" supuesta de la encuesta, según fallo amañado, para
ejecutar el "crimen" imperdonable del secuestro de su Comandante
en Jefe, para lo cual después ha fingido que disponía de una "orden
de captura", la que desmiente el juez. Y lo acuso, General de ordenar
la represión que se agrava, las detenciones ilegales, los retenes
violentos, los heridos y muertos que pudiera haber.
Sobre su cabeza Señor.

Acuso a su cómplice Carlos Flores Facusse, de haber ideado el golpe y
conspirado con y alentado a las fuerzas golpistas como antes de el,
hizo su padre otrora, por haber fraguado desde hace meses --
conjuntamente con José R. Ferrari y adláteres y Jorge
Canahuati, de la misma casta-- la campaña publicitaria dirigida a
amplias capas de opinión publica ingenua, contratando en Miami a
expertos sobre guerra sicológica, para bombardear
a la población con mensajes oscurantistas, falsedades repetidas mil
veces y fabricaciones, valiéndose de la ignorancia y la ingenuidad
que genera el sistema, en una campaña de desprestigio del gobierno y
de intimidación de quienes pudieran participar de la encuesta
que ejecutaron sin escrúpulo, en preparación del golpe. Y lo acuso a
Carlos Flores de esconderse ahora y fingir inocencia cuando sus
títeres han jugado papeles estratégicos en el golpe.

A sus adláteres de Flores: Elvin Santos y Roberto Micheleti B.
precandidatos -inconstitucionales ambos- en las internas y a los
diputados sinvergüenzas, que se prestaron a la maniobra de los
militares en cuyas manos han quedado, perfectamente
inútiles, y a los candidatos a las diputaciones y alcaldías que
siguieron su instrucción de sabotear la encuesta y que recibirán el
castigo implacable de nuestros correligionarios
conscientes de su gran traición al Partido, al igual que E. Ortez
Colindres, ese basilisco. Los acuso de haber destruido el Partido de
mis ancestros, de haberlo enterrado todavía con vida, si bien
herido.

Acuso a Pepe Lobo, a Rafael L. Callejas y Rodolfo Irías Navas que
fraguaron la estrategia oportunista e irresponsable del Partido
Nacional frente a la crisis, bajo el supuesto de que, al quedar
despedazado el adversario, ellos eran los gananciosos y ganadores,
sin reflexionar sobre el desprestigio en que incurrían con los votos
unánimes del Partido Nacional a favor de aceptar primero un asalto,
luego una falsa renuncia y después una destitución ilegal del
Presidente. De modo que si alcanzara un día la suprema magistratura
del país, el P.N. estará sujeto al mismo procedimiento y tendrá la
obligación de complacer al círculo más oscuro del poder real para
conservarse en "el poder".

Acuso, ante esa instancia superior de la posteridad y la historia, a
estos jueces prevaricadores, que siguieron las instrucciones de sus
amos y padrinos políticos para producir fallos inicuos y ridículos,
que traicionan la representación del Estado, inventan
sentencias para encubrir sus crímenes y un nuevo tipo de delito que
se pudieran cometer hipotéticamente en el futuro, que pretenden
vedarle al pueblo su derecho a la libre expresión e intervienen en el
Poder Ejecutivo.

A los empresarios de las organizaciones patronales COHEP, CCIC, ANDI,
FENAGH que, pese a que parte de su membrecía (me incluyo) disiente,
le quieren dar una pretendida legitimidad al golpe; y que invocan la
democracia y la legalidad y la paz social en el momento de
promover un golpe que da al traste con las condiciones necesarias
para defender esas banderas. Que inducen la manipulación de opinión
pública, obligando a sus empelados a marchar para Micheletti y que
han confesado (doy fe) estar financiando grupos de choque,
provocadores, para infiltrar y desarticular manifestaciones en
defensa del único gobierno legítimo, y así justificar su represión. Y
a su hueste que cínicamente se felicita de defender sus intereses
mezquinos. Prepárense a pagar el precio, ya que nadie mas tiene
como.

Acuso a los periodistas que se han convertido en cómplices de
crímenes contra la república, demostrando al final su cinismo, no
cuando adoptan una posición (a la que tendrían todo derecho) si no
cuando -sistemáticamente- manipulan los hechos que es su
obligación trasmitir con objetividad, cuando los ocultan o los
inventan y cuando sesgan sus reportajes para glosar los actos mas
viles de los golpistas y denigrar aun las intenciones mas nobles del
movimiento popular, incitando a la irracionalidad y al golpe,
como han hecho varios de los mas connotados. Te acuso a ti Rodrigo, a
ti Renato, Edgardo, Alfredo, tocayo. ¡Vergüenza! De golpistas. A los
ideólogos y exegetas del golpe, a Leitzelar, Valladares. Y a los
intelectuales que esgrimieron posiciones académicas
pretendidamente neutras, inmorales en su contexto porque se trataba
de escoger entre el bien y el mal, como ocurre.

Acuso a esos "apóstoles" inventados, falsos profetas y pistores en
vez de pastores que invocaron en vano el nombre de Dios en contra de
una propuesta cívica de reforma social, de democratización y
moralización de la sociedad hondureña, que han querido politizar los
símbolos sagrados y que ampararon y bendijeron a las fuerzas mas
oscuras y corruptas y violentas; que manipularon a sus feligresías y
después justificaron el golpe y la represión y que ahora nos piden
que prevengamos un "baño de sangre", como si los armados
no fueran sus tropas. A esos fariseos que se llenan la boca para
ensalzarse a si mismos, fanáticos de la falsa religión, el negocio il
de vender y comprar (a cualquier precio puesto que no cuestan nada
sus fruslerías) el cielo y el infierno, con cuyo temor
manipulan a sus auditorios. ¡Que se pudran en el infierno! Porque,
como dice el padre Milla, el maridaje del dinero y la religión es el
peor sacrilegio.

También acuso de traición a esa gente de cabeza hueca de nuestra
clase media, que le dio cuerda a estas mentiras y colocó su
tranquilidad pequeñoburguesa por encima de los principios que les
enseñaron sus mayores, de justicia y decencia y sensibilidad con el
sufrimiento del más humilde. Y que le ha servido de carne de cañón
mediática, de bálsamo e incienso al golpista, usurpador.

No olvide nadie su infamia de sepulcro blanqueado, su condición de
bestia apocalíptica disfrazada con piel de oveja, su perversidad que
finge inocencia. No los perdonemos ni a sus sucesores por tres
generaciones, para que la memoria de su maldad escarmiente.

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