Por: Aníbal Delgado Fiallos
El anuncio de la mediación del presidente Arias en el conflicto hondureño ha hecho que vuelva la esperanza en un momento en que la situación económica nacional se deteriora y el horizonte político se muestra sombrío..
Honduras no merece una situación como la que vive, una condición de Estado paria, gracias a unas élites políticas pervertidas, forjadas en el fraude y el irrespeto a la institucionalidad democrática.
El golpe militar y todo lo que le antecedió han sacado a flote todo ese detritus que yace bajo el discurso mentiroso de unos y otros y la ausencia total de un compromiso con Honduras.
En este momento de lucha por sobrevivir a la aventura, los sectores políticos autores del golpe deben entender que el tiempo no juega a su favor; a medida que la solución del conflicto se alarga sus posibilidades se deterioran y aferrarse a una solución alineada a sus intereses haría sangrar más al país.
Es necesario que entiendan que toda solución pasa por la reinstalación del presidente depuesto; no por lo que en sí representa la figura del señor Zelaya, sino porque es lo políticamente sensato; es, además, lo que demanda el Continente y la oposición interna que no es cierto que se esté partiendo el pecho por nadie en particular, sino que es cívicamente enemiga de los golpes militares y de los
grupos de poder que se han estado enganchando en el gobierno de facto.
Estados Unidos está jugando su papel en la conservación de los equilibrios que necesita en América Latina; y la posición ética del presidente Obama de reconocer mandatarios en función no de su alineamiento sino de su legitimidad electoral, no deja lugar para dudar dónde su ubica el gobierno de la gran potencia.
La forma desastrosa como se manejó la llamada "solución constitucional" en su etapa culminante, muestra una abismal incompetencia política y jurídica; la Asamblea General de la OEA sirvió para que se recordara que la utilización del estamento militar para resolver crisis políticas hace años pasó a la historia y que
quien estúpidamente intente revivir este proceso recibe el rechazo unánime de los pueblos.
El golpe de Estado de junio pasado cambia totalmente los esquemas políticos en Honduras, sobre todo si Zelaya logra percibir estas cosas y en su retorno gobierna con cordura en el marco de un gran consenso nacional..
Los que desfilan de blanco demandando la paz, dignos de todo mi respeto, deben ser consecuentes con su discurso, no volverse intransigentes y jamás oponerse en nombre de su causa a una solución negociada; el costo del endurecimiento de posiciones puede ser fatal.
viernes, 10 de julio de 2009
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