miércoles, 15 de julio de 2009

La revolución latinoamericana

From: Jonathan López

La revolución latinoamericana llega a puerto hondureño (2da. Parte)

¡Fortalecer la dirección para coordinar y extender la lucha!

¡Ni un gramo de confianza en la OEA!

Samuel Santibáñez

La revolución hondureña ha estallado con una intensidad colosal. La rabia y frustración acumuladas por años, están escapando por una válvula aparentemente circunstancial que ha sido provocada por el golpe de Estado de la ultraderecha, al presidente Zelaya. Las masashan salido a las calles en miles primero, y después en decenas de miles y centenares de miles el domingo 5 de julio, dando una batalla frontal a las fuerzas represivas, demostrando una inconmensurable capacidad de organización y una firme decisión de llegar hasta el final. Una concentración de 300 mil personas en un país de 7.4 millones de habitantes, es una cifra estupendamente alta.

Decisión inquebrantable

Guiados por su instinto de clase y una dirección agrupada en el Frente Nacional contra el golpe de estado (FNGE), que básicamente es la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular (CNRP), los trabajadores del campo y la ciudad, hombres y mujeres, niños, jóvenes, adultos y ancianos, están dejando una profunda huella en el
proceso de la revolución latinoamericana. A pesar de un escenario de toque de queda, de militarización de las calles, de gases lacrimógenos, de cárcel, allanamientos de morada, a pesar de una feroz, hipócrita e indescriptiblemente mentirosa distorsión de la realidad a través de los medios electrónicos de comunicación, a pesar de una de represión sangrienta con al menos cinco muertos hasta ahora, a pesar de todo eso, los golpistas no pudieron evitar que una auténtica marea humana de cientos de miles de trabajadores del campo y las ciudades, arribara a la capital, Tegucigalpa, a recibir a Zelaya, que aterrizaría en el aeropuerto internacional de Toncontín.

Haciendo gala de una decisión inquebrantable, las masas evadieron
audazmente a los retenes militares -caminando, pues los militares
tiraban balazos a los neumáticos de los autobuses-, bordearon ríos,
avanzaron a campo traviesa, comieron frutos silvestres, durmieron en
las calles o al descampado, todo con el fin de llegar a Tegucigalpa,
porque para ellos, reinstalar a Zelaya significa una esperanza de
cambiar su realidad, salir de su pobreza y dejar atrás la ausencia de
un futuro digno. Lo mejor y más avanzado del pueblo hondureño dejó
claro que está haciendo todo lo que está en sus manos, no sólo para
regresar a Zelaya a la presidencia, sino instintivamente poner sobre
la mesa la necesidad histórica de la transformación socialista de la
sociedad.

En contraste, los golpistas, penosamente consiguen una plaza
parcialmente llena, producto -en miles de casos- de la coerción y
amenazas de despido; la clase media en un país como Honduras es
extremadamente reducida, por tanto la base social de los golpistas es
tremendamente volátil, como muestra: los empresarios organizados le
han quitado el respaldo a Micheletti y algunas cadenas televisivas
como Globo Visión -de la ultraderecha venezolana-, han dejado de
adular a los golpistas como los "defensores de la democracia" y han
señalado algunos de sus "excesos". El régimen de facto es
insostenible ya que el único camino que tiene es la fuerza militar,
pero no estamos en los años 60 y 70, en donde el imperialismo imponía
dictaduras a diestra y siniestra, al contrario, vivimos un proceso de
ascenso del movimiento revolucionario latinoamericano y mundial. Esto
determina fuertemente la ecuación de la lucha de clases en Honduras
que inevitablemente está ligada a la revolución del conjunto de
Centro y Latinoamérica.

Las imágenes mostradas por Telesur[1] y la televisión del gobierno
bolivariano de Venezuela[2], dan una clara muestra de que la rabia
contenida por décadas ha estallado encontrando un cauce -por ahora-,
en la defensa de la democracia burguesa, "¡Queremos a Mel!", "nos
tienen miedo porque no tenemos miedo": es un coro en la garganta de
centenares de miles en las calles de Tegucigalpa; en voz de un
manifestante entrevistado por Telesur: "el presidente Mel Zelaya ha
demostrado la voluntad del pueblo, por eso debe ser regresado a su
puesto, porque es el presidente constitucional que fue elegido por el
pueblo"; otro manifestante portando en una mano una imagen de la
virgen de Suyapa y en la otra mano, una foto de Mel Zelaya, dice:
"esta es la patrona de Honduras (señalando la imagen de la virgen), y
este es el presidente constitucional (señalando la foto de Zelaya),
quien nos ha regresado la dignidad como pueblo, esta es una lucha en
defensa de la democracia, en defensa de la vida".

