miércoles, 22 de julio de 2009

El otro muro y la vuelta del mesías

From:  Nelson Facundo

El otro muro y la vuelta del mesías
Por Nelson Arambu

“Lo que no esta en discusión: consulta popular, adelantar las elecciones, ni el perdón a los golpistas…”

El Muro de Berlín (en alemán Berliner Mauer), denominado "Muro de Protección Antifascista" (Antifaschistischer Schutzwall) por la comunista Alemania Oriental (la autoproclamada RDA) y a veces apodado "Muro de la vergüenza" por parte de la opinión pública occidental[1].

Es bien sabido por los conocedores de la historia de América latina, que los eventos que en este momento le mueven el piso a la comunidad mundial, en especial a este continente, como lo es el golpe de estado en Honduras; que tales actos ni son eventos aislados y mucho menos una novedad en esta región, que ha llevado a cuestas el compartir de este lado del charco, la devastadora historia del colonialismo que desde hace mas de 500 años ensaya con la virtud que es la ingenuidad de los pueblos sometidos por la mediatización, las armas y el analfabetismo; esto además de volvernos súbditos del control económico y político, nos ha condenado como región a vivir bajo el régimen nada mas “orientador las naciones desarrolladas o del primer mundo” pero que dichas sugerencias van mas allá del contexto orientativo y desembocan en condicionantes que determinan por mucho, la forma en como dirigimos el presente y como vemos el futuro de nuestros países. Sin embargo el pasado no es diferente y lo que es peor, el mundo no parece haber funcionado tan distinto antes de la situación que nos aqueja en el presente. Durante la intensificación de la guerra fría en Europa, que se torno en una guerra diplomática y la amenaza militar permanente, con un fondo muy definido por el conflicto ideológico con ejes políticos y económicos que emblematizo al “Berliner Mauer” como el símbolo de la separación del mundo en dos corrientes, que no solo permearian la política, la cultura y la economía sino la dinámica de las relaciones entre las naciones y que además muy al contrario de lo que muchos han predicado, no termino con la caída el muro, sino que continuo mas allá y sutilmente mantuvo una guerra mediática hasta condenarnos a repetir la misma historia dolorosa que quisimos enterrar con las mediaciones y posteriores convenios de firma de paz, de los que hasta el día de hoy no hemos gozado mas allá de el sabor teórico e ilusorio del final de las diferencias y el fortalecimiento de eso a lo que muchos llaman “democracia”.

En los 80s el papel vergonzoso de Honduras y Costa Rica que fuera determinado no por el pueblo, sino por los grupos de poder, los intereses particulares y las intervenciones posteriormente evidenciadas de la CIA, en Centroamérica a fin de controlar los avances del “comunismo” y asegurar en el continente la permanencia de la “democracia” según ellos lograda a través del cerco geopolítico fundamentalmente por medio de la invasión, sumisión, ataque armado y persecución de las naciones “comunistas de América”, tanto así que muy poco se ha escrito de la realidad del “dolo latinoamericano” durante la época en donde las perdidas de vidas en esta región se contabilizaron apenas como se contabilizan hoy las perdidas o ganancias en la bolsa de valores por la crisis económica mundial. Hoy parece que repetir los errores del pasado mas que una acción inconsciente es el resultado de la formula política determinada por el capitalismo y con lo difícil que puede ser reconocer ha sido sostenida por la inestabilidad y divisionismo que caracteriza a la izquierda y las revoluciones sociales que no logran después de muchos años traducir en lo concreto al desarrollo humano en características irrefutables de la necesidad que tienen nuestras sociedades de caminar hacia mejores condiciones de vida para los que no gozan en pleno siglo XXI de acceso a derechos básicos, alimentación, educación, vivienda digna y salud, entre otras.

