martes, 7 de julio de 2009

AMERICA LATINA YA TIENE UN CARDENAL GOLPISTA

De: Juan Antonio Mejía Guerra

Las fuerzas oscuras de América Latina resurgen del fango de la
historia y como ángeles apocalípticos los otrora jerarcas militares
responsables de haber desaparecido personas en los ochentas y
noventas en Honduras cobran vida legitimados moralmente y presentados
como tiernas ovejas por el cardenal golpista Oscar Rodriguez.
No es la conferencia episcopal de Honduras la que es golpista.
Golpistas son el cardenal Oscar Andrés Rodriguez y su testaferro
acomodado como obispo auxiliar de Tegucigalpa. Monseñor Luis Santos,
de la diócesis de Copán, se ha plantado proféticamente al lado de los
pobres en fidelidad al evangelio desde mucho antes de que ocurriera
el golpe de estado que bendice el cardenal Rodriguez.

Monseñor Garachana y Rómulo Emiliani no han vendido su palabra a los
empresarios de la poderosa ciudad de San Pedro Sula. Su silencio -
cotejado con sus acciones diarias en sus trabajos pastorales y
particularmente de pastoral social- demuestra que no se dejaron
atrapar por el circo publicitario que los diputados y empresarios
golpistas nos metieron un par de meses antes del fatídico 28 de
junio.

Los obispos de procedencia extranjera que pastorean las diócesis del
sur, de Yoro y de Olancho tampoco fueron payasitos que se exhibían en
los noticieros de Televicentro y en las páginas de Diario La Prensa y
El Heraldo. Aunque ellos se han nacionalizado es claro que tampoco
pueden expresarse libremente porque en cuanto vayan contra la
corriente oficial del golpismo serían tildados de agitadores
irrespetuosos de la idiosincracia hondureña, como ya ha sucedido en
ocasiones anteriores. Y el cardenal se aprovecha de esta situación
para erguirse como la voz única de la Iglesia hondureña.
Hace algunos años, cuando la conferencia episcopal de Honduras era
presidida por algún otro obispo, la conferencia era más vital, llena
de vida y de esperanza, y su palabra tenía más presencia en el
acontecer nacional. Sin embargo, desde que el cardenal asumió la
presidencia de esta conferencia el silencio fue volviéndose la
característica principal de los obispos de Honduras. Ahora es raro
que los obispos se expresen como conferencia episcopal. La única voz
que siempre es consultada por los medios de comunicación para hablar
de temas sociales es la del cardenal, cuya palabra se convierte de
inmediato en palabra de la Iglesia, y no debe ser así.
Tengo entendido que ningún obispo -a excepción de los de la diócesis
de Tegucigalpa y de Comayagua- firmó el documento leído por el
cardenal Rodríguez en el cual bendice el golpe de estado. Parece ser
que los obispos fueron contactados vía telefónica pidiéndoles su
consentimiento para emitir un comunicado sobre la crisis actual y
ellos accedieron pero nunca se imaginaron la magnitud de lo que el
cardenal tenía en mente proclamar.

No sólo Honduras debe preocuparse por los últimos acontecimientos.
También América Latina se exaspera ante el levantamiento impertinente
del cardenal Rodriguez que, cual Saruman, procede desde ya a bendecir
los golpes de estado en nuestro subcontinente. Si esto hace siendo
cardenal ya podemos imaginarnos adonde podría llevarnos siendo papa
algún día. Sin duda alguna el cardenal Rodriguez sueña con el retorno
de Benitos Mussolinis para que le den más concesiones a la Iglesia a
cambio de callarla y utilizarla para bendecir los crímenes que los
fascistas cometen contra sus pueblos.

No hay que dar tregua a los jerarcas traidores del pueblo de Dios. Lo
primero que tenemos que reclamarles es por qué hablan a nombre del
pueblo si no es al pueblo al que representan. El Cardenal Rodriguez
representa a la oligarquía y sus movimientos eclesiales enajenantes.
Que hable por ellos si así lo desean pero que no lo haga en nombre
del pueblo cristiano de Honduras, que mucho antes que él fuera pastor
aprendió a proclamar la fe cristiana y defender la justicia que esa
misma fe exige. El pueblo ama el Reino y busca la justicia, el
cardenal no.

Desde lo más profundo de mi fe cristiana y católica le pido al
cardenal que no hable en mi nombre ni en nombre de mi pueblo
sufriente. Los cristianos y cristianas tenemos derecho a expresar
nuestra propia voz o ¿será que el cardenal también tiene miedo que
Mel ponga una cuarta urna preguntando al pueblo cristiano si está de
acuerdo con las actitudes de algunos jerarcas católicos?
No pertenezco a la diócesis del cardenal Rodriguez y por tanto no le
reconozco como pastor, pero si así fuera estoy seguro que desde lo
más profundo de mi corazón y sin contradicción alguna me proclamaría
ateo por la gracia de Dios. Jesús proclamó el Reino y lo que nos vino
fue la Iglesia. La Iglesia anunció a Jesucristo, no a cardenales
vendidos a la oligarquía. Amo y respeto a los pastores del pueblo de
Dios pero no debo obediencia a cardenales que por unos pocos pesos y
prebendas de la oligarquía son capaces de vender la feligresía y
someterla a los designios de la oligarquía.

2 comentarios:

  1. Gracias a Dios no es necesario dejar nuestra iglesia porque existen hombres que si supieron seguir el camino de cristo, como Monseñor Romero, el padre Guadalupe, lo muertos de la UCA en El Salvador y otra gran cantidad de curas y laicos, y a monseñor Rodriguez que tenga la plena seguridad que Dios lo perdonara, pero el pueblo esto jamaz lo olvidara.

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  2. muy buen comentario por este medio nos damos cuenta de la verdad, adelante dios esta con Honduras.

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