La democracia burguesa

Una cosa es la "democracia" para la burguesía y otra cosa muy
distinta es la democracia para la clase obrera y el campesinado
pobre, quienes la interpretan libremente, adaptando conceptualmente
la "constitucionalidad" burguesa, a su perspectiva instintiva de
clase. En el marco del capitalismo, para los marxistas no da lo mismo
un régimen "democrático" que un régimen dictatorial. Por supuesto que
es preferible un régimen con libertades democráticas, a un régimen en
donde se coartan; por ejemplo, la aceptación de parte de un régimen
"democrático" a la existencia de los sindicatos de trabajadores,
permite -a pesar de sinnúmero de dificultades-, el desarrollo de la
organización del movimiento. Una vez dicho esto, es claro que bajo el
capitalismo, la "democracia" es la otra cara de la moneda de la
dictadura del gran capital, puedes decir y hacer más o menos lo que
se te antoje, siempre y cuando no atentes contra los intereses
económicos de la clase dominante.

Sectores de la clase dominante capitalista quisieran establecer
regímenes de terror y postrar a las clases explotadas sin ningún tipo
de consideración, imponer un régimen esclavista y opresor, ese es el
ideal de lo más retardatario de la clase dominante; sin embargo,
tienen dos pequeños problemas: por un lado, la explotación física y
moral de la clase obrera y el campesinado pobre, tiene un límite, eso
es lo que hace posible las explosiones revolucionarias de los
pueblos; por otro lado, a diferencia de otros modos de producción, el
capitalismo necesita cristalizar la mercancía en el mercado y cuando
los capitalistas recortan los salarios, cuando precarizan las
condiciones de trabajo, recortan también el mercado, profundizando la
sobreproducción que es la base material de las crisis, que a la vez
genera inestabilidad de todo tipo hasta el último rincón del planeta.
Para comprobarlo, basta voltear a Medio Oriente, Asia, por supuesto
Latinoamérica y África, incluso Europa es un caldero caliente, así
como hace unas semanas Portugal fue el escenario de una explosión de
rabia de las masas, lo es ahora Irán con el fraude electoral a
Hossein Mousavi, que desató una revolución con millones de
trabajadores luchando en las calles y Honduras con un impresionante
despliegue de fuerza de parte de los explotados, luchando por la
defensa de la "democracia" burguesa, aparentemente.

Para controlar a la clase obrera y el campesinado pobre, bajo la
"democracia" capitalista, la burguesía utiliza a los dirigentes
reformistas de los sindicatos y los partidos con base obrera y
campesina, para contener, distorsionar, desviar y traicionar al
movimiento social. Sin este valioso apoyo de los dirigentes, el
capitalismo no se sostendría en pié. Este favor es correspondido por
la burguesía a través del enriquecimiento de los dirigentes. Pero,
una vez dicho esto, no es una ley histórica que los dirigentes
siempre serán corrompidos. Hay excepciones que pueden dar lugar a
eventos atípicos. Los individuos juegan un papel en la historia, a la
vez que están condicionados por la época en que viven. En momentos en
los que las masas irrumpen en el escenario político, lo hacen usando
sus organizaciones tradicionales antes de crear nuevas agrupaciones,
partidos o sindicatos, y a la vez los dirigentes que no se ponen al
frente de la lucha suelen ser desplazados. El margen de maniobra de
los dirigentes reformistas no es eterno, funciona entre tanto las
masas no obtienen conclusiones producto de los grandes
acontecimientos, una vez que éstos se producen, la situación cambia,
avanza o retrocede según se hayan gestado las luchas y las
consecuencias del programa, la estrategia y las tácticas adoptadas
por la dirección del movimiento.

Muchas veces en la historia, hemos visto a las masas explotadas
luchar en defensa de las libertades democráticas en el marco del
Estado burgués o semi feudal, por ejemplo el caso de la Rusia zarista
con la Revolución de febrero de 1917, que desplazó a la autocracia
del zar Nicolás II y tenía la intención de instalar en su lugar una
república liberal, para lo cual se instaló un gobierno provisional,
que meses después fue derrocado por las masas dirigidas por el
Partido bolchevique. Los capitalistas acuden por necesidad, obligados
por las circunstancias, al uso de regímenes "democráticos". Engels lo
explica en La situación de la clase obrera en Inglaterra: "Los
sindicatos, considerados hasta hacía poco, obra del diablo, eran
mimados y protegidos por los industriales como instituciones
perfectamente legítimas y como medio eficaz para difundir entre los
obreros sanas doctrinas económicas. Incluso se llegó a la conclusión
de que las huelgas, reprimidas hasta 1848, podían ser en ciertas
ocasiones muy útiles, sobre todo cuando eran provocadas por los
señores fabricantes en el momento que ellos consideraban oportuno.
Aunque no desaparecieron todas las leyes que colocaban al obrero en
una situación de inferioridad con respecto a su patrono, al menos las
más escandalosas fueron abolidas". Es decir, las conquistas
democráticas no caen del cielo, sino que son producto de la lucha de
los pueblos.