El caso del golpe de estado en Honduras (por que hay que llamar a las cosas por su nombre) no es mas que el símbolo de la falta de cohesión social, de las desigualdades y de lo que es peor aun del fracaso de las democracias en países, en donde por obligación antes que pensar en el derecho a elegir representantes de los poderes del estado, es indiscutiblemente necesario crear las condiciones básicas, que permitan a los pueblos, tener la capacidad de pensar con libertad y reconocerse a si mismos con el derecho a decidir su propio destino; pero esto por razones obvias seria para quienes gozan del poder, un accionar contraproducente con el modelo económico que desde hace muchos años aseguran que la libre empresa y el papel de las corporaciones, es el único camino hacia la erradicación de la pobreza, puesto que este modelo depende justamente de esas desigualdades, pues si todos fueran ricos o la distribución de los recursos fuese equitativa, poco o nada tendría sentido en la libertad del modelo capitalista si todos fueran tan iguales que no habría entonces quienes por necesidades de sobrevivencia y menguar el hambre, se sometieran casi “voluntariamente” a ser explotados y asaltados en su raquítico acceso a recursos para mantenerse respirando oxigeno, que hoy por hoy es también un recurso del cual descaradamente disponen las naciones del primer mundo y que aseguran que para garantizar la vida en el planeta, basta con repartir el derecho a las emisiones de gas invernadero que son el asesino y enemigo de la biodiversidad del planeta.

Si trazamos una línea en el tiempo y nos vemos como sociedades en retrospectiva, entenderíamos entonces que lo que hoy vive un país centroamericano, no es ni por sátira distinto de lo que estas sociedades ya han vivido en el pasado, pues la dinámica de cómo se suscitan todos y cada uno de estos hechos delictivos de los grupos fácticos, son el resultado de la misma “estrategia del miedo al terrorismo” cuya génesis no son los acontecimientos del 9/11, sino que forman parte de toda una conspiración política y económica en contra de los cambios sociales y en particular contra la libertad de pensamiento, pues de avanzar el pensamiento critico, estaría en peligro la tenencia del poder y el control de los recursos, la estabilidad religiosa y el poder armamentista,  y que en consecuencia aseguraría el inicio de la verdadera igualdad que por razones obvias lapidaria las ambiciones de los que quieren tener mas de lo que tienen y tener mas que los demás, pues mantener el status quo es la prioridad del modelo económico capitalista.

De lo anterior el aparecimiento o reaparición de los mesías, tampoco son novedades circunstanciales, pues la historia se repite con algunas variantes muy simples, pero con los mismos actores; la CIA, la intervención militar estadounidense, la lucha ideológica entre republicanos y demócratas en los estados unidos, la guerra contra la consolidación de los movimientos civiles en América latina, “el fantasma del comunismo”, la capacidad indiscutible de la gobernabilidad con sentido social que para ser, tiene que limitar la concentración de la riqueza en los pocos que tienen mucho e invertir en los muchos que tienen poco; puesto que es el único camino para erradicar la pobreza y sostener una sinergia social que no nos lleve al polarización ideológica y posteriormente a la descomposición de la sociedad y lo que es peor a guerras civiles, cuya nicho no lo son ni han sido los “personajes emblemáticos” sino el hambre, la pobreza y el subdesarrollo; en consecuencia el caso golpe de estado en Honduras es por ello mas que una lucha interna, un símbolo de la lucha de poderes en América latina, pues de entre los posibles escenarios tenemos los tres mas próximos que son a toda mirada casi imposibles de evadir; pues por un lado si los poderes fácticos se quedan en el poder y no superamos el incendio de la indignación instantánea, daríamos pie a repetir las vivencias y consecuencias de no respetar el mandato popular en el cual se sustenta al menos en teoría la democracia y por ende, los llamados sometidos tendríamos que asumir por indignación o por falta de alternativas a la insurrección como único camino para conquistar los derechos; el segundo donde juegan un rol estelar los mesías como el señor Oscar Arias, confiar en una negociación que descaradamente se burla del clamor social, puesto que permite la negociación de la ley y la justicia vulnerando a toda costa la dignidad y el rol participativo del pueblo, pues “negociar el crimen golpista” es igual a negociar el narcotráfico, los asesinatos, la xenofobia y racismo, la violencia, el crimen organizado, el hurto, las guerras y los derechos, que por razones simples sabemos este tipo de negociaciones jamás estarán apegadas a la ley esta manía de repartirse los castigos por un crimen y lo que es peor “ganancias y premios por la violación de las leyes y la justicia; y el tercer escenario el mas inevitable de todos, la ruptura de la frágil democracia que gracias al golpe de estado, desarmo la credibilidad en las instituciones del estado y que propone un reto mas grande que escalar el Everest, garantizando a ciegas que después de este evento oscuro y vergonzoso, los procesos electorales mas próximos carecen de apoyo popular, de credibilidad, de sustancia en la base de la sociedad y que resarcir las heridas en el cuerpo social, no será en el futuro, mas que un intento mal logrado de “reconciliación y arrepentimiento” pues el pueblo querrá que se le pida perdón y se reconozcan las muertes que ha puesto y si esto sucediera los golpistas estarían reconociéndose así mismos como criminales y esto seria aun mas devastador para sus intereses económicos y políticos.                                                  

