From:Enrique stola
http://www.clarin.com/diario/2009/07/20/elmundo/i-01961891.htm
LOS GRUPOS ECONOMICOS QUE PERDIERON CON ZELAYA
Los desplazados del poder, el detonante del golpe de Estado
Por:tegucigalpa. enviado especial
A FAVOR. MARCHA, AYER, EN SANTA BARBARA, A 200 KM DE
TEGUCIGALPA.
La versión oficial dice que el detonante del golpe en Honduras, el 28 de
junio pasado, fue la consulta popular que Manuel Zelaya intentaba realizar
para modificar la Constitución y perpetuarse en el poder con el apoyo de
Hugo Chávez. Pero, en verdad, las raíces de la asonada deben buscarse
mucho tiempo atrás, cuando el mandatario derrocado desplazó a antiguos
socios del establishment.
Zelaya había llegado a la presidencia en enero de 2006 por el Partido
Liberal. Durante su campaña, dijo que no aceptaría la ayuda de los grupos
económicos locales. "Pero todos saben que nadie llega aquí a la
presidencia sin contar con el apoyo de la decena de familias que controlan
el país y reparten el bacalao", comentó a Clarín un diplomático
latinoamericano que pidió reserva de su nombre.
La propia historia nacional ofrece una clave de cómo se manejan las cosas
en este pequeño país de casi 8 millones de habitantes. Honduras fue la
típica "banana republic" a inicios del siglo XX, cuando la Cuyamel Fruit
Company y la United Fruit se adueñaron de Centroamérica. Una red de
intereses políticos y económicos hizo que desde aquí se planificara el
golpe contra el presidente guatemalteco, Jacobo Arbenz, en 1953. Más
tarde, en los '80, Tegucigalpa fue vital en la lucha del Pentágono contra el
sandinismo y las guerrillas de El Salvador y Guatemala. La militarización
era de tal extremo que Honduras recibió entonces el mote de "un ejército
con país".
"Siguiendo la historia local, Zelaya logra el poder apoyado por sectores de
la agroindustria y a las manufacturas. En especial, el Grupo Continental fue
el que financió su campaña y lo protegió", dijo a este enviado el ex
viceministro de Economía de Zelaya, Julio Raudales. Una de las familias
claves en la historia es la de Jaime Rosenthal, quien dirige ese
conglomerado con intereses en la banca, la agroindustria y los medios. Al
principio, el compromiso de los Rosenthal fue tan marcado que tenían a
uno de los suyos, Yani Rosenthal, como ministro de la Presidencia. "Pero a
poco de iniciado el mandato empezaron las fricciones", comentó el analista
Efraim Díaz.
El primer choque fue con los importadores de petróleo, cuando Zelaya
introduce un modelo de compra de combustible por licitación internacional.
Aunque al principio lo toleraron, ninguna de las grandes compañías locales
del negocio estuvo luego de acuerdo. Allí interviene la propuesta de
Chávez que, a través de Petrocaribe, ofreció abastecer a Honduras de
combustible a precios subsidiados.
Otro roce ocurrió con las compañías locales que usufructúan franquicias de
"comida rápida", uno de los negocios más rentables, cuando Zelaya intentó
anular beneficios tributarios en un país con una altísima evasión."Zelaya
pierde el poder político que le daba su partido cuando empieza a tocar
estos intereses", dijo el diplomático consultado. Esa fuente citó las fuertes
pujas comerciales que generó la ley de Telecomunicaciones, vetada al final
por Zelaya, cuando firmas locales buscaron acaparar el negocio de los
celulares y el video cable.
Con un cuadro fiscal cada vez más grave, entre fines de 2006 y abril de
2007 se produjo el mayor divorcio con sus antiguos aliados. "Zelaya
desplazó entonces a ocho ministros y secretarios del Partido Liberal y
colocó a viejos amigos, que militaban en la izquierda en los 80. Allí se
relaciona con Chávez y provoca la repulsa de los otros grupos económicos
locales", comentó Raudales. La masiva oposición de la prensa se entiende
hoy en ese contexto. Según Elan Reyes Pineda, presidente del Colegio de
Periodistas, con su pelea con Continental, Zelaza "se echó encima a los
grandes medios" que acabaron por esmerilar su gestión ante una opinión
pública sesgadamente informada.
http://www.clarin.com/diario/2009/07/20/elmundo/i-01961889.htm
Apuestas
Pablo Biffi
La clave es el regreso de Manuel Zelaya al poder. En eso ha sido clara la
OEA y, con menos entusiasmo, la secretaria de Estado, Hillary Clinton. El
golpista Roberto Micheletti dice lo mismo, pero en sentido contrario. El
presidente de facto no es más que un fusible en los deseos del poder
económico y político que está dispuesto a todo, menos a que "Mel" regrese
para terminar su mandato. En ese marco, una renuncia de Micheletti sin el
regreso de Zelaya no destrabaría la situación, porque cualquier sucesor
será un férreo opositor a devolverle el poder al presidente depuesto. Así, es
posible imaginar sucesivas renuncias hasta llegar al presidente de la Corte
Suprema, Jorge Rivera, como último eslabón, "legitimado" además por la
visita que le hizo José Miguel Insulza. ¿Y si éste u otro adelantara las
elecciones y de allí surgiera un nuevo presidente? ¿Qué argumentos se
podrían utilizar para no reconocerlo? Se podrá alegar que fueron
convocadas por un gobierno ilegítimo ¿pero cómo se sale de un gobierno
de facto sno es con elecciones? Es posible suponer que los golpistas
apuesten a ganar tiempo y así llegar a los comicios de noviembre. Si eso
ocurriera, la OEA habrá sufrido una dura derrota y las amenazas de cisma
sobrevolarán por sobre su cabeza.
Enrique Stola
Buenos Aires, Argentina
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