martes, 21 de julio de 2009

La vocación golpista

From: Armando Daza

La vocación golpista
José Vicente Rangel

E l dicho popular es muy sabio: perro que come manteca mete la lengua en
tapara. No falla.
Pasa también en política. Ejemplo: la tradición golpista de Acción
Democrática se remonta al
18 de octubre de 1945. Por cierto, de eso ahora no se habla. Estudiosos
del acontecer histórico,
como el amigo Simón Alberto Consalvi, se hacen los locos con ese
episodio donde los adecos,
unidos a los militares liderizados por Marcos Pérez Jiménez, derrocaron
el gobierno democrático,
nacionalista, civilista, del general Isaís Medina Angarita. Los
biógrafos de Rómulo Betancourt
maquillan cuidadosamente el hecho que abrió, sin duda, el camino a la
asonada en la etapa
postgomecista y preparó el terreno para el golpe contra Rómulo Gallegos
y la larga dictadura
que lo sucedió. Caldera y Villalba también tuvieron devaneos golpistas.
Los justificaron
alegando que el régimen perseguía con saña a los adversarios y que el
sectarismo campeaba en el país.

¿Que Hugo Chávez dio un golpe el 4 de febrero? En efecto, sí lo dio. Ni
él ni nadie lo niega; y
entre las diferencias que uno observa en este episodio con la aventura
octubrista, está que
Chávez jamás ocultó su participación en el hecho y reivindicó su
carácter revolucionario.
Los adecos se jactaron del 18 de octubre durante algún tiempo, hasta que
fueron desalojados
del poder por otro golpe, el del 24 de noviembre de 1948. Pero luego
abjuraron a aquello
que presentaban como conquista popular y a las banderas de la "gloriosa
revolución de octubre".
El debate sobre los golpes, de uno u otro signo, militares,
cívico-militares, de derecha o de izquierda, está abierto y, obviamente,
procede.

Lo cierto es que quienes fueron precursores de la ruptura del orden
constitucional en 1945,
no renuncian a esa tentación. O para decirlo de forma más exacta: a esa
vocación.

Tan pronto el bipartidismo puntofijista fue derrotado electoralmente
-diciembre de 1998-,
por culpa propia, por su manifiesta incapacidad para dirigir el país y
su obscena corrupción,
comenzó a conspirar. Aún antes de que Chávez se posesionara se armó el
entramado subversivo.
Se justificó esa actitud aduciendo que el gobierno adoptaba politicas
contrarias al estatus congelado que había heredado.

¿Pero es que acaso Chávez no planteó en su campaña cambios sociales,
políticos e institucionales de fondo y
que asumíría el gobierno en términos revolucionarios? Es decir, que
estaba dispuesto a hacer
desde Miraflores lo que los adecos no hicieron pese a su inflamada
retórica revolucionaria.

Esa disposición a avanzar por la ruta del auténtico cambio social,
disparó la conspiración de los
poderes fácticos que culminaría en la aventura del 11 de abril de 2002,
el golpe a la industria petrolera,
los militares alzados de Plaza Altamira, la guarimba y el terrorismo. Se
puede afirmar, sin riesgo de falsear
a historia, que en el gobierno de Chávez -los 10 años que se le
enrostran para cuestionarlo-, no hay un
solo minuto sin que la oposición dejara de conspirar. Se trata de un
período donde impera la conspiración
continuada y sistemática. Eso que Francois Miterrand llamó "el golpe de
Estado permanente".

Toda la oposición venezolana -si hay excepciones, no las recuerdo- se
involucró en el golpe del 11-A.
Luego hubo ciertas aclaratorias. Pero lo cierto es que, por acción u
omisión, la clase política, el
empresariado, los medios, la jerarquía de la Iglesia católica, algunos
intelectuales, participaron en el
hecho o hicieron su apología. No he escuchado en el curso de estos siete
años una autocrítica seria,
sincera, sobre esa conducta. Por el contrario, lo que uno conoce es el
énfasis en la pertinencia de la aventura.
A veces, incluso, la exaltación de la impunidad de los responsables, con
la complicidad de las propias instituciones
de la V República y la permisividad del gobierno bolivariano. Como
siempre, polvo y lodo unidos.

