martes, 14 de julio de 2009

PROPUESTA DE DIALOGO NACIONAL

Por: Oscar Amaya Armijo*

Tegucigalpa 29 de junio del 2009

Oscar Amaya Armijo*

Hondureños:

Quien escribe estas líneas no es dueño de bancos y fábricas; tampoco
usufructo tierras ni soy casateniente. Mi única propiedad es mi
cuerpo y mi intelecto. Por tal razón, no abrigo en mi alma ningún
tipo de egoísmo extremista que exige todo a cambio de nada.

Tampoco soy la personalidad precedida de la fama que ostentan, por
ejemplo, los cardenales, los analistas políticos, los sociólogos y
economistas que gravitan en las altas esferas, periodistas hieráticos
de los medios de comunicación y otros encumbrados del tinglado
nacional. Soy un hondureño común y corriente que bien podría ostentar
mis conocimientos en buena lid; pero ese no es mi propósito hoy.

Quizás corro el riesgo de que no se tome en cuenta mi pensamiento o
se me acuse de iluso, dada la extrema polarizaciòn que nos han
llevado la insensatez, el oportunismo político y el insaciable deseo
de riqueza desmesurada de algunos.

Estamos, si no actuamos con la debida ponderación, al borde de una
guerra civil sin precedentes en la historia, orquestada desde el
mismo poder. Esta situación nadie la quiere vivir. Basta ver el
ejemplo de nuestros hermanos centroamericanos, quienes vivieron una
sangría por muy poco. Por esta razón y otras, propongo los siguientes
puntos para ser discutidos con miras a ejecutar de inmediato un Plan
de Reconciliación Nacional:

Restituir en sus funciones a Don Manuel Zelaya Rosales y que se
inicie, en lo que queda de su mandato, un plan de unidad de los tres
poderes del estado, de acuerdo con el viejo paradigma ya conocido
(independencia de poderes), y permitir el desarrollo de la concordia
entre ellos.

Convocar a todas las organizaciones que conforman la estructura
social, económica, política y cultural del país para proponer y
discutir un plan de desarrollo económico basado en la equidad y el
crecimiento humano para todos. Estudiar, por ejemplo, la posibilidad
de instaurar un sistema de economía mixta, ensayado por Miguel
Facusse en las Químicas Dinand (mejorarlo), tanto en el campo como en
la ciudad, y, donde proceda, volver a las empresas asociativas
agrarias, previstas en el Gobierno Reformista precedido por don
Oswaldo López Arellano en 1972. De todas formas, deben conjugarse
tres ejes: Rescate y cuidado del ambiente, economía mixta y
desarrollo humano. (Este proceso que sea conducido por los titulares
de los tres poderes del estado, legalmente constituidos y observado
por la Organización de Estados Americanos OEA))

Establecer una tregua entre todos los grupos confrontados para evitar
odios infecundos, cesando de inmediato todo tipo de manifestación de
violencia, venga de donde venga. En este contexto, las Fuerzas
Armadas deben volver a los cuarteles y la policía a sus actividades
habituales.

Si en el marco de la crisis, alguien cometió desafueros con la
justicia (quien quiera que sea (Ejecutivo, Congreso, Corte Suprema,
etc....) como producto de la confrontación política, que se establezcan
mecanismos de perdón, tal como ocurrió una vez culminada la guerra
civil centroamericana. (las iglesias podrían contribuir con ello, en
vez de polarizarse).

Nombrar una comisión amplia, integrada por hondureños de reconocida
formación ética y profesional, y que se han mantenido al margen de la
confrontación, para que propongan reformas a la Constitución Política
en donde se conjuguen las propuestas de democracia representativa y
democracia participativa. Además, que se prioricen los derechos
fundamentales del hondureño en todos los ámbitos, sin distingos
de clase social, cultural, religioso, género y político. Estas
reformas planteadas deben ser discutidas en un consenso nacional.
Debe crearse la Corte Constitucionalista para dirimir allí los
delitos constitucionales.

Que los dueños de los medios de comunicación, aún cuando son de
propiedad privada, deben volver por el camino de la razón social,
mediante la cual fueron creados, evitando el sesgo en la
polarizaciòn, ponderando y objetivando la información, y dándole
cabida en su seno a todos los sectores para realizar en la práctica
la libertad de expresión, a la que todos tenemos derecho. Discutir
hasta qué punto estos sesgos son los que alientan la confrontación y
evitarlo, mediante la reglamentación del ejercicio periodístico,
basado en principios éticos. Por supuesto, no desconozco la ubicación
de los medios de comunicación en los niveles de la estructura
económica, social y política del país

Discutir la posibilidad de crear un Fondo Nacional para el Desarrollo
Humano, con recursos económicos provenientes de los excedentes de la
producción (plusvalía); de tal forma, que los inversionistas
continúen con su modo de vida, pero compartiendo con el resto de los
actores productivos los beneficios de la producción, distribución y
comercialización de los bienes materiales.

Que se convoque, de acuerdo con la ley, a elecciones generales para
el 29 de noviembre. Estudiar la posibilidad de renovar las leyes
electorales para garantizar una amplia participación de la población
y ensayar nuevos paradigmas político-partidarios.

Que se estudie la posibilidad de reabrir juicios contra quienes
cometieron actos de corrupción, debidamente comprobados, y se
recuperen los dineros sustraídos ilícitamente e invertirlos en
actividades de desarrollo económico para la población.

Que cese de inmediato todo tipo de represión (física, sicológica,
ideológica y económica) contra la población por parte del estado y
sus órganos especializados, y que se vuelva por los fueros de la
discusión civilizada y fraterna entre los hondureños.

Estos diez puntos los someto a la consideración de aquellos que aún
creen en el diálogo, en las salidas creativas y políticas de la
crisis, al margen de poses desfasadas de la historia política, con
capacidad para reinventarse este país y conducirlo por verdaderos
causes de desarrollo. No tenemos otra alternativa que ésta: en el
otro lado yace el abismo de la guerra civil, el terror y quienes
quieren empujarnos al descalabro.

Esta propuesta, por ilusa que sea, la elevo por Honduras, mi familia,
mis dos hijos pequeños, mis amigos y por las nuevas generaciones de
hondureños que no vivieron la inclemencia de la guerra civil
centroamericana que se nos impuso en la década de los ochentas.

Aún estamos a tiempo de evitar la destrucción de cuantiosos recursos
humanos, naturales y financieros por una coyuntura que, si analiza y
somos inteligentes, es fácil de buscarle una solución, también
coyuntural.

Si no actuamos en consonancia, entonces... que Dios se apiade de
nosotros.

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