Esto no hace sino esconder profundas contradicciones que nos permiten
afirmar que en realidad, las masas luchan por lo que creen posible y
en momentos de crisis revolucionaria, obtienen conclusiones que
cuestionan todo el sistema, saben perfectamente lo que no quieren,
pero no alcanzan a comprender exactamente lo que sí quieren, de ahí
la necesidad de la construcción del partido marxista de masas. Así, a
pesar de toda la maquinaria del Estado, que es un instrumento de
dominación que permea el pensamiento dominante al conjunto de la
sociedad, en momentos críticos y sólo a través de grandes
acontecimientos, las masas -y sobre todo sus sectores avanzados-
logran derribar los mitos, tradiciones, prejuicios y fantasías que en
épocas "normales" mantienen atada su consciencia a la aceptación
tácita de la sociedad capitalista. En este punto radica una de las
cuestiones claves de la dirección del movimiento, es decir, ¿qué
alternativa hay para sustituir al Estado burgués y cómo luchar por
ella?

LA TEORÍA DE LA REVOLUCIÓN PERMANENTE de León Trotsky, establece que
es el proletariado quien debe terminar de llevar adelante las
demandas de la revolución democrática, la reforma agraria, como punto
nodal. No es necesario entonces, desarrollar primero el capitalismo
en la atrasada sociedad feudal o semi feudal, y después de eso, como
afirmaban los estalinistas, en un periodo indefinido en el tiempo,
luchar por el socialismo. Lenin coincidiría en 1917 con sus TESIS DE
ABRIL en los principios de la Teoría de la revolución permanente, que
Trotsky desarrollara desde 1904. Trotsky rechazaba la teoría
menchevique según la cual, durante la revolución burguesa, la clase
obrera debía conformarse con apoyar a la burguesía liberal y sólo
después de que ésta llegara al poder, y consolidara un largo periodo
de desarrollo capitalista, podría pensarse en la revolución
socialista. Esta "teoría" convertía al proletariado en mero apéndice
de la burguesía liberal, creando ilusiones en ésta y en la práctica,
sujetando al partido del proletariado haciéndolo incapaz de tener
cualquier iniciativa revolucionaria. Se trataba de una interpretación
mecánica, -es decir no dialéctica-, del tránsito de un modo de
producción a otro. Para realmente lograr mejoras sustanciales y
permanentes, lo que el pueblo hondureño y centroamericano requiere,
no es la democracia burguesa, sino el socialismo. La clase obrera se
encargaría de resolver los problemas pendientes de la revolución
democrática burguesa, a través de la revolución socialista. El
capitalismo no sólo no es necesario, sino que amenaza la existencia
misma de la humanidad.


La revolución hondureña está ligada a la revolución centroamericana

América Central ha sido tradicionalmente una región inestable, pues
una atrasada, obtusa y dependiente clase dominante terrateniente
-heredera del modo de producción feudal-, se ha fundido con la
burguesía industrial y financiera, supeditándose siempre a través de
miles de hilos al imperialismo estadounidense. Con una población de
43 millones de habitantes, Centroamérica representa únicamente el uno
por ciento de la superficie terrestre del mundo y sin embargo cuenta
con el 8 por ciento de las reservas naturales del planeta, eso ha
colocado a Centroamérica como un jugoso botín para el imperialismo
estadounidense, que ha postrado a los pueblos por todo un periodo
histórico, a través de la colonización directa, dictaduras militares
y con regímenes de bonapartismo burgués.

En particular, Honduras ha sido un país cuya clase dominante
consiguió instalar regímenes de terror, desactivó -antes de que
naciera- la guerrilla campesina y ha mantenido una cierta careta
"democrática" traspasándose el gobierno a manos de dos partidos
burgueses, el Nacional y el Liberal, este último el partido de
Zelaya. Una vez que hubo una mínima desviación del programa
oligárquico, Zelaya fue aislado y el Pentágono inició la orquestación
del golpe. Eva Golinger[3] documenta muy bien las similitudes
existentes entre el golpe de Estado en Venezuela el año 2002 y el
golpe de Honduras en 2009: la forma de actuar del los golpistas está
apegada el mismo guión teatral, incluso los organismos reaccionarios
se llaman de forma similar, en Venezuela se llaman "Coordinadora
democrática", en Honduras "Unión cívica democrática", en ambos casos
los empresarios se organizan en una entidad llamada Fedecámaras; en
ambos países los militares golpistas son egresados de la "Escuela de
las Américas, la famosa escuela militar estadounidense responsable
por entrenar la mayoría de los dictadores y represores en América
Latina". También en ambos casos hay, claro está, un financiamiento
directo por parte de Washington.

