lunes, 20 de julio de 2009

Golpistas que hablan de «normalidad»

From: Diana Canales

Ainara LERTXUNDI Periodista

Golpistas que hablan de «normalidad»

Primero dan un golpe de Estado. Entran en el palacio presidencial, lo capturan y lo mandan fuera del país. El toque de queda por supuesto no falta ni tampoco la colaboración de las elites y la jerarquía eclesiástica, que para no variar, se alía con el poder dominante en ese momento. El manual, sin embargo, difiere de los clásicos golpes de Estado que se dieron en Centroamérica y Sudamérica en los setenta y ochenta. A éste le han querido dar un talante diferente, presentándolo como una profunda crisis política y como un paso necesario que encaja dentro de los límites de la «normalidad».

Tras usurpar el cargo de Manuel Zelaya, elegido en las urnas, Roberto Micheletti ha afilado aún más las uñas y no parece dispuesto a soltar la vara de mando. Ahora bien, en un gesto de buena voluntad, le ha ofrecido una amnistía, pero advirtiéndole de que jamás volverá a ocupar el puesto que tenía y de que, en Honduras, lo único que le espera es la justicia. No sé muy bien a qué justicia se refiere, si a la de verdad o a la del poder judicial alineado con los militares. Tampoco ha tenido reparos en hablar de «restitución de la democracia», cuando es él uno de los actores principales de su ruptura.

Desde Costa Rica, su presidente Óscar Arias ha visto fracasar sus intentos de mediación. De nada le han servido sus estrategias diplomáticas ni recibir a ambos al mismo nivel, como si Honduras tuviera una presidencia bicéfala. Arias incluso tuvo que negociar durante horas con Micheletti y mandar a un emisario suyo a la terminal del aeropuerto para tranquilizar al nuevo «presidente», que finalmente dio plantón a Arias, yéndose sin sacarse la esperada foto con Zelaya.

Ahora habla de conspiraciones e injerencias extranjeras, apuntando con el dedo hacia Hugo Chávez y, más allá, hacia el concepto de una nueva América Latina. Pero, la única conspiración que de momento ha habido no está en el Palacio Miraflores de Caracas sino en los cuarteles y clubs lujosos de Tegucigalpa. Y aunque se intenten dulcificar, los golpes de Estado siguen siendo eso y las actitudes prepotentes nunca cambian.

No hay comentarios:

Publicar un comentario