Por ello la frágil sensatez que hasta hoy nos había permitido considerarnos así mismos como estados con libre determinación, también nos coloca frente a las mentiras y nos obliga a reevaluar nuestro comportamiento como sociedad y mas allá, escudriñar en nuestro pasado, para entender por que razones llegamos al punto en donde a cuenta de “valores cívicos” mas parecidos a “crímenes cívicos contra la humanidad” se vuelve absolutamente necesario reconocer que nuestro marco legal como nación, no nos puede salvar de los criminales, puesto que la valoración de la legalidad de los actos desde los gobiernos, no han dependido exclusivamente del marco teórico, sino mas de la interpretación a conveniencia de quien posee el poder; para muestras tenemos en el caso de Honduras, sucesos sistemáticos de “justificaciones de crímenes” en base a ley; ejemplos como los cambios en la constitución para permitir como candidatos presidenciales a quienes ya gozan de cargos públicos y que además asignando recursos del estado han sostenido sus propias campañas para cargos de elección popular; la intromisión de los grupos religiosos en la política, vulnerando la obligatoriedad de que para participar en política es necesario el estado seglar, la reelección periodo tras periodo de los diputados de la cámara legislativa que violento la alternabilidad de la gobernabilidad y la participación de los relevos generacionales en la política; la violación al principio de nacionalidad para optar por cargos presidenciales, mas reciente la suspensión de las garantías constitucionales a la población civil y un sin numero de acciones que han no solo violentado sino reducido la constitución de la republica a vaga teoría legal, expuesta a la irreverente clase de poder económico, que es hoy la principal responsable de la crisis política y social del país.

Sin necesidad de nuevos discursos es fácil identificar nuestra debilidad como sociedad, pues al no ser democracias participativas el pueblo no posee la herramienta jurídica que le permita tener más control de las decisiones trascendentales para el país; por ello volviendo al papel del o los mediadores, es urgente, levantar la voz  para defender aunque a estas alturas parezca indefendible, el derecho de los pueblos a la autodeterminación pero en el sentido practico, es decir que en aspectos como los relacionados a consultas populares, asambleas constituyentes y penalización de los que atentan contra el estado de derecho, no deben prevalecer los intereses particulares sino los de un pueblo en su conjunto y que el llamado de atención mas importante al gobierno de los estados unidos, es que no tienen la moral para hablarnos de democracia si continúan siendo participes de los atentados a la demanda popular y en consecuencia no pueden al menos ética y moralmente construir nuevamente otro muro en este caso virtual y político; como el construido en la frontera con México, utilizando a Honduras como su laboratorio para probar sus poderío armado y su guerra contra las ideologías de liberación social en América latina.

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