Para el imperialismo, Honduras es su base regional, por eso instaló
una base militar en Palmerola[4] en 1981 en plena dictadura. Honduras
fue el portaaviones de Estados Unidos durante el periodo de la Guerra
fría y jugó un papel especialmente relevante en la guerra de Reagan
contra el sandinismo. Honduras se torna más importante aún para el
Pentágono, en la medida del avance de la revolución latinoamericana.
Estados Unidos planificó el golpe contra Zelaya para intentar frenar
la influencia de la revolución venezolana en la región y le salió el
tiro por la culata. El odio de clase de los medios informativos
hondureños, reflejado en las vociferaciones en contra de la
revolución venezolana, es una muestra clara de que lo más rancio y
obtuso de la oligarquía centroamericana se sitúa precisamente en
Honduras, pero toda la región se caracteriza por una profunda
inestabilidad política.

Por ejemplo, en Guatemala el imperialismo está atacando al gobierno
de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), abanderado por Álvaro
Colom, acusándolo de narcotráfico y demás. Dado que la naturaleza no
conoce el vacío, las masas colocaron a la UNE en el gobierno de
Guatemala en las elecciones de 2007. En 1999, Álvaro Colom fue
candidato de la Alianza Nueva Nación, una coalición de izquierda
encabezada por la ex guerrilla; luego de separarse de la alianza, en
2000, fundó la UNE para competir otra vez en 2003. Colom fue de 1991
a 1997 director del Fondo Nacional para la Paz, periodo en que
negoció el retorno de 45 mil refugiados guatemaltecos desde México.
El contenido programático de la UNE, que a pesar de ser totalmente
reformista, explica en parte su triunfo electoral; en entrevista con
La Jornada, Colom explica que su gobierno impulsará "la seguridad
democrática y justicia plena, mayor empleo, una economía competitiva
pero que genere seguridad social y la promoción de los derechos
humanos en un país de injusticias." Y sigue: "Necesitamos democracia
y no mano dura, participación ciudadana, no clientelismo político".
No es tanto que la UNE sea una opción real para los trabajadores, más
bien es la dispersión de las opciones de izquierda lo que colocó a
Colom, a la vista de las masas, como una alternativa viable. El hecho
de la victoria electoral de la UNE también se explica por la
bancarrota de los partidos tradicionales de la oligarquía, que si
pretendían derribar a Colom, ahora con la revolución hondureña, el
imperialismo ha probado una cucharada de su propio chocolate y ha
tornado más complicado todo el escenario centroamericano.

Esas pequeñas reformas, que en realidad son pinceladas de reformas,
no son aceptadas por la oligarquía y el imperialismo. La política
reformista tiene un pequeño problema: es un reformismo sin reformas.
La única forma consecuente de luchar para conseguir reformas, es
vinculando la lucha por las necesidades inmediatas con la
transformación socialista de la sociedad, es decir, a través de un
programa de transición. En ese sentido, dialécticamente, una lucha
real por las reformas pasa a través de no considerar a las reformas
como un fin en sí mismo, sino como un medio para trascender el modo
de producción capitalista y sustituirlo por el socialismo. De existir
partidos marxistas de masas en El Salvador y Nicaragua se podría
extender el abanico de la revolución a todo Centroamérica, con el
factor Venezuela como potencia militar y sobre todo por el poderoso
imán inspirador que está significando la revolución bolivariana para
millones de explotados en el mundo, se abriría la puerta a
insurrecciones de masas en toda una serie de países y se podría tomar
el poder pacíficamente o lo más pacíficamente posible; en otras
palabras, las masas nuevamente están haciendo su parte en cada unos
de los países, pero la dirección sigue siendo la síntesis de la
crisis de la humanidad, ya que el capitalismo es incapaz de
sostenerse sin el apoyo del reformismo.

En El Salvador, tras años de guerra de guerrillas y el traspaso del
FMLN a la conformación de un partido político, este año 2009 el
pueblo llevó combativamente al gobierno al FMLN, navegando contra el
fraude electoral preparado por la derecha. Esto es un parte aguas
histórico que anuncia una decidida acción de los trabajadores en la
defensa y a la vez exigencia del gobierno Funes. La población
trabajadora empujará a Mauricio Funes mucho más a la izquierda de lo
que se presenta hasta ahora, de no reaccionar, puede ser desplazado,
como sucedió con Lucio Gutiérrez en Ecuador. El pueblo trabajador
está atento y tiene muchas expectativas en un gobierno que considera
suyo. La política reformista en El Salvador y en todos los países, no
lo tiene fácil, se verá presionada por izquierda y derecha; la moneda
está en el aire acerca de la respuesta del gobierno FMLN, o más
precisamente de los distintos sectores de la dirección del FMLN. Un
sector intentará seguir dando muestras de colaboración con la
burguesía, tomando al modelo nicaragüense como referencia (aunque en
Nicaragua también existe un proceso de polarización y Daniel Ortega
puede virar hacia la izquierda); pero es probable que haya otro
sector que entienda que el gobierno está y estará atado y supeditado
al capitalismo, y que de no romper con el sistema y aplicar un
programa revolucionario con una perspectiva internacionalista, el
régimen entrará en crisis. La revolución venezolana puede actuar como
un eje de atracción para sectores honestos de la dirección del FMLN
en El Salvador y del FSLN en Nicaragua. Las masas pasarán la dura
prueba de desencanto del programa reformista, eso implicará un avance
para las fuerzas del marxismo.


