martes, 28 de julio de 2009

Frente el rostro descompuesto del tirano.

Frente el rostro descompuesto del tirano.
Manuel Villa Puzo

La Plaza de los Hombres Vivos

I

“Miles marcharon por las carreteras, miles por las montañas y los valles, miles marcharon cabizbajos, con los hombros caídos y arrastrando sus pasos, otra vez hacia la tierra, más callados que antes, verdaderos, ignorados, mas muertos. Iban tristes a sus tumbas porque ningún día en la historia de Honduras, los muertos estuvieron tan solos como en este.

Las aves volvieron a las cornisas de las iglesias, las montañas dejaron de temblar, retornó el agua cristalina a los sub suelos y los buitres regresaron en busca de carroña a las ramas de los árboles tranquilos.

Ellos sabían que llegaría el momento de volver, que volverían cuando tuvieran por aliados a jóvenes dispuestos a entregar su vida en la persecución de un sueño, cuando los sueños se transformasen en ideas capaces de vencer el odio, dignificando nuestro camino hacia la plaza de los hombres muertos”1.

II

“Ha caído la tarde en un libro que fue escrito con sueños, ¡es oscura la noche, la más oscura de todas!, pero los eslabones aumentan y las líneas, esperando que alguien las lea, están escritas en lo más profundo de las profundidades de la tierra, donde nadie puede borrarlas, donde el enemigo sucumbe, donde triunfan los hombres, donde los vivos y los muertos se encuentran engrandeciendo a todas las generaciones”2.

III

Miles marcharon por los parques y las calles principales, miles por las carreteras, miles por las montañas y los valles. Marcharon, con energía incalculable.

Los hombres y las mujeres cantaron al unísono, vivos, construyendo con su canto un puente hasta el origen de la historia, donde otros hombres y mujeres alcanzaron la inmortalidad con sus sueños y esperanzas.

Los vivos aprendimos de ellos que no hay razón para obedecer a los tiranos, que el futuro tiene nombre, que su nombre es pueblo, que las aves mueren cuando las botas del soldado dictan la cadencia de las marchas, que el aire pesa con el hedor de los disparos cuando se le permite al pensamiento único oscurecernos con su sombra.

Cantan los ancianos y los jóvenes, en cada rincón de Honduras, cantan las mujeres y los hombres, se ve en el horizonte la magnifica figura del mañana, como una bailarina de cristal, a través de la cual la luz se descompone en bellísimos colores sobre la plaza donde juegan nuestros niños.

¡Con piedras, con gritos, con cantos, con poesía y con graffiti, el pueblo de Honduras vive y clama la victoria frente el rostro descompuesto del tirano!

¡NO AL GOLPE DE ESTADO!

RESISTIR
RESISTIR
RESISTIR

villapuzo
Escritor y director de cine pobre.

Sin cita: 1 y 2, de La Plaza de los Hombres Muertos.

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