martes, 14 de julio de 2009

¿CLASE POLITICA O LUMPEN?

Oscar Amaya Armijo

No sè las razones para hablar de clase política, al referirse a los
politicastros que han gobernado Honduras. Estos individuos no
constituyen una clase: son mandaderos de las clases sociales
dominantes. Se entiende por clase los grupos humanos que se
diferencian entre si por el grado de vinculación que mantienen con
los medios fundamentales de producción.

Si el grupo es dueño de los medios de producción, entonces es
burgués (propietario de fabricas, bancos) o terrateniente ( dueño de
grandes extensiones de tierra). Pero los politicastros que gobiernan
son lumpen; lumpen burgueses, decía Frank Fanon. Especie de parásitos
(vividores de oficio) que se adhieren como rémoras al nivel político
del modo de producción, no solamente para esquilmarlo, si no para
conservar, fortalecer y cuidar el sistema social basado en la
propiedad privada.

Por supuesto, no desconozco el fenómeno en el que ahora directamente
el burgués o terrateniente, ante el supuesto fracaso de sus
mandaderos, de cuidarles propiedades y beneficios, se incorporan
ellos mismos directamente a la gestión administrativa y legal del
estado para garantizar el éxito de su régimen económico y modo de
vida.

En el estado, en los tres poderes, he conocido individuos que tienen
décadas de ejercer como ministros, diputados y magistrados, y nadie
debe tocarles su estado de cosas, sopena de sufrir las consecuencias.
Ellos se inventaron la pétrea Constitución de la República, tantas
veces violada por estos esperpentos de la historia.

Entonces, que ya no se hable de clase política, figura que no existe,
al menos que los sociólogos burgueses la hayan inventado para
ocultar las verdaderas clases sociales que controlan los tres
niveles (económico político e ideológico) del modo de producción para
su exclusivo beneficio.

Son precisamente estos politicastros, sin formación e ilustración,
quienes nos mantienen en esta encrucijada ¿Cómo se les ocurre pensar,
por ejemplo, que consultarle al pueblo implica un cambio en el
régimen económico y, solo por ello, deponer un gobierno, aludiendo
causas de dudosa veracidad? En realidad, en el fondo lo que esconde
la apariencia son las profundas contradicciones clasistas en el seno
del bloque de poder por el control del aparato estatal.

En esta lucha fratricida, impulsadas desde sus poltronas relucientes,
desde luego que serán las clases sociales dominadas quienes pondrán
los muertos, mientras que ellos se marcharán a Miami a gozar los
beneficios que genera la producción de bienes materiales, sobretodo
sus excedentes, obtenidos mediante la explotación en los centros productivos.

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