El movimiento está a la ofensiva

En Honduras no existe un partido reformista de masas. A ojos de un
observador superficial, la revolución se montó en Zelaya, un
terrateniente adinerado, de manera inverosímil; pero la historia
conoce todo tipo de transformaciones y se manifiesta de las más
diversas formas. El Partido liberal aisló a Zelaya, quien no cuenta
con una estructura partidista, es su personalidad y nada más, sin
embargo, es posible que se den intentos de construcción de un partido
reformista en torno a su figura, esto está por verse y aún tienen que
pasar más acontecimientos. Lo que sí podemos decir con toda
seguridad, es que la oligarquía logró exactamente lo contrario a lo
que buscaba al derribar a Zelaya, es decir, no sólo no contuvo la
revolución sino que la azuzó, le abrió la puerta y desató el avispero
que puede contagiar el conjunto de la región e impulsar hacia
adelante a la revolución venezolana; ahora la oligarquía y el
imperialismo están tratando de "resolver" la crisis sin una derrota
humillante y por la vía "diplomática".

La única razón de esto, radica no en la fortaleza de la dictadura
sino precisamente en su debilidad. En este sentido, no deja de ser
sintomático el que la dirección del movimiento siga caracterizando la
lucha como una "lucha de resistencia". En realidad, el movimiento
está a la ofensiva y la dictadura -aunque ladre mucho y se
envalentone-, está a la defensiva. Los teóricos de la guerra explican
que un factor fundamental en la batalla, es la moral; es importante
transmitir al movimiento no un sentimiento de resistencia -que
implica de algún modo, que el contrincante tiene la ventaja-, sino
transmitir lo que en realidad se está dando el proceso en este
momento, es decir, una demostración contundente de la fuerza de los
trabajadores en las relaciones sociales y la lucha de clases.

La clave determinante será cuando el proletariado industrial entre en
escena, no como actores individuales, sino como batallones obreros
organizados en sus sindicatos u agrupaciones tradicionales. Eso
pondrá de manifiesto el poder real de la clase obrera sin cuyo
permiso, no se mueve una rueda, no suena un teléfono, no se enciende
un foco, no sale una gota de agua del grifo. Hasta ahora, los
principales sindicatos industriales aún no se han sumado totalmente a
la huelga, es el magisterio quien impulsa el paro nacional; pero en
San Pedro Sula, sin duda los obreros industriales están implicados;
en imágenes de Telesur se observan carteles de Choloma, que es la
ciudad de mayor crecimiento en el país, es la sede de un gran
porcentaje de empresas textileras, así como generadoras eléctricas,
de empresas ganaderas, de agricultura, avicultura, pesca, comercio, e
industria maquiladora. Con el arribo de las maquilas, la ciudad pasó
a ser un polo de desarrollo industrial, considerado como la segunda
ciudad industrial de Honduras, después de San Pedro Sula. El Frente,
debería poner especial atención y empeño en ganar a la huelga general
a los obreros de Choloma.

Además de la huelga general, otro punto central y determinante es la
solidaridad proletaria internacional: se está agitando en El
Salvador, Nicaragua y Guatemala para hacer manifestaciones en apoyo a
los trabajadores hondureños, la Unión Internacional de Sindicatos de
Trabajadores Públicos anunció acciones para respaldar la lucha que
los obreros hondureños realizan contra la dictadura de Micheletti, el
documento compromiso fue firmado en Brasil, donde se realizó el XI
Congreso de la Federación Sindical Mundial, que expresa el apoyo
unánime de 150 delegados de 50 países del mundo. Pero el elemento más
relevante es lo que está sucediendo en Venezuela, con manifestaciones
y declaraciones fulminantes por parte de Hugo Chávez desnudando la
estrategia y táctica del imperialismo y la oligarquía; Venezuela
puede ser un factor de unidad con Evo en Bolivia, al FMLN en El
Salvador, a Correa En Ecuador y a los sandinistas en Nicaragua -que
son parte del la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA)-, a
tomar acciones no sólo diplomáticas sino de manifestaciones de masas
en las calles, luchando contra la dictadura de Micheletti.

