From: Cande Reyes
Amigos,
Algunas impresiones personales escritas a partir de las informaciones
y emociones que me comunican diariamente desde sus surrealistas y
ansiógenas vivencias.
Les quiero, cuídense.
Arnaud
¿Hacia una solución diplomática?
Las primeras vías diplomáticas se agotaron con el regreso de Insulza y
-del avión- de Zelaya, pero el baile internacional está bosquejando
nuevas salidas al impasse hondureño. ¿Con que finalidad y
compromisos?, ¿golpear a los golpistas, negociar impunidades,
organizar elecciones anticipadas, establecer un gobierno de
transición, defender la Democracia?
Afortunadamente, índices de diálogo reaniman esperanzas silenciadas
por un fin de semana que no milita por una rápida y pacífica retirada
del poder usurpador.
¿Hacia una intervención militar internacional concertada?
Como las otras instancias panamericanas, la OEA, firme en sus
declaraciones, no cuenta con la atribución de preservar o restaurar
democracias por el despliegue de fuerzas militares regionales.
¿Un tribunal internacional? De lo que recuerdo, ningún derecho o
tribunal transnacional logró derrumbar a dictadores y gobiernos de
golpistas “en función” (Birmania, Tailandia…).
¿La ONU? Lo más factible, en teoría. Pero la historia reciente muestra
las limitaciones de sus intervenciones que, hasta en casos de guerras
civiles o entre naciones, no evitan que sus cascos azules queden
simples testigos de los acontecimientos, inclusive de las perores
atrocidades contemporáneas (Ruanda, ex Yugoslavia…).
A no ser que China y los otros miembros permanentes del Consejo de
Seguridad entren en una cruzada en pro de la paz y la democracia, una
intervención militar internacional concertada no parece ser una
alternativa factible a las negociaciones diplomáticas.
¿Hacia una intervención militar internacional no concertada?
La crisis tomaría otro rumbo… ¿Qué nación puede arriesgarse a saltar
la frontera de la intimidación e involucrar abiertamente tropas sin la
aprobación de la comunidad internacional? ¡No estamos en Irak!
¿Hacia sanciones económicas y diplomáticas?
Probablemente. Las posturas de la comunidad internacional, junto a su
incapacidad a dotarse de mecanismos transnacionales que preserven
eficazmente intereses y valores que no sean económicos, deberían
llevarla a tomar nuevas sanciones económicas y diplomáticas en contra
del gobierno golpista. Pero, ¿a quien perjudicarán más?, ¿al gobierno
de facto o a la democracia y los hondureños?
Solas, estas sanciones debilitarán y aislarán al país; no derrumbarán
a los impostores. Les dará más bien un precioso tiempo. El tiempo de
consolidar su gobierno de fantoches, de modelar la excusa universal a
los males de una Honduras magullada y, junto a un discurso único,
maniqueo, “virtuoso”, disparado día tras día a una masa aterrorizada y
carente de consciencia democrática, de encarnar las esperadas
“seguridad, libertad y estabilidad nacionales”; el bien frente al mal,
con la vergonzosa bendición del payaso vestido de rojo.
Las semanas que pasan legitimarán un gobierno civil “impuesto por
militares, cierto, pero para expulsar a un presidente que violaba la
constitución”, que tuvo matar, “¡lastima!, pero para proteger una
soberanía nacional amenazada por Chávez” y que organizará elecciones
“libres” para Jacksonear su imagen. Las ganará bajo la supervisión de
numerosos observadores internacionales y, dentro del aceptable tumulto
ocasionado por unos irreductibles, el proceso electoral será
calificado de “transparente”.
El Happy end democrático pondrá fin a un lamentable paréntesis.
¡Duermen en paz hondureños! y el mundo volverá a olvidarles… hasta el
próximo huracán democrático o natural.
Desafío para hoy.
¿Saldrá un nuevo Gandhi, un nuevo Morazán? ¿Nueva raza de conejos de
la chistera diplomática? ¡Mejor que sea luego!
El macabro contador está abierto y el tiempo juega en contra de la
democracia. Actores pueden electrizarse y, una vez aplastado entre
grupos de revueltos que no descansan en almohadas de bayonetas y
paramilitares, sicarios, escuadrones u otros ángeles del desorden
establecido, el pueblo puede cansarse de las banderitas y palomas
blancas.
Presiones diplomáticas, sanciones económicas, aislamiento, buceo de la
Inteligencia… las viejas recetas suelen ser las más eficientes con el
apoyo de un poderoso y experimentado Jefe de cocina.
Tío Sam, ascienda tu empolvada estatua, sacude el mantel de tu jardín;
estas hormigas pican. Júntate con firmeza a la comunidad regional e
internacional para imponer el retorno del orden constitucional, del
estado de derecho y del presidente electo. Sembraste desorden en esta
tierra, ¡hoy, le debemos Libertad!
Cariños,
Arnaud
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