El polvo de abril en Venezuela y ahora el lodo en Honduras. El
planteamiento es el mismo en Caracas y en
Tegucigalpa. Los resortes golpistas de hace siete años se reactivan,
pero la víctima no sólo es
Honduras: su efecto letal se extiende a toda la región y, por supuesto,
a Venezuela.

Basta escuchar la jauría.

LABERINTO

La reciente entrevista
de Hillary Clinton es esclarecedora. La euforia del canal golpista por
la primicia se esfumará, y en la
televisora se darán cuenta -más temprano que tarde- que el tiro les
salió por la culata.

Porque lo dicho por la señora Clinton devela toda una política. Coloca
las cartas sobre la mesa y operará,
sobre aquellos que se forjaban ilusiones con la presidencia de Obama,
como un disuasivo.

Sirve para recordar que el imperialismo siempre es el mismo. Tiene
diversos rostros, pero el contenido
esencial de su política no cambia...

Lo que dijo la Secretaria de Estado indica que a su gobierno le da igual
tratar con los golpistas y con
sus víctimas. Por eso la sugerencia de sentar en torno a una mesa al
presidente legítimo de Honduras y al usurpador...

Sobre todo si se cuenta con un comodín como el mandatario de Costa Rica.

Porque Arias es eso: sirve para todo, para aparentar apoyo al presidente
defenestrado de manera
humillante y para conciliar con la mafia cívil y militar que lo derrocó...

Hay más respecto a la entrevista de la señora Clinton: el guión. Sin
duda concertado entre la televisora y el
Departamento de Estado: tu me preguntas lo convenido y yo te respondo en
iguales términos, con
apariencia de objetividad y sin evidenciar compromisos. Salvo al final,
cuando la exprimera dama,
exsenadora y excandidata presidencial, cae en la trampa de asumir la
gorrita con el logo del canal -
nada menos que el canal comprometido con el golpe en Venezuela del 11-A
y con el golpe en Honduras del 28-J .

¿Ingenuidad de una política veterana o cálculo?...

En torno a la esencia de lo que ella afirmó vale la pena unas preguntas:
1) LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN: Opción, ¿asumirla como abstracción o como
realidad?
Si es como abstracción no vale la pena discutir porque todos estamos de
acuerdo que es un
derecho humano fundamental. Pero como realidad, ¿se pasea la señora
Clinton por unos
medios de comunicación cartelizados, controlados por poderosos grupos
económicos, que
sólo responden al interés de sus dueños comprometidos con la
desestabilización, y que derivan
en partidos políticos? ¿Puede esa libertad de expresión estar por encima
de la Constitución y
de las autoridades escogidas en elecciones libres?...

2) Relaciones exteriores de cada país:
¿Quién las define y ejecuta? La nación de la señora Clinton escogió
siempre sus aliados, incluyendo
los dictadores más criminales y ladrones, pero en sus palabras pretende
limitar el derecho de otros
países a realizar una política exterior soberana. ¿Tiene esta política
que subordinarse a lo que determine
EEUU? En tiempos de administraciones republicanas esa era la posición
oficial. ¿Es la misma con
Obama, y es palabra muerta lo dicho por éste en la Cumbre de
Trinidad-Tobago?...

3) La democracia:
Elecciones o gobiernos: En una novedosa teoría política, sacada de no sé
dónde, la señora Clinton
planteó el nuevo dilema consistente en desestimar el hecho electoral y
potenciar el acto de gobernar.
¿Ésto qué significa en el lenguaje de la Secretaria de Estado? ¿Que la
legitimidad proveniente del
acto de votar, es decir, del pronunciamiento soberano del pueblo, deja
de ser lo esencial, lo
determinante, y se le reemplaza por la supra evaluación de la acción de
gobierno, que puede
ser mala o buena? ¿Quién juzga? ¿La Casa Blanca con los criterios
sesgados que presiden
sus juicios sobre democracia, derechos humanos, terrorismo,
narcotráfico, corrupción? ¡Santa Hillary!.

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