Hugo Chávez está jugando un muy buen papel haciendo llamamientos de
clase al ejército hondureño para que no disparen contra la población.
Esto es una posibilidad, a pesar de que parezca lo contrario, el
ejército puede partirse en líneas de clase, como antecedente, hemos
asistido a un hecho muy relevante: la policía se negó a reprimir a
los manifestantes el domingo 5 de julio, incluso no sólo no reprimía
sino que ayudaba a la logística del traslado de heridos, esto es una
muestra de la profundidad que está alcanzando la crisis
revolucionaria y a la vez demuestra su potencial y fortaleza, es
decir, el movimiento está a la ofensiva, está haciendo replegarse a
los golpistas; si Micheletti está entorpeciendo las negociaciones y
su canciller, Enrique Ortez, tuvo la osadía de llamar a Obama como
"negrito que no sabe nada de nada", es sólo porque están
desesperados, están aislados, no ha habido un solo país que apoye el
golpe, y aquí cabe un dicho de los griegos: aquél a quien los dioses
quieren destruir, primero lo vuelven loco. Si la dictadura está
aislada diplomáticamente no se debe a que de pronto la burguesía
internacional se volvió "democrática", se debe sí, a que de
instalarse los golpistas en un régimen enmascarado con las elecciones
de noviembre -que por cierto, Micheletti ha propuesto adelantar-, se
catalizaría y profundizaría el proceso de lucha de clases en
Centroamérica.

Las maniobras de Washington

La defensa de la "democracia" en abstracto, esconde muchos peligros.
Zelaya acude a Washington a entrevistarse con Hillary Clinton,
secretaria de Estado, quien designa a Oscar Arias, presidente de
Costa Rica, cuya representación en la Organización de Estados
Americanos (OEA), fue la única voz discordante y planteó la necesidad
de "negociar" con Micheletti. Aquí se está preparando una trampa,
cuya crónica podemos anunciar en términos generales:

Lo primero que tenemos que decir es que si de verdad Obama estuviera
comprometido con la "democracia" en Honduras, hubiese puesto a
disposición la base aérea de Palmerola para que aterrizara el avión
en el que viajaba Zelaya. Es lógico que no lo hayan dejado aterrizar
pues no quieren una derrota humillante del golpe de Estado; aunque
también es cierto que el hecho de que no haya aterrizado Zelaya, no
frenará la revolución, ya que sería tanto como querer tapar el sol
con un dedo, pues lo importante es lo que pasa en las calles con las
masas luchando y los motivos que los han llevado a luchar, así que el
factor Mel es meramente circunstancial, importante, defendible, pero
circunstancial.

Hay un sector del imperialismo que sabe que Micheletti no garantiza
más que extender la revolución a más países, que gracias al látigo de
la contra revolución, la revolución se puede a extender por todo
Centroamérica, es por eso que los golpistas no se pueden sostener por
mucho tiempo, además del factor de la caída inmediata de la economía
que está afectando a la inflación, el empleo y el consumo.

El imperialismo demuestra su debilidad al ser incapaz de invadir
directamente como lo hacía en el pasado. Una invasión directa
actualmente encendería toda Latinoamérica y Obama tiene, por ahora,
suficientes frentes abiertos en Asia como para hacer explotar una
bomba en América. El error del Pentágono fue minimizar la respuesta
de las masas ante el golpe. Micheletti no podría sostenerse 24 horas
sin el apoyo y financiamiento del imperialismo, pero a la vez,
mantener a los golpistas implica agitar a la región, por tanto, la
salida que buscarán será encausar la crisis por la "vía democrática";
ahora lo que intentan es que el gobierno surgido por el golpe se
mantenga por unos cuantos meses mientras convocan a elecciones y
justifican así un gobierno más fiel a Estados Unidos. Washington no
quiere a Mel de regreso a la presidencia y hará todo tipo de
maniobras para evitarlo. Esta es la hipótesis más deseada por el
imperialismo, sin embargo, hasta ahora, la última palabra la tienen
las masas. ¡Ni un gramo de confianza en la OEA!

El miedo más grande por parte de todos, incluido Zelaya, es a las
masas. Están tratando de "resolver" el conflicto a través de los
medios diplomáticos, no quieren que Zelaya se reinstale producto de
la presión de las masas, para al final intentar levantar en alto el
"Estado de derecho y la democracia", y decirle a las masas: "¿lo
ven?, no necesitan el socialismo, la democracia burguesa funciona
bien."

La oligarquía no quiere rendirse en medio de la tormenta, quiere
negociar su salida cuando vuelva a salir el sol. Las manifestaciones
de las masas no pueden convocarse permanentemente, así que la apuesta
por parte del imperialismo y la oligarquía será al desgaste de las
masas; según su lógica, eso abriría la posibilidad de un "acuerdo de
civilidad" -o algo así de eufemístico-, que permitiera una salida
intermedia que no implicara una derrota humillante para Micheletti,
ni un encumbramiento político de Zelaya.

