miércoles, 1 de julio de 2009

Honduras. Nos duele en el alma

From: Alfa f

Compañeros Hondureños.

Amigos.
Hermanos.

Imagino lo que sienten y me produce escalofríos. Un país totalmente aislado, desinformado, perdido en las marañas rastreras y torpes de los sectores conservadores. En todos los medios de prensa, medios de los cuales los hondureños están privados, violando así un derecho primordial de cualquier ciudadano, es evidente que ningún país se tragó el cuento barato de la renuncia a la presidencia. Y mucho menos que lo que sucedió no fue un golpe de Estado o que los hondureños están felices y comiendo perdices con su nuevo presidente. No. A nivel mundial se han levantado actos de protesta casi sin precedentes. Las naciones al unísono rechazaron y rechazarán con vehemencia a los títeres gubernamentales que andan presentando funciones en la Casa Presidencial de Tegucigalpa. No hay gobierno que haya apoyado a Roberto Micheletti. Trataré de no repetir su nombre pues el sólo hecho de escucharlo mentalmente mientras escribo me produce indignación. Permítanme dejarle un nombre de títere; Pingüiñoño, puede ser. Él, quien no es más que el rostro de turno para que la derecha trate de manipular los hilos de un país empobrecido y explotado, sale sonriente en las entrevistas y acata
las órdenes de sus oscuros jefes. Los imagino en sus recintos discutiendo antes del golpe:

-¿Está seguro de seguir adelante?
-preguntó un hombre de anteojos mientras se tomaba un whisky a la luz de su cálida fogata en aquél centro de reuniones. (Aunque los hondureños hablan de "vos" lo suprimiré aquí porque puede llegarse a entender mediante esa manera de hablar que los personajes de este diálogo aún poseen sentimientos).
-Claro que sí -contestó otro sacando de su bolsillo el habano para fumar, siempre vigilando que no se le fuera a caer ni el celular, ni la billetera. La billetera era costosa, sin duda, pero no importaba mucho. Lo relevante allí dentro eran las ocho tarjetas de crédito que pagaba el pueblo quebrándose las espaldas mientras este fumador desconocido gastaba el dinero.
-¿Y si todo se nos sale de las manos? ¿Si el pueblo se vuelve una turba enardecida? -intervino un tercero mientras colocaba las llaves de su auto nuevo sobre la mesa.
-No sea p... Eso ya está listo. Cortamos los medios de prensa y las comunicaciones. Se les transmite en la televisión películas y dibujitos, todos contentos.
-¿Colocamos Rambo II de nuevo o High School Musical? -intuyó un personaje joven. Todos lo miraron con seriedad, se veía que no se había curtido lo suficiente con las artes oscuras del poder detrás del poder.
-Cállese -contestó el primero-. Eso es irrelevante. Aquí lo que interesa es que nadie sepa nada. De esa manera nosotros les decimos qué deben creer, qué deben saber. Nosotros les vamos a decir, como les hemos dicho siempre, quiénes deben ser.
-A güe...
-Insisto
-continuó el que jugaba con las llaves del auto-. ¿Y si algo sale mal?
-Nos desquitamos con el pueblo. Mandamos a los militares a las calles. Al fin y al cabo ellos también son pueblo. Que se maten, que se asusten, que teman. Si temen no van a querer hacer nada. El que es débil, torpe y ciego prefiere seguirlo siendo. Ahí van a decir que todo está bien y que tenemos la razón.

-¿Seguro?
-Hombre. Confíe en mí. Lo más duro va a ser el primer día. Deje pasar las cosas y que se vayan enfriando. Deje que la desinformación y el temor hagan el resto. Usted encárguese de las llamadas que le dije y de las cuentas del dinerito aquel...
-Claro, claro. Sólo me preocupa que muera mucha gente.
-Esas vidas no valen, carajo. ¿Y a usted de dónde le viene ese sentimentalismo?
-No es sentimentalismo. Es que estoy pensando en mi próxima campaña y
no quiero una mala imagen.
-Lo comprendo, esa sí es una excusa -dijo uno que por allí pasaba dándole un abrazo-. Por el momento las órdenes es que disparen al aire y lancen gas lacrimógeno. Si hay mucho revuelo por el gas, digan que era para erradicar la gripe porcina.
-¿Y al que vamos a poner en el poder, aguanta?
-Si no aguanta luego lo tumbamos y colocamos otro. Ustedes por ahora háganle creer que es importantísimo, que es imprescindible.
-Buenísimo. ¿Usted que hará mañana luego del Golpe? -preguntó el del whisky, a las alturas de su tercera copa.
-Unas cuantas llamadas. Tengo que dar una rueda de prensa luego, convencer a dos individuos y en la noche voy a una cena de celebración de lo más linda que tienen preparada en mi finca.
-¿En la del norte o la del sur?
-En la otra, en la nueva -respondió el fumador.
-Me apuntó... -estaba comenzando otro cuando entró un nuevo personaje a la sala.
-Buenas noches -dijeron al unísono todos mientras se levantaban de sus asientos.
-¿Cómo está, señor Miche...?
-Nada de eso -interrumpió el recién llegado-. Ya le dije que me puede decir Pingüiñoño a secas.

Y la derecha sigue; se ensaña con una sociedad que no para de sufrir. No sé hasta cuándo van a tratar de sostener este teatro dantesco. Lo cierto es que van a quedar en ridículo y espero que sean juzgados como los delincuentes y transgresores que son. Nada más, nada menos. Un aplauso sentido a los valientes hondureños que están en las calles, que gritan desde sus casas. Que se relevan ya sea frente a una computadora o en la tienda de la esquina. No se puede dejar de actuar cuando no queda casi nada por perder. Mañana Manuel Zelaya estará en los Estados Unidos, invitado con carácter de urgencia y respaldado por todas los países, todos,
(totalmente todos y valga la redundancia que aquí es trascendental); dirigiéndose al mundo desde el estrado de las Naciones Unidas. Mañana comenzará a sentirse en Honduras el repudio internacional a esta barbarie injusta. Espero que todo termine pronto y de la mejor manera. Y ojalá que estos desgraciados, allí donde estén cenando, sea la finca del norte, la de fulanito o la de perencejo, comprendan que su pueblo sufre y den la orden para detener al menos esta situación. Bien sabemos que ellos no se darán por vencidos jamás.

No sobra decirlo, pero nosotros, me incluyo hablando a nombre de un hermoso país al cual le tengo un cariño inmenso, nosotros tampoco nos daremos por vencidos jamás. Un abrazo fraterno, enorme, a todos los camaradas. Un abrazo que reconforta más que el aire acondicionado de un auto último modelo o un par de whiskys.

Un abrazo desde el alma.
¡Adelante Honduras, Adelante América Latina, Adelante!
Alfa.
Buenos Aires.
Lunes 29 de Junio. 2009.


"Los perros de la calle aprenden a temerle a los hombres de la calle y tienen toda la razón."
Alfa.

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