Lamentablemente para el imperialismo y la oligarquía, su hipótesis
respecto al desgaste del movimiento no es la más probable, antes
bien, el movimiento se está extendiendo decididamente a más sectores.
En estos momentos, a doce días de estallado proceso, puede haber
cansancio -es lógico-, pero no hay desmoralización, todo lo
contrario. Si el movimiento se prolonga, tarde o temprano los
trabajadores tendrán que volver a sus provincias, eso es inevitable,
pero a la vez, el volver a sus provincias puede extender el
movimiento al conjunto del territorio y no sólo en las principales
ciudades.

Es necesario crear comités de base del Frente en todos los rincones
de Honduras, con representación elegida en asambleas democráticas
local, regional y nacionalmente. Es necesario coordinar y extender la
lucha a través de un órgano nacional que evite la dispersión, para
eso hace falta fortalecer la dirección centralizada democráticamente.

Los trabajadores están obteniendo conclusiones avanzadas, saben
perfectamente que tras Oscar Arias como mediador del conflicto se
esconde una trampa, que es el vocero y peón del imperialismo, eso sí,
cobijado de Premio Nobel de la paz. Está por verse si Zelaya
realmente negociará con Micheletti, o no. Pero lo cierto es que
recibirá enormes presiones por parte de Estados Unidos para lograr un
acuerdo. Las masas están comprendiendo que un acuerdo que implique el
no retorno de Mel a la presidencia, aunque salga Micheletti, sentaría
un precedente que podría repetirse en otras latitudes, por tanto, los
acontecimientos están haciendo que la consciencia de las masas,
estancada y atrasada por largos periodos, cambie dramáticamente
-incluso en cuestión de horas-.

Los sectores más decididos de los trabajadores no van a aceptar que
Mel negocie nada con Micheletti, mientras las barricadas y
manifestaciones persistan masivamente, Zelaya se verá presionado y le
será más complicado "justificar" la negociación. Pero, por otro lado,
Hillary Clinton colocó a Oscar Arias como intermediario, precisamente
para buscar que Mel tranquilice a las masas y así poder negociar;
está por verse si el imperialismo lo logrará, o no. Hay sin duda, un
margen de maniobra para Zelaya dada la enorme confianza que ha
recaudado estos días, además de que está y estará presente la amenaza
creciente de la represión por parte de la dictadura y la escases de
bienes de consumo básico, eso podría empujar a ciertos sectores de
las masas a "justificar" algún tipo de acuerdo. Al imperialismo le
urge un acuerdo, porque de seguir la dictadura todo saldrá más caro.
Así, si tarda en estallar la huelga general industrial y la
coordinación internacional que implique acciones directas de la clase
obrera, a través del desgaste del movimiento, con la represión y la
amenaza represiva, el imperialismo tratará de inseminar una cierta
división táctica en el movimiento. "¿Aceptar o no la negociación y
los acuerdos?". Se preguntarán los diversos sectores del movimiento y
la respuesta podría en un momento dado, no ser homogénea.

Pero este peligro puede evitarse si la dirección del Frente adopta de
inmediato una defensa internacionalista de la revolución hondureña y
se apoya decididamente en el movimiento obrero, nacional e
internacional. Cada hora que pase sin que el Frente fortalezca las
manifestaciones, bloqueos de carreteras, huelgas parciales, etc., con
la preparación consciente y organizada de una huelga general, así
como el llamamiento internacionalista a los obreros centro y
latinoamericanos, serán horas perdidas para los momentos decisivos de
esta heroica batalla. La "liberación nacional" depende de la lucha
internacional. ¡Adelante compañeros!

El factor de la dirección del movimiento

Desde dónde se vea, no es posible actuar de forma correcta en la
complicada ecuación de la revolución, sin comprender las
perspectivas. Una cuestión importante en primera instancia, es que
esta lucha no será corta, podemos decir incluso, que este periodo que
se ha abierto, apenas inicia. La lucha se extenderá por todo un
periodo incluso de años. Por tanto, es necesario comprender que esto
es un maratón y no una carrera de velocidad o fondo. ¿Qué pasa si la
estrategia de un corredor para los 42.295 km., es ir a la velocidad
de los 100 metros planos? La respuesta no requiere mucha descripción.
Lo más probable es que el corredor tronará irremediablemente. Los
revolucionarios hondureños deben prepararse para una tarea titánica
de largo plazo: destruir el Estado burgués y construir las bases para
construir un semi Estado o un Estado en extinción, acompañando a
través de la teoría, la explicación paciente y la intervención audaz
a los procesos de la clase obrera y el campesinado pobre, en sus
luchas y estratos de conciencia. Esto se dice fácil, pero en realidad
es algo que requiere mucha paciencia. Los activistas del movimiento
se enfrentarán a enormes presiones de lo inmediato, lo cual, si no se
tienen claras las perspectivas, puede provocar errores, desgaste,
cansancio y frustración.

Un punto fundamental, de vida o muerte de la revolución, es la
teoría. Cada desviación teórica tiene consecuencias, muchas veces
funestas, en la práctica. Por fortuna para el movimiento, existe en
el marxismo un verdadero arsenal teórico, un análisis detallado de
prácticamente todas y cada una de las revoluciones sociales desde La
comuna de París hasta nuestros días; eso otorga a los revolucionarios
honestos, elementos para poder trazar el programa revolucionario y
como derivadas: las perspectivas, los métodos, la estrategia y la
táctica. ¡No hay porqué empezar de cero! ¡Hay que aprovechar la
experiencia de otras revoluciones! Lamentablemente, la teoría de la
revolución, no es algo que se asimile rápidamente, es decir, la
construcción del partido no tiene atajos, cualquier atajo que trate
de evadir la larga, espinosa, ascendente y complicada etapa de la
formación de cuadros, estará condenada al fracaso o a la degeneración
oportunista. Como explica Ted Grant, sin la teoría marxista de la
revolución, la dirección estaría a merced de cada coyuntura episódica
y viraje de los acontecimientos según soplen los vientos favorables o
desfavorables, en vez de trabajar y explicar a la militancia el
significado de cada acontecimiento y enmarcarlos en las perspectivas
del movimiento. El marxismo siempre ha explicado que el oportunismo
es sólo la otra cara del aventurerismo; los dos nacen de una
apreciación equivocada de las circunstancias objetivas, de una
rendición ante el entorno inmediato. Sin una base teórica firme es
fácil sucumbir a un error tras otro y caer en una táctica
oportunista.

Cuando las batallas se dirimen en las barricadas, es muy complicado
atender las necesidades teóricas de la revolución. Pero, aunque el
ala marxista del movimiento hondureño se guíe por razonamientos
teóricos, la clase obrera aprende sólo a través de la experiencia de
los grandes acontecimientos, y esto se aplica también a los elementos
más avanzados y más activos. La mayoría del movimiento se guiará por
consideraciones prácticas y juzgará el movimiento de acuerdo a los
resultados obtenidos. Es por esto que uno de los retos de la
dirección radica en trazar correcta, oportuna y masivamente las
consignas que el movimiento necesita en cada momento.

La manera en cómo se están desarrollando los acontecimientos, puede
provocar todo tipo de giros, sobre todo ante la ausencia de un
partido que centralice y dirija la lucha del pueblo. El FNGE de
pronto se ha colocado como un director de orquesta, sin haber podido
ensayar suficientemente la sinfonía. Hay una enorme responsabilidad
sobre la espalda de los dirigentes del Frente, lo fundamental será
-como explica Ted Grant-, responder qué hacer, cómo y cuándo en
relación a los problemas planteados por la historia. Una dirección
revolucionaria no se puede improvisar y la ausencia de un partido
obrero de masas con una dirección marxista, sin duda, tendrá
consecuencias. Sin embargo, si el FNGE incluye en su estrategia una
política de independencia de clase e internacionalista, puede llevar
el movimiento hacia adelante. Una estrategia que incluya: uno, seguir
impulsando una orientación no conciliadora con la burguesía; dos,
basarse en los principios del internacionalismo proletario y; tres,
organizar conscientemente, desde la base de los sindicatos, una
huelga general que incluya al sector industrial. Estos pueden ser
tres factores fundamentales de éxito de esta heroica e histórica
insurrección revolucionaria a la que estamos asistiendo, aunque
incluso ganando esta batalla, no se habrá asegurado la victoria de la
guerra, ya que ésta coyuntura, es un primer episodio de muchos que se
escribirán en la revolución socialista hondureña.

El trabajo diplomático del ALBA en la OEA es importante pero no es en
sí mismo la solución, lo fundamental es lo que pase en las calles de
Honduras, es decir, el factor diplomático sólo puede ser un
complemento de la lucha en las calles. El FNGE debería hacer un
llamamiento a los proletarios del mundo para concretar huelgas de 24
horas coordinadas el mismo día a la misma hora, en defensa de la
revolución proletaria hondureña y contra los capitalistas locales en
cada país, contra la represión y la caída de la dictadura, este
llamamiento tendría un efecto inmediato en Venezuela y a la vez
empujaría el proceso venezolano hacia adelante. La huelga general en
Honduras podría ganarse a los trabajadores de los medios de
información, esto sería vital para la lucha, porque se podría
combatir el mar de calumnias contra el movimiento y el socialismo.
Los hechos en Honduras ayudarán a las masas del continente a sacar
conclusiones que cuestionen la democracia burguesa y traten de buscar
la salida en el internacionalismo proletario.

¡Ni un gramo de confianza en la OEA!

¡Huelga general para derribar a la dictadura!

¡La revolución hondureña está ligada a la revolución en Centro América!

¡Que el Frente llame a la acción directa del proletariado
centroamericano!

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